Camila Juárez, a sus 22 años, está viviendo uno de los momentos más importante de su carrera deportiva. En menos de un mes, se consagró campeona en dos disciplinas que, aunque diferentes, tienen mucho en común. Primero, levantó el título en la Liga Tucumana de fútbol 11 femenino con Atlético Tucumán, tras vencer a su clásico rival, San Martín, en una final infartante que se definió por penales y, además, como visitante. Luego, la historia se repitió en futsal, esta vez en San Juan, donde volvió a consagrarse campeona también defendiendo los colores del “Decano”. Este logro no solo la coronó nuevamente, sino que le aseguró a su equipo la clasificación a la Copa Libertadores de futsal 2025. Histórico.
Camila, es estudiante de Educación Física en la Universidad Nacional de Tucumán es decir que combina su pasión por el deporte con sus estudios, pero tiene un sueño claro: triunfar en el fútbol.
Desde pequeña soñaba con jugar al fútbol, pero no fue fácil comenzar. “Quería jugar desde los cinco años, pero mis papás no me dejaban”, recuerda. Fue recién a los 16 años cuando pudo dar sus primeros pasos en el futsal, en una escuelita de fútbol “5” llamada Vélez. Pronto, su talento fue descubierto y fue convocada para la selección tucumana de futsal, lo que marcó el inicio de su carrera en esta disciplina.
Mientras cursa tercer año, Camila se tomó unos días para viajar a San Juan y volver con un título. “La verdad que fue un torneo bastante peleado, con un millón de emociones. En un partido contra Luna Park, en semifinales, lo íbamos perdiendo y faltando 24 segundos lo empatamos. Pasamos a penales y gracias a nuestra arquera, Adriana Larrahona, pudimos llegar a la final”. Algo similar habían vivido en cancha de San Martín en fútbol “11”, cuando empataron en el último suspiro del partido y luego vencieron a las “Santas” desde los 12 pasos.
Con sus 22 años bien puestos, su pasión por el fútbol no se limita al terreno de juego. Camila también está profundamente comprometida con el desarrollo del fútbol femenino en Tucumán y Argentina, donde la profesionalización aún está lejos de ser una realidad. “En algún momento, espero que podamos participar de la categoría C de AFA y que el fútbol femenino acá en Tucumán sea más profesional, es una decisión que debe tener el club, eso es lo que nos está faltando”, aclara la ex jugadora de Estrella de Sur, de Buenos Aires.
“Allá, por más que sea una división C, la diferencia con lo amateur de aquí es enorme. Tienen su propio masajista, cocinera, entrenan doble turno todos los días… Es otra la mentalidad que tienen las chicas y los dirigentes”. Sin embargo su expedición por el fútbol de Buenos Aires duró solamente cuatro meses. Decidió volver para continuar sus estudios, una decisión difícil pero necesaria. “Quiero terminar mi carrera y mientras tanto poder seguir jugando. Atlético me da esa posibilidad”, explicó.
La historia de Camila refleja no solo su talento y dedicación, sino también los obstáculos que enfrentan las jugadoras de fútbol en el interior del país. En Tucumán, muchas deben costearse los viajes y otros gastos para poder participar de los entrenamientos y partidos. “No recibimos ayuda de nada; todas las chicas tienen que trabajar para poder costearse lo que significa entrenarse, traslado, comida, ropa”, comenta. En su caso particular, cuenta con el apoyo incondicional de su familia. “Mis padres siempre me están insistiendo para que siga adelante, sin ellos nada sería posible. Pasaron de no dejarme jugar a apoyarme en todo”, dijo en relación a las reacciones de sus padres Miriam Sánchez y Ricardo Juárez. “Creo que me vieron jugar y se dieron cuenta que me gustaba y que lo hacía bien, cuando era chica tenían miedo que me golpeara”, explicó.
El recorrido de Camila también está marcado por su amor por Atlético Tucumán, club al que representa con orgullo tanto en fútbol 11 como en futsal. Si bien ya había tenido oportunidades de destacar en el futsal, fue en 2019 cuando aceptó el desafío de jugar fútbol 11, también para el “Decano”. Desde entonces, no ha dejado de crecer. “Es un sueño poder jugar una Copa Libertadores, con lo que eso implica, el nivel, todo. Es algo que no puedo creer aún”, afirma con entusiasmo.
La reciente victoria en futsal en San Juan no solo le permitió celebrar un título más, sino que le abrió las puertas a la máxima competencia continental, la Copa Libertadores. “Veníamos felices en el colectivo, festejando todo el viaje de vuelta. Hicimos una cena con todo el equipo para festejar cuando llegamos a Tucumán, fue algo único”. Todavía no se conocen los detalles sobre el formato de la competición, pero para Camila y sus compañeras, ya es un gran logro estar ahí.
Si bien los títulos conseguidos en fútbol 11 y futsal son igualmente importantes para ella, el triunfo en el clásico tucumano frente a San Martín tiene un sabor especial. “Ganar en el estadio de San Martín, ser tu clásico y poderlo ganar de esa manera no tiene explicación”, cuenta. Es una rivalidad histórica y haber salido victoriosa en ese escenario es algo que quedará grabado en su memoria.
A futuro, Camila tiene claras sus metas: “en lo personal, quiero seguir levantando mi nivel, que otros equipos se puedan interesar en mí, y ojalá volver a tener una experiencia en Buenos Aires. Mi sueño es que en algún momento me vean desde la Selección”. Y en lo grupal, su anhelo es ver a Atlético crecer y representar al club de manera profesional, para que más jugadoras tengan la oportunidad de vivir experiencias que transforman.
Camila es una de las tantas jugadoras que luchan por la profesionalización del fútbol femenino, un deporte que aún enfrenta grandes desafíos en Argentina. Como ella misma dice, “acá en Tucumán hay mucho talento, pero no se nota mucho porque todo es Buenos Aires. No está visibilizado el interior”. Sin embargo, con jugadoras como Camila, el fútbol femenino en el interior está dando pasos firmes hacia un futuro más prometedor.
Con solo 22 años, Juárez sigue construyendo su camino en el deporte que tanto ama, pero no olvida sus raíces ni las barreras que aún quedan por romper.