Faltan menos de 90 días para que llegue a su fin el 2024, un año muy duro en términos económicos para los argentinos. Entres las dudas que aparecen para los próximos meses, antes del comienzo de 2025, es si la actividad económica cambiará definitivamente del ciclo recesivo; si la administración de Javier Milei sostendrá la mayor parte de los controles cambiarios; y si la tasa de inflación perforará el piso que encontró en mayo y consolida la desaceleración.
¿Cuál es la situación que exhibe la economía en el último trimestre? Aunque aún faltan datos por conocer, la economía ingresa con una actividad que todavía no confirma un cambio de ciclo que indique una tendencia de recuperación vigorosa. Julio, a través del EMAE, había mostrado un crecimiento intermensual marcado (1,7%), pero los indicadores anticipados de agosto dan cuenta de que podría haberse interrumpido ese momentum. Los salarios recuperan parte de lo perdido en los primeros meses del año y el consumo aún sigue resentido.
La salida de dólares por el turismo enciende luces de alertaPara las consultoras, “el escenario de una recuperación en ‘V’ queda descartado. Para lo que resta del año proyectamos un sendero de crecimiento débil, con subas y bajas y una amplia disparidad sectorial. Particularmente para agosto, los indicadores de avance no fueron tan positivos como en julio, específicamente los relacionados con la industria y la construcción (que venía de una racha de meses de recuperación)”, consignó un artículo del portal Infobae.
Por su parte, Natacha Izquierdo, directora de Operaciones de Abeceb, dijo que “se espera que durante el cuarto trimestre la actividad consolide la tendencia de recuperación iniciada en el tercer trimestre” algo que estaría motorizado por “un mayor dinamismo del mercado interno y la continuidad en la demanda desde el sector externo”. “La industria dejaría atrás el piso alcanzado en julio y consolidaría un sendero de leve recuperación luego de la caída en la demanda y la reducción de stocks registrada a lo largo del año. Se estima una recuperación en las ventas destinadas al mercado interno en sectores como el automotriz y la construcción”, agregó.
Respecto al consumo masivo, en tanto, la economista de Abeceb aseguró que “se estima una recuperación ante la mejora en los salarios reales (aumentarían 2,3% entre el tercer y cuarto trimestres), menor impacto del ajuste de precios relativos sobre el ingreso disponible y mayor difusión del crédito, que crece 63% para empresas y 49% a personas, luego de los mínimos alcanzados a principios de año. Esto impulsaría en un primer momento la demanda de bienes durables, mientras que luego impactaría sobre el resto de los bienes de consumo masivo”.
Cepo e inflación
Los indicadores financieros, especialmente en los últimos dos meses, le dieron algún respiro al Gobierno tras un segundo semestre complejo. La puesta en marcha de la fase 2 de política monetaria que cortó a cero la emisión de pesos, con mayor intervención en el mercado paralelo del dólar y en conjunto con otras medidas como el blanqueo de capitales, la moratoria impositiva y el plan para pagar por anticipado cinco años de Bienes Personales conformaron un menú que hizo aflorar la oferta en los dólares financieros y bajar la brecha cambiaria.
Los bonos mejoraron y el riesgo país, todavía alto, cayó desde los picos que había tocado a mediados de año. Una pregunta que sobrevuela el mercado es si el Gobierno aprovechará un clima más relajado en el frente financiero para activar, aunque sea de manera sorpresiva, un desarme más contundente de los controles cambiarios o si esperará que se cumplan otras precondiciones. Por lo pronto, la negociación con el Fondo Monetario Internacional parece avanzar en cámara lenta.
Consultatio Financial Services analizó en un informe a clientes que “el levantamiento del cepo (liberar restricciones de crecimiento) comienza a volverse una necesidad no sólo económica sino también política: ante la estabilización de la inflación, el electorado comienza a reordenar sus prioridades y la reactivación de la economía gana preponderancia. Para llegar a las elecciones de medio término con una buena imagen, la reactivación de la economía se convierte en una necesidad”.
Un guiño para el Gobierno podría llegar desde el frente externo. “En el mundo desarrollado la sintonía es la misma: la preocupación respecto de la inflación cedió terreno vs el nivel de actividad y los principales bancos centrales empezaron ya a recortar tasas. En China, esta semana conocimos varias medidas de estímulo de magnitud considerable. El conjunto de estas medidas (baja de tasas, debilitamiento del USD, repunte en el nivel de actividad global) debería tener impacto sobre precios de las materias primas y flujos de capitales hacia mercados emergentes”, planteó Consultatio.
Javier Casabal, de Adcap Grupo Financiero, dijo que “el arranque de octubre trae la novedad de que el Banco Central tiene que hacer frente a pagos de importaciones bastante más altos que lo que se venía haciendo” lo que implicará para las arcas “una presión particularmente fuerte”. “Empieza a lucir bastante posible esta idea de que podés perder U$S2.000 millones durante octubre. Ahí es donde probablemente el mercado se va a poner un poco más nervioso, el contado con liquidación debería reaccionar y los bonos deberían bajar porque cae la capacidad de pagos para enero y julio”, observó.
Por otra parte, como parte auspiciosa el economista resaltó dos elementos podrían ayudar en la última parte del año: si el blanqueo continúa aportando divisas -por el momento hacia la cuenta de depósitos en dólares y constitución de encajes en el BCRA- y la cosecha fina, más cerca de fin de año. Eso implicaría “una disponibilidad mayor de dólares”.
En tanto, la inflación asoma en septiembre por debajo del 4% mensual tras cuatro meses consecutivos en esa zona, lo que había marcado un primer piso duro de perforar para el plan económico. En el noveno mes del año el efecto del recorte de alícuotas de impuesto PAIS habría hecho caer el IPC mensual al orden del 3,5 por ciento, según estimaciones de consultoras privadas.
Las consultoras que miden inflación de manera habitual dieron a conocer en las últimas horas las proyecciones finales de septiembre, con los datos de los últimos días. Así, OJF y Asociados, por un lado, estimó que su medición de inflación de septiembre fue de 3,2% mensual, lo que implicaría 201,4% respecto de un año antes. La inflación núcleo, otro dato relevante para conocer la velocidad de los precios que no están regulados ni son estacionales, fue de 2,6% para el estudio de Orlando Ferreres.