El tiempo pasa y es indetenible. No existen métodos para frenarlo. No, no basta con sacar las pilas de los relojes o retroceder sus agujas. Pero, Las Vete, un equipo participante de los torneos de Las Cañas, no lo ven como impedimento. “Desde chicas que somos futboleras. No de clubes ni de ser hinchas, sino de que nos gusta practicar el deporte. Teníamos que transgredir un poco porque somos de otra generación”, dice Lucía Terán, de 54 años, la mayor del plantel, que mantiene dos pilares fundamentales: el amor por el deporte y el disfrute entre amigas.

El equipo se inició hace nueve años como un rejunte de familiares. Tanto es así que Terán recibió la invitación por medio de su sobrina Magdalena Soaje. “En ese momento había vuelto de vivir de Tafí del Valle y ella me contó que se estaban juntando con sus cuñadas para jugar al fútbol. Ella está casada con un primo de cuatro jugadoras más. Me decía si me quería sumar y desde ahí me enganche después de muchos años sin hacer deportes. Como soy más grande no conocía a mucha de las chicas, pero somos un grupo tremendo de amigas que la pasamos muy bien”, comenta la volante. “También hay cuatro chicas de apellido Casanova que son primas entre ellas”, indica.

Sin embargo, el nombre llegó un tiempo después. “Es una abreviación de veteranas. Pero todo surgió porque, en un torneo organizado por la fundación Minka, jugamos contra un equipo que tenía chicas de 17 años e iban a la secundaria todavía. En un momento del partido, les íbamos ganando como por 10 goles. Ellas ya estaban muy impotentes y algunas estaban enojadas por la situación. De la nada, una de las chiquitas lanzó un grito: ‘Por qué no van a cuidar a los hijos, ‘vete’”. Después de eso adoptamos el nombre ese porque nos causó mucha gracia. Sí, somos ‘vete’, pero ‘vete’ con actitud”, explica.

Terán reconoce que, cuando se inició el torneo de Las Cañas, no querían participar debido a la diferencia de edad con los otros equipos. “Al principio no queríamos jugar ahí porque todas era para más chicos. Imagínate nuestro equipo tiene un promedio de edad de alrededor de 43 años. Yo le subo el promedio porque soy la más grande, ja. Pero el rango de edad es de 35 a 54”, describe, aunque la postura cambió y, después de un profundo debate, decidieron anotarse. El cambio de competición hizo que realicen algunas modificaciones en la estructura del equipo: primero tuvieron que conseguir un entrenador, establecer días de entrenamiento y mejorar la parte física. “Nos juntamos dos veces en la semana. Los martes entrenamos y hacemos un partido amistoso, y el sábado para jugar en Las Cañas. Todo eso fue para ser más competitivas”, reconoce.

JUNTO A SU HIJA. Lucía Terán enfrentará a su hija en esta edición del torneo. Gentileza Lucía Terán.

Terán siente que el deporte le llegó por herencia. “Mi papá jugó al rugby en Tucumán Rugby y mi mamá fue promesa en el tenis en Lawn Tennis, pero ella falleció muy joven. Creo que el deporte está en la sangre”, señala, quien pasó por una multiplicidad de disciplinas. “Jugué al voley en el colegio Santa Rosa. Después hice tenis, pero nada profesional. Lo que me mantuvo mucho en contacto con los deportes fueron las Olimpiadas Intervillas. Ahí siempre jugué al voley y al fútbol para Tafí “A”. Gané un montón de campeonatos de esos porque estuve desde los inicios de esos deportes. También jugué al Polo, y jugué el primer CAIH femenino con la selección de Tucumán que se hizo en Córdoba. Soy muy vieja ya, jajaja”, recuerda.

Terán, asimismo, asegura que Las Vete no se restringen a jugar al fútbol. “El fútbol es el pretexto que nos une porque fuera de las canchas hacemos un montón de cosas. Hacemos asados, guitarreadas, somos muy festivaleras. Además, una vez al año, hacemos un viaje entre las jugadoras. El punto siempre es Tafí del Valle. Nosotros le decimos un fin de semana Vete. Cada una tiene un rol: a una le decimos la planilla Excel, que es la que maneja los números, otra es DJ, yo soy la asadora…Hay un sinfín de roles que adopta cada una. Y eso es lo bueno de todo este grupo”, cuenta.

Terán comenta que Las Cañas es una especie fiesta familiar. “Nosotras arrancamos con nuestros hijos, que eran chiquitos y nos acompañaban a los partidos, a que hoy estén cursando la facultad. Eso te permite Las Cañas. Se produce una reunión más allá del fútbol”, apuntala. Aunque también se mantiene expectante al duelo frente a Lgantes, ya que enfrentará a su hija Lucía Ferrari. “Ella iba a verme cuando era chica. Me acuerdo que la inscribí en una escuelita de fútbol en el lugar que jugábamos y desde ahí empezó. El año pasado su equipo ascendió a la ‘A’ y dio la casualidad de que compartimos zonas. El 28 de septiembre va a ser el partido”, contó.

Así, Lucía se mantiene expectante al duelo que protagonizará contra su hija, aunque el objetivo principal es seguir disfrutando del deporte. “Lo más lindo es que nos reunimos para hacer lo que nos apasiona”, cierra, con el objetivo de seguir ligada al deporte.