Ezequiel Amín tiene 22 años y es, al día de la fecha, el estudiante con el promedio más alto de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA): 9.44 puntos sobre 10. Ezequiel transita el quinto año de la carrera de Ingeniería Informática y está cerquita de recibirse. La parte más llamativa de su historia es que, en paralelo a la facultad, tiene tres trabajos: es DJ y coder en dos lugares distintos.
En una entrevista con LA GACETA generada para preparar el terreno por el Día del Estudiante, Ezequiel comentó los detalles de su proceso académico; su relación con el estudio y cómo logró balancear las obligaciones con la vida social. Además, dio algunos consejos para jóvenes que estén por ingresar a la universidad.
Más allá de su perfil estudiantil brillante, Eze es un chico con múltiples intereses y habilidades. No sólo trabaja como desarrollador en el Poder Judicial y en otro proyecto, sino que también musicaliza fiestas como DJ. Además, expresa que “tiene un lado sentimental que lo ayuda” a distraerse de las pantallas y de los números: se trata de leer poesía. Su obra favorita es “Invernadero”, un poemario del autor argentino Guido Messina. “Lo recomiendo mucho” dice.
Ezequiel empezó a cursar en plena pandemia y se siente muy agradecido con la UNSTA. Gracias a sus méritos académicos, tiene una beca que cubre la mitad del arancel. “El requisito para mantener la beca es que el promedio no baje de 9: eso fue un poco complicado, pero estoy contento de haberlo logrado” explica. “Somos muy pocos en mi promoción, lo que nos da una mayor cercanía con los profesores. Además, podemos usar más fácilmente las computadoras de la facultad”, cuenta.
-¿Por qué estudiar para sacarse un 10 si se aprueba con menos? ¿De dónde viene tu compromiso académico?
-Aprendí a no conformarme con poco. Sí, es cierto que hay materias que me gustan más que otras, pero a esas hay que estudiarlas como si fueran un cuentito o, de última, buscarles el buen sabor. ¡De todas hay algo para aprender!
Además, siempre tengo en cuenta las posibilidades que genera el tener un buen promedio. Y esforzarme es una manera de agradecer a mis papás por las posibilidades que me dieron y me siguen dando. Es mi pequeño aporte para ellos.
-¿Por qué elegiste la carrera? ¿Te costó la decisión?
-Tanto mi mamá como mi papá son ingenieros en Sistemas y, como en toda familia de abogados o de médicos, al parecer las inclinaciones se heredan. Nunca me sentí obligado a elegir este camino: fue un interés genuino y lo supe desde que era bastante chico. A los 4 años ya me la pasaba en el ciber con mi abuela, mientras ella trabajaba. Ah, y me encantan las matemáticas, ¡no podía elegir otra cosa!
-¿Cómo es tu rutina de estudio? ¿Cuál es tu método para concentrarte? ¿Cómo lidiás con el teléfono?
-Trato de preparar una materia en, como mucho, una semana. No porque la materia sea fácil necesariamente, pero porque retengo lo que escucho en clase y sólo me queda repasar. Cuando participás en clase, te interesás por los temas, no faltás, y vas tomando apuntes, al final el conocimiento llega solo.
En mi carrera, la computadora y yo somos uno, y ahí hay distracciones al por mayor. Entonces, aplico el Método Pomodoro: 25 minutos de trabajo por 5 de descanso y los respeto a rajatabla.
-¿Cómo enfrentás las expectativas ajenas? ¿Alguna vez los estudios afectaron tu salud mental?
-Tuve la suerte de estar acompañado todos estos años por compañeros increíbles, que apoyan tu éxito y dedicación. Mis papás nunca me forzaron a estudiar y desempeñarme como lo hago. Hasta recuerdo mi primer desaprobado en matemáticas cuando estaba en la primaria: ¡algo increíble que ocurriera! Nunca me tiraron abajo, siempre me apoyaron a continuar, entendiendo cada situación.
-¿Qué pasaría si desaprobaras un examen?
-Si desaprobara un examen me entristecería mucho. Sería un motivo que invitaría a una profunda reflexión, ya que denotaría que algo grande está pasando por mi vida y no lo estoy sabiendo controlar. A todos nos puede pasar, una vez aunque sea, y está bien. Lo importante es entender el motivo de por qué ocurrió y no dejarse consumir por la situación más allá del momento.
-¿Qué hacés aparte de estudiar?
-¡Soy DJ! Es gracioso porque uno se imagina que esto es todo lo contrario a un buen promedio, pero a veces la vida te lleva a hacer cosas muy distintas. La música es mi cable a tierra: me ayuda a despejarme y a darme tiempo para mí mismo. También tengo otros dos trabajos donde desarrollo código y lidero equipos. Son ambientes en los que vengo aprendiendo muchísimo desde que ingresé.
-¿En dónde y cómo te ves en 5 años?
-Adoro el liderazgo y creo que liderar es una habilidad innata en mí. Me gustaría estar en una posición que me permita hacerlo, pero sin despegarme de participar e involucrarme. En cuanto a una especialidad, me pasa que, estando en último año de la carrera, miro hacia atrás y hay tantos caminos para tomar en mi ámbito, son tantas las salidas laborales que resulta hasta abrumador elegir una. Hoy estoy casado con la programación, pero no creo que en 10 años mis intereses sean los mismos. Veremos para entonces qué me depara el futuro.
-¿Qué te gustaría aportar a Tucumán?
-Me interesa hacer un impacto social. Hoy estoy trabajando en una startup tucumana llamada Circclo. Con ella buscamos instaurar un modelo sustentable de utilización de envases plásticos para eliminar aquellos de un solo uso.
Además, hasta hace poco estuve enseñando programación en Rolling Code, una empresa tucumana de aprendizaje de desarrollo web. Más de 70 alumnos pasaron por mi clase y me retiré muy feliz de saber que generé un impacto muy positivo en la vida de muchos de ellos, quienes hoy ya se encuentran desempeñándose en el puesto. Me encantaría continuar por este camino, quizá de una manera distinta, ayudando a la gente a cumplir sus objetivos y a cambiar sus vidas, aprovechando mi experiencia y conocimiento en esta área.
-¿Qué consejos darías a los estudiantes universitarios?
-Se vende mucho que se puede aprender a programar en cuatro meses y que ya vas a estar ganando en dólares, lo cual puede pasar si tenés suerte, pero por algo pagan sueldos tan altos: es un trabajo como cualquier otro que sí requiere un esfuerzo.
Me declaro pro universidad y aliento a estudiar una carrera si existe esa posibilidad. Ingeniería Informática no sólo forma programadores, sino que también vemos economía, emprendedurismo, gestión de proyectos, ética y más.
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