Alicia fue la encargada de abrir la reunión. Su argumento era convincente: suprimir gastos para reducir el monto de las expensas que se habían tornado impagables para varios. En tiempos de equilibrio entre ingresos y gastos, muy pocos se hubieran atrevido a contrariar la idea de contratar a una empresa de limpieza y prescindir de los servicios de Carlos, que ya hacía 15 años cumplía el rol de encargado y con su familia ocupaba el departamentito del 9º piso.
Claro que Sofía era una de esos pocos. Su formación como profesora de Matemática, su tono medido y su capacidad pedagógica, le aseguraba el silencio que necesitaba para ser oída. La “profe” empezó diciendo que en una ecuación con dos elementos, no necesariamente para obtener el resultado deseado se debe operar sobre uno de ellos (léase gastos). Ella explicó que otra forma de llegar al mismo resultado es aumentando los ingresos del consorcio.
_ Cómo se puede hacer eso? Preguntó Ana, la jubilada del 5to “C” mientras calmaba al caniche blanco sobre su regazo.
_ Yo tengo algunas ideas, dijo la profesora, pero se pueden buscar mas. Por ejemplo, hay dos departamentos vacíos que tienen deudas de expensas acumuladas. Se podrían judicializar las deudas o buscar un arreglo extrajudicial para obtener dinero. También propongo utilizar la medianera que da a la Avenida, ofreciéndola para que una empresa de publicidad pueda comercializarla.
_ Siga, siga, profesora… le pidió Emanuel, el joven estudiante de ingeniería dueño del 3º B.
_ También podríamos subdividir el local de planta baja, que hoy se usa de baulera. Se pueden hacer dos locales mas pequeños y alquilarlos. Y por supuesto que también se pueden reducir gastos, por ejemplo en el uso de las luminarias en espacios comunes durante la noche. También se puede implementar un sistema que permita que cuando se llama a los ascensores, no se muevan los dos, sino que responda uno solo de ellos. En definitiva, en esta ecuación hay dos variables, y no descartaría aumentar ingresos, salvando la fuente de trabajo de las personas que tanto se han ocupado de nosotros en todo momento en que hemos necesitado de ellas. No solamente haremos que el resultado sea el deseado, sino que también nos hará mejores personas, debemos ayudarnos entre todos cuando no la tenemos fácil.
Alicia pidió la palabra y dijo que adhería a la propuesta de la profesora Sofía y que deseaba someterla a votación. Jorge, secretario de la reunión dijo: “Votaremos la propuesta, sírvanse levantar la mano, aquellos que estén de acuerdo”.
Cuando salimos de la reunión, un Carlos preocupado nos estaba mirando curioso, y todos sentimos que de alguna manera intangible abrazamos a aquel hombre (y con él a su familia), con nuestras sonrisas. “La profe” saludó a todos: _Los dejo porque tengo que ir a hacer compras! Y se fue con su chango de tela. Yo nunca había visto un changuito con cuatro ruedas. ¡Cosas de la moda! Me dije..
Miguel Ángel Reguera
miguelreguera@yahoo.com.ar