Nahuel Pennisi, el reconocido músico y compositor argentino, se presentará el sábado en el escenario del Teatro Mercedes Sosa. Ganador de cuatro Premios Gardel y nominado a tres Grammy Latinos, Pennisi ha conquistado al público con su singular sensibilidad musical y su historia de vida, que repasó en detalle y con mucha emoción en el programa "Panorama Tucumano", de LG Play.
El artista, nacido el 19 de octubre de 1990 en Florencio Varela, Buenos Aires, ha sido ciego de nacimiento debido a un cuadro de microftalmía. A pesar de este desafío, su vida ha sido un viaje lleno de descubrimientos a través de la música, una pasión que comenzó a temprana edad. “Yo soy feliz con la vida que llevo y con quién soy, pero siempre soñé con ver el universo”, confesó Pennisi, revelando uno de sus deseos más profundos. El marco de esta declaración es el eclipse lunar que muchos pudieron apreciar este 17 de septiembre. Y aunque Nahuel es "no vidente", el fenómeno no le resulta indiferente. “Ver el rostro de mis hijos... Los veo todos los días, de otra manera: uno los toca, los acaricia, los huele. Pero al universo no. Debe ser un arte ver cómo se plasma un eclipse”, dijo.
A los 16 años, Nahuel ya tocaba en las calles de Buenos Aires mientras cursaba el secundario, descubriendo en esos escenarios urbanos un puente entre su talento y el público. Desde entonces, su vida ha estado marcada por la música, una fiel compañera que, según sus propias palabras, “llega al corazón de distintas maneras”.
Pennisi también aprendió a percibir el mundo a través de sus otros sentidos, y en este aspecto, sorprende con una reflexión única sobre su ceguera. “Para mí, el no ver es un sentido más, no uno menos. Escuchar, sentir, imaginar... Es un regalo que me permite aprender de otras maneras”, comentó. Con un eclipse solar como ejemplo, recuerda cómo percibió los cambios en el ambiente: “El calor mermó, hubo más viento... Sentí cómo el sol estaba siendo tapado”.
Su capacidad para transformar las barreras en nuevas formas de percepción también se refleja en su relación con el fútbol, un deporte que, desde pequeño, siguió a través de la radio. “Escuchar el partido por la radio me divierte, es una película única. Llevo la radio a la cancha y, cuando la pelota llega al área, apago la radio y dejo que la gente me haga sentir lo que pasa”, dijo.
Además de la música, Nahuel habla de su profunda conexión con la poesía y el significado de conceptos que, para él, tienen una dimensión diferente. “Para mí, ‘princesa’ es pura luz. Es lo que irradia una persona, la energía que emite”, afirma.
Su vida personal está entrelazada con su música y espiritualidad. Casado con Mayra Deleo, a quien conoció en Tucumán (justamente cuando iba a dar una nota para LA GACETA), y padre de dos hijos, Mateo y Alma, Pennisi expresa con ternura el impacto que su familia tiene en su vida. “Mateo se despierta con una sonrisa y entiende dónde está parado. Alma, con solo dos años, ya es curiosa y chistosa. Son los regalos más grandes: ver en nuestros hijos quiénes somos nosotros”.
Con una infancia marcada por la soledad, pero acompañada por cinco amigos imaginarios que él describe como figuras espirituales, Pennisi construyó un mundo interior lleno de significados. “Ellos me indicaban por dónde ir. Cumplieron su misión conmigo”, recuerda con gratitud.
El próximo concierto en el Mercedes Sosa será una oportunidad para ver a un artista que ha aprendido a transformar cada nota y cada experiencia en un puente hacia lo esencial. Como él mismo lo dice: “La música acompaña. Y, a veces, las canciones llegan al corazón de maneras inesperadas”.