Ingresamos en una era de verdadera revolución. El conocimiento, los técnicos y científicos que un país pueda generar en los próximos años, será la herramienta de desarrollo, más importante que la tenencia de gas, petróleo o litio. No es casual que nuestros mejores científicos emigran con ofertas de sueldos y calidad de vida que hoy argentina, miope una vez más les niega. Este gobierno conservador, acaba de cerrar la escuela de pesca en Mar del Plata y anular el desarrollo del Carem, una usina nuclear de bajo costo, ya casi lista, que muchos otros países quieren construir. Nuestro centros de investigación científica como el Conicet, creado por Houssay, con 180 centros de investigación, la Comisión Nacional de Energía Atómica, el INTA, el INTI, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, el Invap, entre otros, son el corazón del desarrollo de nuestro país y a la vez se nutren de la calidad de la educación universitaria. No es casual que nuestra UBA tenga tres premios nobel en Medicina. Lamentablemente por la miope visión de nuestros políticos y el desfinanciamiento de la educación gratuita que viene desde hace muchos años, perdemos permanentemente a nuestros mejores cerebros que buscan salarios dignos, calidad de vida. y estabilidad para poder dar continuidad a las investigaciones que Argentina no ofrece. Nuestras universidades gratuitas son la única herramienta de movilidad social ascendente que le queda a los argentinos, que por formación no se resignan a perder. Debemos proteger a nuestro capital humano, a nuestros técnicos, científicos y docentes y a nuestros chicos que no quieren un futuro de miseria y exclusión, en un mundo que privilegia el conocimiento. África es un continente rico en petróleo, minerales y piedras preciosas, pero con una población aplastada por la miseria, como herencia de la colonización europea. No seamos África, protejamos a nuestra gente.
Esteban Tortarolo
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