Una mala noticia, una escena nostálgica de una película, una despedida de algún ser querido son escenarios son merecedores de un llanto aliviador por el cual no nos preguntamos el motivo de aquellas lágrimas. Muy distinto es el panorama cuando por ejemplo, simplemente estamos almorzando y súbitamente surgen unas ganas urgentes de llorar. La psicología tiene una respuesta sobre por qué a veces lloramos “de la nada”.

El motivo por el que algunas personas odian su cumpleaños, según la psicología

A veces nuestras reacciones son incongruentes con los contextos en los que nos encontramos. Así, puede suceder con una efusión de lágrimas repentina en un momento inesperado. Estos son considerados episodios de llanto, períodos donde un individuo puede encontrarse llorando de manera incluso incontrolada y con frecuencia sin una razón aparente. Muchas veces pueden provocarnos una gran confusión y preguntarnos ¿por qué estoy llorando ahora?

Parece un poco extraño que no podamos discernir cuáles son las razones de nuestras ganas de llorar, sin embargo, debemos anticiparnos que no es un fenómeno inusual. “Los episodios de llanto tienen una causa física, pero también indican que hemos acumulado una gran cantidad de emociones subconscientes que no estamos procesando”, explica Yvonne Thomas, psicólogo de Los Ángeles.

¿Por qué se producen los episodios de llanto?

Las razones por las que lloramos repentinamente, según la psicología

Existen una serie de razones por la que muchas veces podemos encontrarnos con las ganas de llorar y no poder atribuirle un motivo. Una de las causas pueden ser el estrés extremo. Esto sucede cuando no logramos enfrentar las presiones del trabajo o los acontecimientos de la vida, dejando que la tensión se acumule. “Reservá un poco de tiempo y preguntate realmente qué es aquello que te está causando tanto estrés y elaborá un plan para poder reducirlo”, destaca Thomas. El estrés excesivo puede ser el detonante de síntomas físicos. Por ello, si esta es tu situación lo mejor es liberar el llanto acumulado. Un estudio publicado en la revista Emotions demostró que el llanto cuando estamos estresados es un modo de aliviar la carga, permitiendo calmarnos y regular el ritmo cardíaco.

El corazón acelerado, las mariposas en el estómago, el repaso al futuro constante y el miedo o la timidez extrema pueden ser síntomas de la ansiedad y a la vez ser los causantes de un llanto repentino. Esta experiencia de diversas emociones pueden provocar frecuentes efusiones de lágrimas incluso cuando no sentimos pánico, según indica Thomas. En estos casos es fundamental consultar con un especialista si sentimos que los ataques de llanto pueden indicar un trastorno de ansiedad subyacente.

Así como los bebés y los recién nacidos, los adultos también podemos llorar cuando estamos cansados. Los ataques de llanto, la irritabilidad y la tristeza se relacionaron con la falta de sueño (entre cuatro y cinco horas por noche) en una investigación publicada en la revista Sleep. A la vez, la combinación de ansiedad y estrés pueden aumentar la sensación de agotamiento, aunque también la fatiga puede ser producto de noches de descanso deficiente.