El Tesoro argentino no logró renovar el 100% de los vencimientos de deuda en pesos, marcando un hito en el actual Gobierno. De un total de $7,1 billones que vencían, solo pudo captar $4,78 billones en la licitación. Esto obligó al Estado a emitir $2,32 billones para cubrir la diferencia, utilizando depósitos que tiene en el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Esta situación generó preocupación en el mercado, ya que es la primera vez que ocurre un rollover parcial desde que asumió la gestión.
Desde la Secretaría de Finanzas explicaron que esta situación está vinculada a un proceso de "remonetización de la economía", donde los bancos reducen su financiamiento al sector público para otorgar más crédito al sector privado. En este contexto, la emisión monetaria del Tesoro es vista como una contracción del endeudamiento público, ya que los bancos ahora destinan más liquidez al sector privado.
Aunque el Tesoro recibió ofertas por $5,76 billones, estas no fueron suficientes para cubrir el total de los vencimientos. El Gobierno decidió adjudicar solo $4,78 billones, con un rollover del 67,3%. El analista financiero Christian Buteler señaló que el Tesoro había anticipado la posibilidad de un escenario similar en licitaciones previas. A pesar de una leve suba de tasas, el interés del mercado no alcanzó para cubrir todas las obligaciones.
El Gobierno defendió la situación argumentando que el aumento de la demanda de pesos está relacionado con un repunte del crédito al sector privado. Además, indicaron que los bancos necesitan más liquidez para responder a esta demanda, lo que llevó al Tesoro a recurrir a sus depósitos en el BCRA. Afirmaron que este proceso es parte de una política prevista y que no supone un estrés para el mercado financiero.
En la licitación, el Tesoro colocó la mayor parte en Letras del Tesoro (LECAP) con plazos de corto y mediano término, con tasas de interés que variaron entre el 3,75% y el 3,98%. Además, emitió bonos indexados por inflación (CER) con tasas de interés real cercanas al 10%. A pesar de la presión sobre la deuda, el Gobierno apuesta por que el crecimiento de la demanda de dinero y crédito privado impulse la economía en el mediano plazo.