A pocos días de que se cumplan los 100 años del Manifiesto Surrealista, el Centro Pompidou (París) inauguró una importante exposición con obras de algunos de su mayores representantes.

En el barrio de Beaubourg, pinturas de Salvador Dalí, René Magritte, Giorgio de Chirico, Max Ernst o Joan Miró se exhiben a partir de esta semana y hasta el enero próximo. Son alrededor de 500 pinturas, dibujos, textos, películas y documentos, incluidos muchos préstamos excepcionales, están allí.

André Bretón fue el que escribió el famoso manifiesto, un poeta que había participado en el dadaísmo y fue alrededor suyo que se constituyó el surrealismo.

Aclaraciones: la palabra se utiliza vulgarmente para denominar algo raro o inexplicable. Es un uso común que no tiene que ve con el movimiento artístico. El surrealismo, una de las vanguardias artísticas más importantes del siglo XX, muy poco se expresó en Argentina; nada en Tucumán.

DALÍ. “Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada, un segundo antes del despertar”.

En la exposición en el Pompidou , la escenografía juega con la ilusión óptica, tan apreciada por los surrealistas, y el recorrido tiene forma de laberinto. Lleva al visitante a una enorme sala circular en cuyo centro se puede ver el manuscrito original del Manifiesto surrealista, de Breton; una proyección audiovisual inmersiva arroja luz sobre su génesis y filosofía.

Más figuras

El recorrido sigue a figuras literarias como Lautréamont y Lewis Carroll, y repasa mitologías y temas que alimentaron el movimiento, como el sueño, el inconsciente y también el erotismo.

André Breton visitó en 1921 a Sigmund Freud y adoptó casi como consignas para la escritura (el arte, en general) el automatismo psíquico puro sin la intervención de la razón.

Joan Miró, el surrealismo, el arte y la política

El poeta había trabajado en distintos centros psiquiátricos y conocía el tratamiento de los pacientes en los mismos. El inconsciente, lo onírico se postularon en las obras; la libre asociación, el psicoanálisis. No tanto el absurdo como se lo considera con frecuencia.

Cadáver exquisito

El “cadáver exquisito” surgió allí: era un juego que consiste en que varias personas compongan un texto o dibujo, sin que cada cual sepa lo que el anterior creador ha hecho.

Primero en la poesía, luego en la pintura se expresó este protagonismo del azar, que, debe precisarse, prevenía del mismo dadaísmo.

René Magritte es una de las grandes figuras del surrealismo

La frase del famoso conde de Lautréamont (Uruguay) también se podía encontrar allí: “bello como el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser, sobre una mesa de disección”, en “Los Cantos de Maldoror” (1869).

OTRA OBRA. “Té verde” (1942), de Leonora Carrington, también se expone en el Manifiesto Surrealista.

En el primer manifiesto cuyo centenario se celebra el 24 de octubre, existen una serie de definiciones y proposiciones.

Para las vanguardias históricas del modernismo estas declaraciones de principios eran inevitables: también se pueden encontrar las del futurismo y expresionismo, entre otras.

Definiciones

En todas, el arte y las posiciones políticas iban de la mano. (el segundo manifiesto del surrealismo adhería al comunismo y a la misma III Internacional Comunista).

Mientras la mayoría de los artistas surrealistas estaban siguiendo las alternativas de la Revolución Bolchevique, (la revista La Revolución Surrealista es sustituida por El Surrealismo al Servicio de la Revolución), lo cierto es que ni Lenín, anteriormente, ni Trotsky comprendían de qué se trataba ese arte.

En 1935 durante el “Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura” reunido en París, se da la ruptura definitiva con el stalinismo; el surrealismo rompía con el “realismo surrealista” del stalinismo.

La famosa frase final del discurso de Bretón, que fue leído por Paul Eluard en el congreso decía: “Transformar el mundo, dijo Marx; cambiar la vida, dijo Rimbaud: estas dos consignas para nosotros son una sola”.

Las definiciones políticas hicieron que artistas como Dalí, que había creado el método de “la paranoia crítica”, pero era franquista y monárquico fueron alejados del movimiento.

Vale aclarar que un año después del Primer Manifiesto surrealista, en 1925, Breton, Aragon, Eluard y Péret entraron en el Partido Comunista francés, pero las diferencias con sus miembros (y entre ellos), pronto notorias, motivaron el abandono de Eluard y Breton en 1933. Sin embargo, esa orientación se mantuvo.

Ives Tanguy y Magritte se atuvieron a la primera acepción surrealista del azar objetivo; el belga representando, con una técnica pictórica fotográfica, las incongruencias de un mundo descompuesto y recompuesto conforme a alucinaciones. Dalí hablaba de pintura como de “una instantánea de colores de la concreta irracionalidad”.

El mundo planteado en algunas de sus obras hizo que la filosofía y la espistemología se ocuparan de ellas. Michel Foucault, por ejemplo, escribió un libro sobre “Esto no es una pipa”, de Magritte.

En el cine

El surrealismo también se expresó en el cine. “La estrella de mar” (Many Ray y Jacques-André Boiffard, 1928); “La caracola y el clérigo” (Germaine Dulac, 1928), “Un perro andaluz” (Luis Buñuel, 1929). “La edad de oro (Luis Buñuel, 1930), y “La sangre de un poeta” (Jean Cocteau, 1930) han sido las películas más señaladas en esa dirección.

En el país

Algunos estudiosos han señalado algunos trabajos de Antonio Berni y de Juan Batlle Planas, con referencias surrealistas pero no lograron generar movimiento alguno. El pensador y crítico Aldo Pellegrini tal vez haya sido el que más insistió con el surrealismo con el grupo Orión, pero tampoco logró afincarse en las artes visuales en la década del 50.