Hace pocos días regresó a la Tierra la nave Starliner, después de un viaje accidentado. Había sido lanzada el 5 de junio, llevando a dos astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS). Cuando llegó a destino los tripulantes tuvieron dificultades para acoplarla. Por seguridad se decidió que regrese sin tripulantes, para ser sometida a distintos controles y determinar las causas de los fallos. Los primeros controles mostraron que la nave funcionaba correctamente y no era peligroso para los astronautas. Sin embargo, lo primordial es la seguridad de las personas.
Los astronautas tenían previsto permanecer pocos días en la ISS y debido a esta emergencia se quedarán hasta febrero.
Surgen preguntas: ¿Por qué no envían una nave a buscarlos más pronto?, ¿Se quedaron solos los dos astronautas?, ¿Hay provisiones suficientes?, ¿qué harán todo ese tiempo? Enviar una nave al espacio no es algo simple, se necesita una organización muy compleja. El próximo viaje está previsto para febrero, no se puede adelantar y se van a hacer modificaciones en su programa de vuelo. La nave puede llevar hasta cuatro tripulantes, pero llevará solo dos para que para regresen los dos tripulantes que fueron en Starliner. También deberá llevar insumos que se consumieron por la presencia de más astronautas de los previstos. Se deben respetar los tiempos de los controles y pruebas que se deben hacer antes de iniciar el viaje.
Estos dos tripulantes no están solos, ya había otros en la ISS. Tienen que reorganizar todas las actividades, porque los nuevos residentes tienen que participar de los trabajos y experimentos que están en ejecución. Todos en la ISS tienen actividades. Además se sabe que pueden ocurrir este tipo de situaciones, por lo que hay alimentos, insumos para los experimentos, ropa, elementos de higiene, etc. para períodos bastante largos.
Un aspirante a astronauta primero debe pasar por estrictos exámenes físicos y sicológicos para ser admitidos. Cuando fueron aceptados comienza el período de preparación que incluye entrenamientos físicos para que aprendan a realizar actividades sin gravedad. Todo el cuerpo se ve afectado por esta condición. El corazón y los pulmones funcionan de manera diferente y hay que adaptarlos previamente. Deben aprender a usar los instrumentos de vuelo, herramientas y todo tipo de equipo con los que se realizan las tareas cotidianas y trabajos científicos.
La preparación psicológica es muy importante. Además de la situación de falta de gravedad, los espacios son pequeños, se comparte todo el tiempo con otras personas, a veces desconocidas y con antecedentes culturales muy diversos. Se los prepara para estar largo tiempo en el espacio, por lo que el alargamiento de la estadía no debería afectarlos demasiado. Con las comunicaciones actuales podrían tener contención sicológica desde Tierra, si es necesario.
Los astronautas son profesionales, desde que son seleccionados y aunque nunca viajen al espacio. El entrenamiento dura al menos 3 años, dependiendo de la misión asignada. Los que están entrenando para ir a Marte lo harán por 10 años o más. Entrenar un astronauta cuesta varios millones de dólares y muchos de ellos no llegarán a volar. El que vuela es porque está preparado, en todos los aspectos, para hacerlo. También saben que cuando regresen deben pasar una serie de controles médicos y sicológicos, además de la rehabilitación física. En el espacio se pierde masa muscular, aunque tengan una rutina de ejercicios.
Muchos se preguntarán qué pasa con las familias en estos casos. Seguramente no es la mejor situación. Ser astronauta es una profesión especial y de riesgo que, muchas veces, los mantiene alejados de la familia, por su entrenamiento y sus vuelos. Estos imprevistos, quizás podrían compararse con un médico que debe permanecer en una guardia cuando hay alguna catástrofe o los soldados que van a la guerra, pero es una situación más compleja, no solo porque están lejos, sino porque están en un lugar inaccesible.