El huracán Helene tocó tierra en Florida en la noche del jueves con categoría 4, generando vientos de hasta 225 km/h, lo que provocó inundaciones y severos daños en gran parte del estado. Hasta el momento, se han reportado tres fallecidos: un hombre murió al ser golpeado por un cartel derribado por los vientos, y dos personas perdieron la vida en Georgia debido a un tornado. Más de tres millones de hogares quedaron sin electricidad, y las autoridades comenzaron los esfuerzos de rescate en zonas afectadas por las inundaciones.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, instó a los ciudadanos a atrincherarse y mantenerse en casa, advirtiendo sobre posibles nuevas pérdidas humanas y daños materiales. A medida que Helene avanzaba, los vientos y lluvias ya habían interrumpido el suministro eléctrico en cerca de 900.000 viviendas antes de llegar a tierra. Las autoridades federales, incluyendo equipos de búsqueda y rescate, están siendo movilizadas para asistir a las víctimas.
En Georgia, la tormenta continuó su paso como ciclón, afectando especialmente el condado de Wheeler, donde un tornado causó dos muertes. Además, las autoridades de manejo de emergencias de Florida solicitaron a la población evitar transitar por las áreas inundadas, mientras que el presidente Joe Biden ha enviado personal de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias para evaluar los daños.
El impacto de Helene no solo se siente en Florida y Georgia, sino que otras tormentas están amenazando otras regiones del hemisferio. En el Atlántico, la tormenta tropical Isaac podría fortalecerse en los próximos días, mientras que en el Pacífico, el exhuracán John amenaza la costa occidental de México. Las autoridades continúan emitiendo alertas y recomendaciones para que la población tome precauciones.