Luego de asegurarse de que no se tratara de una bomba de la Segunda Guerra Mundial, un equipo de arqueólogos decidió quitar de entre las piedras un particular recipiente. Como una escena de película, los especialistas retiraron el artefacto para encontrarse con una cápsula del tiempo, una botella que contenía una carta con 200 años de historia.
Hallaron una nueva especie de “tiburones fantasma” en las profundidades del mar de Nueva ZelandaUn mensaje que viaja por el mar para reencontrar a dos enamorados, una carta de auxilio o una advertencia del pasado son escenarios ficticios que enmarcan a la insólita experiencia de encontrar una botella que naufraga viajando en el tiempo. Por más inédito que suene aquel panorama, esta escena fue la que vivenció un grupo de estudiantes, quienes lograron contactarse con un colega que investigó el mismo sitio unos 200 años atrás.
Un comunicado de un colega: la botella conectó a los distintos arqueólogos
Un mensaje antiquísimo y su recipiente fueron encontrados en lo alto de un acantilado de un antiguo pueblo galo cerca del puerto de Dieppe, en Francia, por un equipo de estudiantes de arqueología e historia. Mientras la erosión arrasa con la historia de aquel sitio, también revela los vestigios de un pasado que, esta vez sin éxito, intenta borarrarse.
“Fue un momento absolutamente mágico”, dijo Guillaume Blondel, director del servicio arqueológico de la ciudad de Eu, según la BBC . “Sabíamos que había habido excavaciones aquí en el pasado, pero encontrar este mensaje de hace 200 años … fue una sorpresa total”.
Dentro de aquella botella se encontraba un mensaje inédito, una especie de portal que comunicaba distintos tiempos. Aquel papel arrugado mostraba la inscripción: “PJ Feret, nativo de Dieppe, miembro de varias sociedades intelectuales, realizó excavaciones aquí en enero de 1825. Continúa sus investigaciones en esta vasta área conocida como la Cité de Limes o el Campo de César”.
La botella revelaba los estudios de un antiguo arqueólogo francés
Feret es considerado el primer arqueólogo que examinó el pueblo. “Quería desmantelar una teoría antigua que hablaba de una presencia carolingia”, dijo Blondel. Este primer colega fue capaz de revelar elementos que evidenciaban la presencia de pueblos celtas por aquella región. Sin embargo, su particular mensaje solo quería remarcar que alguna vez este estuvo allí.
El mérito del fascinante descubrimiento lo tiene un estudiante de historia de Caen de nombre Pierre. Este logró divisar la parte superior de un objeto particular en una trinchera. Con sumo cuidado y con la seguridad de que no se trataba de una bomba que podría detonarse, retiró el recipiente junto a su equipo.
El frasco de vidrio era un recipiente como los que las mujeres llevaban colgados del cuello, lleno de sales aromáticas. La nota estaba dentro, enrollada y atada con una cuerda. Además del mensaje de hace 200 años, los estudiantes también descubrieron muchos artefactos de hace 2.000 años , en su mayoría piezas de cerámica, mientras buscaban evidencias de la ocupación gala.