“Después de haber pagado la boleta de la luz me quedé sin una moneda. Una amiga me dijo que conocía alguien que estaba comprando cabello. Me contacté con ellos y vinieron a casa. Las vieron a mis hijas y me ofrecieron $120.000 por 15 centímetros de pelo de cada una y acepté. Mis padres me querían matar, pero se calmaron cuando les dije que con ese dinero iban a poder almorzar todos los días”. Con los ojos humedecidos por lágrimas, María Isabel Medina relató un novedoso sistema de ingresos en los hogares más necesitados. Un mecanismo que despierta polémicas en el Gran San Miguel de Tucumán, moviliza a la Policía y a la Justicia.
La compra y venta de cabello no es nueva. Es una actividad que se desarrolla desde hace años con fines estéticos. (Se informa por separado) Pero ahora la situación es diferente porque las cabelleras buscadas son de menores y los compradores son paraguayos. No son peluqueros que buscan materia prima para realizar extensiones. “Estamos trabajando en este tema, pero hasta el momento no detectamos que se esté cometiendo ningún ilícito”, explicó el jefe de la Unidad Regional Este, Carlos Ruiz.
Según la investigación que desarrolló la Policía, desde julio, varias personas oriundas de Paraguay recorren los barrios más humildes de Alderetes, la capital, Yerba Buena, Banda del Río Salí y Las Talitas en busca de cabello de menores. A veces, para poder llegar a lugares donde ni la Policía puede ingresar, contratan a terceros (les pagarían una comisión) para que hagan contactos con potenciales clientes. Otro mecanismo de captación de potenciales vendedores era colocar carteles en las paradas de ómnibus y en centros de concurrencia vecinales (almacenes y drugstore) ofreciendo realizar esa operación. El número de contacto es de WhatsApp y siempre con característica de nuestra provincia.
La crisis económica dispara la demanda de dos viejos oficios en TucumánDe acuerdo a la información que recabaron los investigadores, los compradores pagan entre $60.000 y $100.000 por los cabellos de los pequeños. El valor variaba por el largo, la cantidad y la calidad del material. “Hace un mes logramos identificar a dos ciudadanos paraguayos que realizaban esta actividad. Ellos nos decían que luego de reunir una cantidad importante de cabellos los llevaban a su país para comercializarlo en establecimientos determinados”, agregó Ruiz. Con la asistencia de abogados, supuestamente contratados por el consulado paraguayo en el país, los compradores, al no ser acusados de ningún delito, fueron liberados de manera inmediata.
Dos caras
“Dicen que estas personas están dando vueltas por los barrios más vulnerables de la ciudad. Saben de las necesidades de la gente y andan comprando pelos a lo loco. Dicen que no es delito, pero no me parece correcto que anden dando vueltas haciendo eso. Es increíble que lleguemos a estas instancias. Después comenzarán a comprar otra cosa”, comentó Juana Ramírez. “La situación económica en esos barrios es muy complicada. Nadie puede ser cuestionado por esta situación. Hay mucha gente que no tiene qué comer y busca cualquier manera de subsistir. Son las consecuencias del hambre que hay”, agregó su amiga Mariana López.
“Usted no tiene la más mínima idea de lo que es esa zona. Hay chicas de 14 años con hijos. Es todo un problema social que no sé dónde puede terminar”, comentó Viviana Gallardo. “Hay hogares en los que no les alcanza para vivir. Aceptan cualquier ingreso extra para sobrevivir”, añadió.
Lo que era una situación irregular se transformó en una preocupación. Una mujer se presentó en la comisaría de Alderetes para denunciar que una pareja de paraguayos se había presentado en su domicilio para comprarle el pelo de sus dos hijas a la que habían visto jugar en la puerta de su casa. Según la presentación, al rechazar la propuesta, le avisaron que se las llevarían a la fuerza. “Personal de la comisaría de Alderetes hizo todo un procedimiento para tratar de dar con los autores. Se comunicó a la fiscalía y se realizó una serie de averiguaciones donde se desmintió esa situación”, aclaró Ruiz.
