El margen de maniobra se achica con el paso de las semanas. Los productores de Tucumán encaran el último tramo de evaluación para definir la siembra de maíz de la campaña 2024-2025, y lo hacen entre la incertidumbre y el temor de afrontar nuevas pérdidas en los lotes por la presencia de la chicharrita.

En el campo no han hallado una alternativa efectiva hasta el momento para evitar en esta nueva temporada los daños provocados por ese insecto, el Dalbulus maidis, vector del “achaparramiento del maíz” que afectó en la campaña anterior a gran parte de la superficie maicera de la Argentina, en particular, en la provincia y otros puntos del NOA.

Sin embargo, se han analizados propuestas y elevado recomendaciones técnicas a partir de la información y la experiencia orientada al manejo de los cultivos, con el fin de mitigar el impacto en el sector.

La cuenta regresiva ha comenzado. Es que los agricultores tienen entre 30 y 60 días para tomar una decisión sobre su plan productivo. Deben resolver si se lanzarán a sembrar maíz nuevamente, si optan por otros cultivos, como poroto, soja o sorgo, o dejar la tierra sin trabajar.

Estas perspectivas quedaron plasmadas en el segundo Encuentro “Salvemos al Maíz”, que se realizó ayer en la sede de la Sociedad Rural de Tucumán (SRT) para evaluar recomendaciones y planificar la nueva campaña de este grano.

Opciones

“Estamos en una fecha crítica. Todo el trabajo que hagamos hoy, va a marcar el futuro. Estuvimos escuchando las charlas de especialistas para ver qué es lo que se hará”, manifestó el presidente de la entidad anfitriona, José Frías Silva (h). El dirigente reconoció que los productores tienen por delante cuatro opciones para sus campos:

• El plan A es hacer el maíz.

• El plan B es hacer soja.

• Un plan C pasar a otros cultivos, como poroto o sorgo

• Un plan D: “no sembrar y directamente conservar los suelos para los cultivos invernales”.

“Lo ideal es que podamos salvar al maíz, es decir, que sí se pueda hacer maíz. Todavía tenemos tiempo para tomar la decisión final y todos los indicadores y los trabajos que nos están mostrando nos servirán para una conclusión. En el último día, si la trampa (por la Red de Trampas de Monitoreo que mide la población de la ‘chicharrita del maíz’) nos muestra que tenemos una población del insecto muy alta, será muy difícil ir al esquema de siembra que tenemos planeado. Si sembráramos así, directamente sería pegarse un tiro en el pie”, subrayó.

La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) presentó esta semana sus primeras estimaciones para la campaña agrícola 2024-25. En ese marco, utilizando una metodología de internacional, proyectó bajo condiciones climáticas normales que la producción nacional de granos 2024-25 podría alcanzar los 143,2 millones de toneladas, un 9,3% por encima del año pasado. Dentro de ello, la intención de siembra de maíz mostraría una caída de 21%, que pasaría de 10,1 millones a ocho millones de hectáreas. Y una de las causas sería el temor a la chicharrita.

La producción rondaría las 52 millones de toneladas. Ese valor superaría a las previsiones que manejaba la Dirección de Agricultura nacional, con una disminución del 15% en el área de siembra.

Para Tucumán se ha previsto en los últimos días una disminución mayor, que oscilaría un 40%, según fuentes del sector productivo. “La decisión de siembra se tomará sobre la fecha (de inicio). Dependerá de las condiciones de la población de insectos si reducimos la superficie sembrada o pasamos a otro cultivo”, aclararon los hermanos Mario y Raúl Berbeluk, con campos en Rapelli, en Santiago del Estero, otro sector afectado.

Campaña de grano: las lluvias, un factor para tener en cuenta

“Estamos respetando todos los consejos: el vacío sanitario regional (agosto a noviembre inclusive) para que no haya puente verde que permita la proliferación de la chicharrita; también el control del maíz guacho y colocar trampas”, expresaron.

Dentro de todas las opciones que manejan los agricultores, un gran porcentaje se inclinará con mantener el maíz en esta nueva campaña, aunque se anticipa una reducción de un 50%, al menos, de la superficie implantada.

“Estamos a 30 días de tomar decisiones sobre el cultivo y es importante este tipo de reuniones (por el segundo encuentro ‘Salvemos al Maíz’). En este lapso límite se evaluará la presencia del vector, los costos, el rendimiento de indiferencia -cubrir gastos o no perder rentabilidad-, y la sustentabilidad, ya que el maíz es muy necesario para la sostenibilidad del sistema”, señaló Hugo Japaze, de La Cocha.

Describió que en el sur de Tucumán, una de las zonas roja, se implantará “muy poco maíz”. “Si se hace, será en un área protegida para tener un aprendizaje”, añadió.

“El futuro del cultivo de maíz en el NOA implica una combinación de desafíos y oportunidades”

Daniel Frascarolo, referente del Comité “Salvemos al Maíz”, organismo conformado por distintas instituciones, como la SRT, Apronor y organismos del Gobierno y nacionales, entre otros, para atender la emergencia generada por la proliferación del insecto y, como efecto, de la enfermedad del “achaparramiento del maíz” encabezó el segundo encuentro técnico para analizar la actual situación del Dalbulus. “Tendremos que convivir con esta plaga, con el vector. La clave es aprender a gestionarla para mantener un nivel de población bajo que sea manejable”, planteó como una de las principales alternativas.