Desde hace mucho tiempo los caminos rurales en Tucumán muestran la gran falta de mantenimiento. A raíz de esta situación, todos los años se repiten los pedidos, por parte de las organizaciones agropecuarias, de mejoras de estas vías de circulación por donde se mueve la producción de provincia.
Este tema debe preocupar a los que nos gobiernan y a toda la sociedad.
Los caminos rurales resultan vitales para que cualquier sistema productivo agropecuario funcione adecuadamente, ya que se trata de las vías de acceso de todo lo que el campo necesita para producir y la salida de todos los bienes que se producen.
Tiempo atrás cuando el sistema de caminos rurales estaba más o menos conservado, los problemas de entrada y de salida de camiones y maquinarias aparecían, por lo general, después de algunas lluvias torrenciales que se daban durante los veranos. Y los cortes ocasionados por las escorrentías eran solucionados ni bien cesaba el fenómeno meteorológico.
Desde hace varios años hasta la fecha la situación de los caminos es tan mala que solo hace falta una pequeña llovizna para que algunos caminos se tornen intransitables; y en algunos casos ya muestran esta condición sin siquiera la necesidad de que llueva.
De manera permanente, las entidades rurales manifiestan públicamente esta situación, y hacen todo lo necesario para pedir a las autoridades que accionen en este sentido. Pero lo real es que los caminos, sin duda, no son actualmente una prioridad para las autoridades.
Los caminos son necesarios para que cualquier economía funcione adecuadamente; empezando primeramente por la necesidad de que toda la logística y los insumos de producción lleguen a los campos y, por supuesto, para que después pueda salir de ellos la gran cantidad de toneladas de todo lo producido.
Debido a ello, hay que tener en cuenta la importancia de la producción agropecuaria provincial. Implica una producción de limón de más de 40.000 hectáreas con más de 300.000 toneladas de fruta fresca destinada a exportación y al mercado interno, y más de 1,2 millón de toneladas de fruta destinada a la industria. La producción cañera -la actividad agroindustrial más importante en Tucumán, económicamente hablando-, con más de 290.000 hectáreas que producen 1,7 millón de toneladas de azúcar -para lo cual hay que transportar por esas rutas y caminos valores mayores a las 19 millones de toneladas de caña con destino a los trapiches de los ingenios-.
En granos se alcanzan casi 180.000 hectáreas en soja; unas 80.000 hectáreas en maíz, y alrededor de 20.000 hectáreas de poroto -en lo que se refiere a cultivos de verano-. A esto se suman unas 80.000 hectáreas de trigo y otras 20.000 hectáreas de garbanzo. Si se toman los rendimientos medios se puede hablar de casi 2 millones de toneladas de granos al año.
Todo esto nos debería dar una idea de la gran necesidad de que camiones, maquinarias y vehículos se muevan por esas rutas.
Todos los años Tucumán enfrenta veranos lluviosos, que ponen de manifiesto la fragilidad de los caminos. En especial, los rurales, por los cuales no se puede circular durante el período de lluvias. Lo peor es que muchos caminos del campo tucumano funcionan como verdaderos ríos, sacando toda el agua caída.
Cuando el período lluvioso termina se vuelve necesario que ingresen maquinarias para reparar los caminos, con el fin de que estos estén en condiciones de ser transitados por producciones y por personas.
El área productiva provincial necesita unos 3.000 kilómetros de caminos rurales en condiciones para tener una perfecta conectividad, sumada las obras de infraestructura que también necesitan reparaciones como puentes y alcantarillas.
Resulta primordial que los caminos reciban un mantenimiento adecuado; algo que hoy no sucede debido a los escasos fondos de los cuales dispone la Dirección Provincial de Vialidad, según autoridades de esa repartición.
Obras de infraestructura
Los caminos y rutas deberían tener pavimento en condiciones y un adecuado enripiado -según el caso-, a lo que se debe sumar un ancho que permita que el agua que corre por ellos no los dañe de manera importante. En paralelo, se deben hacer las obras de infraestructura necesarias y el mantenimiento en cauces de ríos. Estas tareas deben ser prioritarias para el Estado.
Es necesario recalcar que no debemos dejar de lado la responsabilidad del productor. Este debe manejar sus campos en forma adecuada, para que se minimicen los daños que produce el agua dentro de sus predios.
El trabajo en conjunto entre Estado y productores resulta indispensable para mantener las vías de comunicación de acuerdo a las necesidades.