Al parecer, según confiaron fuentes policiales, el problema se habría registrado porque los compradores, al analizar la calidad del pelo de las pequeñas, decidieron pagarle menos de lo que habían ofrecido en un primer momento a través de una tercera persona. La vecina decidió entonces denunciar a los ciudadanos paraguayos.
Días después la Policía detectó el auto que denunció la mujer en el puesto limítrofe Cabo Valentín Jiménez, en el límite con Santiago del Estero. Lo detuvieron y pidieron instrucciones para definir su situación procesal. La fiscala Mariana Rivadeneira ordenó que se los identificara y constatara sus domicilios. Confirmaron que los sospechosos tenían domicilio en la vecina provincia y que se dedicaban a realizar esa actividad.
En Alderetes esta situación generó preocupación y hasta psicosis (se informa por separado). En las redes sociales, por ejemplo, se viralizaron fotografías de un automóvil gris con dominio paraguayo que circulaba por esa ciudad. Esa acción obligó al propietario del vehículo oriundo de ese país a presentarse a las autoridades para ponerse a disposición de la justicia. “Le explicamos que no estaba siendo investigado por ningún delito y que denunciara cualquier tipo de situación para que actuáramos”, comentó Ruiz.
No hay delito
Fuentes judiciales confirmaron que la fiscala Rivadeneira atendió cada una de las situaciones que se presentaron por este tema. Pero no tomó ningún tipo de medidas por considerar que no había ningún tipo de ilícito. Sí solicitó a los efectivos policiales estuvieran atentos a cualquier situación que se pudiera registrar.
“La compra de pelo, independientemente si es de un niño o de un adulto no es un delito. Tampoco lo es para que lo adquiere porque no existe ninguna ley que lo impida”, aseguró el abogado Aníbal Paz.
Su colega Nicolás Ruiz Belmonte coincidió, pero hizo otra lectura sobre el tema: “la idea de ponerle un precio a un órgano o a cualquier parte del cuerpo es, francamente, alarmante. Esto no solo convierte al ser humano en un simple objeto, sino que también pone en jaque los Derechos Humanos y la dignidad que tanto valoramos, tal como se establece en las Declaraciones de Derechos Humanos”, sostuvo. “Al final del día, decidir vender una parte de tu cuerpo por necesidades económicas no es una elección libre, sino más bien una forma de coacción”, finalizó.
Otra mirada
Peluqueros aseguran que esta es una actividad de varios años
“Algo escuché sobre el tema y quedé sorprendido. Desde hace muchísimo tiempo que se compra cabello para realizar pelucas o extensiones. Pero esta historia no sé de dónde la sacaron y tengo temor que se genere una psicosis”, dijo el peluquero Jorge Almirón. El coiffeur no se equivoca en afirmar que recolectar o adquirir el pelo a clientas es muy común en los últimos años. “Hay personas que se las llevan para donar a organizaciones que se dedican a confeccionar pelucas para pacientes oncológicos o entre varios peluqueros acordamos y lo juntamos, siempre con el consentimiento de las chicas”, agregó.
“También lo compramos o hacemos rebaja en el servicio que brindamos. La confección y la colocación de extensiones forman parte de nuestra actividad diaria”, comentó Luciana García. “Desde las estrellas de Hollywood hasta mujeres comunes usan extensiones. Para hacerlas, es necesario tener cabello natural. Por eso se los adquiere. No te puedo dar un precio porque depende, fundamentalmente, de la calidad del pelo. No es lo mismo uno natural que uno teñido o uno que está bien cuidado a otro que está quemado”, destacó Almirón en una entrevista con LA GACETA.
En las redes sociales se ofrece comprar el pelo a un valor de entre $60.000 y $120.000. En tanto que en Mercado Libre, el costo de las extensiones oscilan entre los $20.000 y los $300.000.
