En la historia de la humanidad se han observado pocos megatsunamis, un evento que difiere de los tsunamis regulares por la gran magnitud de agua que puede desplazarse, provocando olas superiores a los 40 metros, siendo uno de los procesos más extremos de la naturaleza. Uno de los casos fue el megatsunami ocurrido en la costa este de Groenlandia. Aunque este evento ocurrió hace un año, los especialistas pudieron encontrar los orígenes de este catastrófico mucho tiempo después.

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El megatsunami ocurrido el año pasado el 16 de septiembre del año pasado azotó las desoladas y paradisíacas costas del fiordo Dickinson, en la costa este de Groenlandia. Las masa de agua alcanzó una altura de 200 metros. Sin embargo, ese no fue el único evento que experimentó el este de Groenlandia, ya que una serie de olas consiguientes alteraron la actividad del fiordo al extenderse por un período de nueve días.

Un mega tsunami de 200 metros en Groenlandia: ¿cómo ocurrió el evento?

La combinación de una serie de eventos fue el motivo que provocó un megatsunami de semejante magnitud. El estudio publicado en agosto de este año demuestra que el hundimiento masivo de los acantilados del sur del fiordo produjo que los mismos chocaran con el glaciar que se encontraba por debajo. Este fenómeno a la vez provocó que un flujo de escombros de roca y hielo se desplomara por la pendiente lo que llevó a un violento impacto con las heladas aguas del fiordo.

Esta serie de acontecimientos provocó el desplazamiento repentino de nada menos que 15.500 millones de litros de agua, una cantidad que podría abastecer a cada persona de la Tierra con una botella de agua de 500 ml o llenar aproximadamente 10.000 piscinas olímpicas. Esta gran masa de agua fue la causante de la primera ola que azotó la costa y devastó la vegetación que allí sencontraba. Pronto esta ola inicial se dividió en ondas más pequeñas de nada menos que 7,6 metros que se mantuvieron en las costas del fiordo por un período de nueve días.

De acuerdo con la investigación, la primera ola producida por el desplazamiento de la ladera de roca que se derrumbó y arrastró el hielo glacial, desencadenó una ola de 200 metros. Esta última ola quedó “atrapada” en el estrecho del fiordo, y se movió de una lado a otro por nueve días, descomponiéndose en olas más pequeñas que provocaron vibraciones sísmicas en todo el mundo. Por fortuna, el solitario e inhóspito fiordo no tuvo que lamentar víctimas. Así tampoco ningún testigo presencial observó este fenómeno pero los expertos colaboraron para descifrar la señal sísmica, extrayendo datos de una multitud de fuentes diferentes y sofisticadas.

Un estudio descubrió los motivos del extraordinario fenómeno

En el estudio los científicos recopilaron pistas y descubrieron a partir de una imagen satelital una nube de polvo en un barranco del fiordo.  Luego de una comparación de las fotografías del fiordo antes y después del catastrófico evento, revelaron que una montaña se había derrumbado y había arrastrado parte de un glaciar al agua, lo que movió 25 millones de metros cúbicos de roca y provocó un megatsunami de 200 metros de altura.

La particularidad de este evento es que no se disipó como los tsunamis subterráneos regulares que logran desvanecerse en cuestión de hora sen el océano abierto. Esta ola quedó atrapada provocando luego olas sísimicas que en los registros de los científicos se convirtieron en señales sísimicas coherentes, solo unos minutos después de la llegada de la monstruosa ola inicial, ya que formaron olas regulares que se agitaban y perdían energía lentamente durante los nueve días posteriores.