Luciano Brandán, hijo de Miguel “Sapo” Brandán (ex jugador de Atlético Concepción y La Florida entre otros equipos), está siguiendo los pasos de su padre en el mundo del fútbol. Pero, claro, forjando su propio camino. Con 19 años, el joven delantero arribó a Atlético Tucumán luego de jugar tres años en Quilmes.

Desde hace dos meses quedó habilitado para jugar la Liga Tucumana, una situación que surgió después de atravesar un largo periodo de inactividad producto de problemas con su pase. Luciano admite que, si bien comparte algunas características futbolísticas con su padre, su estilo en la cancha es distinto, más enfocado en el ataque.

Y lo que dice es fácil de corroborar. Desde su debut liguista, lleva seis goles en misma cantidad de partidos. El lunes, cuando el “Decano” goleó a San Lorenzo de Delfín Gallo, “Sapito” se despachó con un póker de goles. “Fue la primera vez que hice cuatro goles en un partido,” cuenta Luciano con una sonrisa. “Ya había hecho varios tripletes, pero cuatro nunca”, confirma.

La aplastante victoria “decana”_por 9-0, aseguró el pase a la fase campeonato de la Liga Tucumana. “Me siento muy contento de haber podido aportar para que el equipo lograra ese objetivo”, agrega.

La historia de Luciano en el fútbol comenzó cuando era muy joven. A los ocho años viajó para incorporarse a San Lorenzo, un desafío grande para cualquier niño. Hasta ese momento solamente jugaba en la escuelita de fútbol de su papá. “Viaje para cumplir mi sueño. Hugo Magnani me llevó a San Lorenzo y desde entonces me ha apoyado mucho. Siempre me aconseja y me dice que no baje los brazos”, relata.

Su padre, Miguel, también fue una figura clave en su desarrollo, brindándole orientación en lo futbolístico y en lo personal. “Es muy futbolero y siempre me está apoyando. Me habla mucho de la importancia de cuidarme, de entrenarme, de ir al gimnasio y me dice que todo depende de mí. Me repite que hay que hacer sacrificios si quiero llegar a Primera”, explica Luciano.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil para el joven delantero. Después de pasar por Camioneros, San Lorenzo y Quilmes, en Buenos Aires, Luciano se encontró atrapado en un problema contractual que lo dejó sin jugar durante 10 meses, un periodo que describe como extremadamente difícil.

“Estuve sin jugar y la verdad es que me afectó muchísimo. Estaba bajoneado, había momentos en los que ya no quería seguir, pero mi familia estuvo ahí; apoyándome siempre. Gracias a ellos no me rendí”, dice.

Durante ese tiempo, intentó de todo para volver a las canchas, incluso viajó a Paraguay en busca de una solución. Pero las puertas parecían cerrarse una y  otra vez. “Fui porque ahí parecía que iba a poder jugar aunque no tuviera el pase, pero no hubo caso. Fueron seis meses viviendo allá sin jugar; muy complicado”, relata.

Finalmente fue Atlético el club que lo ayudó a destrabar la situación. “Estoy muy agradecido con el club porque colaboraron para que pudiera sacar el pase. Si no fuera por ellos, no estaría jugando hoy. Ahora, mi pase lo tiene el club y yo puedo volver a disfrutar del fútbol”, explica pese a que no pudo ser fichado para jugar en la AFA este año. Por eso, está enfocado en cerrar la temporada de la mejor manera de cara al próximo desafío. “Estoy jugando en la Liga, pero mi objetivo es sumarme a los planteles de AFA el año que viene. Siento que estoy en un buen momento y cada partido me siento mejor”, dice apuntándole al plantel de Reserva que dirige Diego Barrado.

Sobre el partido contra San Lorenzo de Delfín Gallo, remarcó la importancia de mantener la intensidad, incluso cuando el marcador ya era abultado. “Nosotros seguimos yendo para adelante porque creemos que la mejor manera de respetar al rival es haciendo más goles. Si nos ponemos a tocar la pelota sin buscar el arco, sería burlarnos del otro equipo. Así que seguimos jugando con la misma seriedad hasta el final”, jura.

Pensando en el futuro, Brandán no duda ni un segundo. “Mi sueño es debutar en Primera y jugar la Libertadores o un Mundial, como cualquier jugador. Sé que todavía falta mucho, pero estoy trabajando para eso. Después de 10 meses sin jugar, volver a sentirme en forma es increíble, pero sé que tengo que seguir mejorando”, remarca.

Su padre, que se ganó un lugar especial en la historia del fútbol tucumano, parece haber inculcado en su hijo la misma pasión y dedicación por el deporte. Ahora Luciano, que recién comenzó su camino en el fútbol, sueña con triunfar a lo grande. “Lo importante es no rendirse. Yo ya pasé por momentos muy difíciles, pero sigo adelante. Ahora sólo queda seguir trabajando y esperar mi oportunidad”, concluye Luciano, con la confianza de que lo mejor está por venir. Mientras tanto, sus cuatro goles y el 9 a 0 de su equipo lo posicionan bien de cara a la segunda fase liguista.