Algunos números
- $80.000 es el valor promedio que pagan por el cabello.
- $230.000 es el valor máximo de una extensión en Mercado Libre.
- 3 intervenciones hizo la Policía por esta situación.
- 0 detenidos hubo.
Preocupación
Las redes sociales generaron un clima de alta tensión que afectó a extranjeros
“Siempre voy a dejar a mi hijo al colegio, lo sé porque siempre somos los que estacionamos en doble y triple fila. Una mamá puso en el grupo que había un auto gris sospechoso cerca. Yo lo vi. Había cuatro hombres que tenían la viseras hasta la nariz. Estaban observando a los chicos. Hay que tener cuidado”. Esa es la versión resumida de un audio que una madre envió a un grupo de padres de WhatsApp de un colegio de Alderetes. Ese mensaje se viralizó rápidamente y generó una especie de psicosis en la vecina ciudad. “
A pesar de que no había ningún tipo de denuncia sobre el tema ni sospecha sobre esa situación, tuvimos que montar una serie de operativos para llevar tranquilidad a toda una comunidad que se vio innecesariamente alterada”, aseguró el jefe de la Unidad Regional Este.
Pero hubo más. “Hola Mamis… Les quería contar que ayer quisieron robar y secuestrar a un niño en el barrio Teresa de Calcuta. Me dijeron que andan en una Amarok gris y un auto gris, que son colombianos y se hacen pasar por si querés vender tu pelo”, publicó “Vale” en otro grupo de padres de WhatsApp. “Que con ese cuento se hacían pasar en Santiago del Estero. Me parece algo muy importante porque corren riesgos todos nuestros hijos. Estemos mucho más atentas mamis”, añadió. “Buen día mamis, si es verdad esto”, le respondió de manera inmediata otra mujer.
La realidad indica que nunca se denunció un caso así, que en Santiago no existe una causa abierta de esas características y que fueron mencionados ciudadanos colombianos, cuando los investigados eran paraguayos.
“Es cierto que se subieron fotografías de un auto gris con chapa patente de Paraguay. El propietario se presentó cuando comenzaron a divulgarse las imágenes de su vehículo. La Justicia ordenó que no se tomara ningún tipo de medidas en su contra porque no estaba acusado de ningún delito”, explicó Ruiz. “Estamos atento a todas las novedades, pero fundamentalmente, queremos llevarle tranquilidad a la sociedad para evitar problemas”, finalizó el funcionario.
Antecedentes
El escaneo de iris y la compra de orina también dieron que hablar
“A mí lo único que me interesa es hacerme unos pesitos más. La cosa está muy fea y todo lo que llegue de arriba, bienvenido sea”, dijo el cadete Marcos Rodríguez. El joven fue uno de los tucumanos que se presentó en un local a escanearse los iris en un local de avenida Siria al 1.600. La empresa Worldcoin, que realiza esta tarea en varios países del mundo, pagaba en criptomonedas que tenían un valor de U$S15 cada una. Esta novedad, que se conoció a principios de junio, alertó a las autoridades de la provincia. Después de realizar averiguaciones, confirmaron que no existía ningún ilícito. La empresa continuó desarrollando esa recolección de datos de personas que supuestamente no serían con fines comerciales. Ahora no se sabe si lo siguen haciendo o se fueron a otro punto de la provincia para continuar con la iniciativa.
En junio de 2020, funcionarios de la municipalidad de Banda del Río Salí y la Policía descubrieron que en un depósito del barrio La Milagrosa se almacenaban 3.000 litros de orina. El hallazgo dejó al descubierto que una organización se dedicaba a la compra de ese fluido que era trasladado a Buenos Aires para la elaboración de productos medicinales y cosméticos, según se supo en la investigación. En febrero de 2018 también se habría realizado un operativo similar en esa ciudad. En ambos casos, los responsables sólo fueron multados por no cumplir con normas sanitarias.