Como todos los años desde 1995, hoy se festeja el Día Mundial del Chocolate. Creada en Francia para homenajear al popular escritor Roald Dahl, autor del libro Charlie y la Fábrica de Chocolate, durante los últimos 30 años la fecha sirvió para que las empresas productoras y los miles de millones de consumidores se reúnan para celebrar, aprender y degustar nuevas variedades de este popular alimento.
Sin embargo, hace ya tiempo que la conmemoración también expone nuevas tendencias que permiten comprender hacia dónde va un sector que está en constante evolución y cambio. Sobre todo, porque durante las últimas décadas, quienes trabajan con el cultivo y la comercialización de cacao implementaron nuevas tecnologías para garantizar su calidad y, al mismo tiempo, mejoraron las prácticas de producción para beneficiar a las poblaciones que realizan estas tareas.
Ejemplo de esto es Cacao-Trace de Puratos, un programa que tiene como objetivo mejorar la calidad del cacao y garantizar que los agricultores reciban un precio justo por su trabajo. El mismo consiste en un esquema que prioriza el sabor exponencial, generando valor a través de la fermentación, granos húmedos de alta calidad, centros de poscosecha y secado solar suave e higiénico, y, al mismo tiempo, comparte valor a través del bono de chocolate para sus pequeños productores. De esta manera, por cada kilo de cacao que se cosecha se destinan 10 centavos de euro a las comunidades de agricultores. En el último año, se recaudaron 3 millones de euros que fueron destinados al bienestar de las comunidades y se invirtieron en centros de salud, escuelas y viviendas.
Según las últimas cifras de Puratos, el programa alcanza a 23.247 familias de agricultores en países como México, Costa de Marfil, Uganda, Vietnam y Filipinas. Además, también se encuentra en Uganda y Nueva Guinea donde alcanzaron el “Certificado Orgánico”, un aspecto central ya que se espera que el mercado mundial de chocolate orgánico crezca a una CAGR del 8,29 % hasta 2026.
Gran parte de estos cambios fueron propuestos por los propios consumidores globales de chocolate que, impulsados por el deseo de conocer de dónde vienen y cómo se elaboran los productos que compran, comenzaron a exigir a las empresas del sector más información al respecto.
“Para el consumidor latinoamericano, la sostenibilidad alimentaria consiste en saber cómo se fabrica el producto, así como su impacto social. Al 77% le interesa los productos alimenticios procedentes de métodos agrícolas sostenibles, mientras que el 78% piensa que los productos procedentes de métodos de agricultura sostenible son mejores para su salud”, destaca el informe Taste Tomorrow. Estos números permiten observar que el compromiso de los consumidores con la elaboración de sus productos favoritos es cada vez mayor. Por ese motivo, las empresas deben prestar más atención a sus pedidos.
Mercado mundial
Según la consultora internacional de mercados Grand View Research, el tamaño del mercado mundial del chocolate se aproximó a los US$ 120.000 millones en 2023. En ese contexto, el país que más chocolate consume es Suiza, con 8,8 kilos anuales per cápita, seguido por Austria, con 8,1 kilos, y Alemania, con 7,9 kilos. Mientras tanto, la Argentina se posiciona bastante por debajo de este promedio, con dos kilos de consumo anual per cápita.
¿Por qué algunas personas no deberían comer chocolate y a qué se debe?