La historia de estos fanáticos demuestra cómo el amor por los colores del club puede entrelazarse con las personales en una conjunción profundamente emotivas. El sábado, día en el que San Martín de Tucumán venció al “Santo” sanjuanino, será recordado no sólo por el resultado, sino también por haber sido una jornada cargada de emociones que dejó una huella imborrable en el corazón muchos plateístas.
Durante el entretiempo en La Ciudadela, mientras la multitud intentaba calmar los nervios que había dejado la primera mitad, en la zona de plateas hubo una escena conmovedora. Zoe Jazmín Díaz, una niña de 12 años, y su madre Vanesa (Díaz), desplegaron un pasacalles que capturó la atención de todos.
“Desde que llegaste a mi vida me amaste y protegiste, haciendo hasta lo imposible para brindarme lo mejor. Le doy gracias a Dios por ponerte en mi camino. Hoy quisiera saber si me harías el honor de regalarme tu apellido y ser legalmente tu hija, papá”, rezaba el mensaje acompañado de corazones y un retrato de Sebastián Ignacio Robles, quien hace unos años se enamoró de su madre y decidió criarla desde que ella tenía cinco años.
“No tuve miedo”, le confesó Robles a LA GACETA sobre la responsabilidad de hacerse cargo de Zoe. “Estuve dispuesto desde el día en la que la conocí”, agrega.
“Cuando conocí a Vanesa, me habló de su familia y de su hija. Comenzamos a chatear y me enviaba fotos de Zoe. Así me fui encariñando con ambas, hasta que un día las conocí en persona y todo fluyó naturalmente. Nadie me dijo nada, simplemente pasó. Hacía cosas para ganarme su cariño porque amaba a mi esposa y también a su hija. El día que me casé sentí que me casaba con ella también”, aseguró Sebastián, que nunca imaginó la sorpresa que le tenían preparada.
Para entender la emoción del momento es esencial remontarse al origen de la historia de amor entre Sebastián y Vanesa.
“Hace siete años comenzamos nuestra relación. En ese entonces yo era mamá soltera; él empezó a frecuentar más nuestra casa y todo avanzó rápidamente. Nos casamos y nos mudamos juntos. En ese momento, Zoe también se mudó con nosotros y durante un tiempo vivimos en la casa de mi mamá”, recordó Díaz. “Antes habíamos sido amigos; salíamos de vez en cuando, pero nunca había pasado nada más. Hasta que ambos comenzamos a buscar lo mismo: una familia. Tanto él como yo venimos de padres separados, lo que nos hizo valorar mucho esa idea. Decidimos formar una familia para ofrecerle a nuestros hijos lo que nosotros no pudimos tener”, agregó.
A medida que la relación creció, también lo hizo el amor. La unión entre ellos no sólo se basó en sus sentimientos, sino que también incluyó un vínculo profundo con Zoe, a quien Sebastián recibió con los brazos abiertos. “La llevamos al río la primera vez que nos conocimos. Ella estaba muy enojada y algo celosa de su mamá. Recuerdo que le compré un helado ese día y comenzamos a jugar. Ahí ella empezó a adaptarse conmigo”, contó Sebastián. “Soy muy cariñoso con ella y ella también lo es conmigo. A veces viene de repente, me abraza y me dice que me quiere o que me ama. Es un vínculo muy fuerte; a veces creo que me tiene más confianza en mí que en su madre”, sentenció Robles.
El vínculo que Robles construyó con Zoe es tan profundo que ahora ella decidió pedirle que sea su padre en los papeles. Sin embargo, en su corazón ya lo era desde hace mucho tiempo. Esa decisión fue impulsada en gran medida por la llegada de su hermana menor (Vanesa -h-, de cinco años) fruto del amor entre su madre y Sebastián.
“Ella me preguntaba por qué no teníamos el mismo apellido”, aseguró Zoe, quien tuvo la idea de hacer su pedido en el partido más esperado de la temporada. “Un día, mientras estaba cocinando, recibimos la noticia de que ya éramos socios del club gracias a ‘Seba’. De repente, ella me dice: ‘Mamá, necesito pedirte un favor’”, recuerda Vanesa. “Me dijo: ‘Quiero pedirle algo a Sebastián, pero no sé cómo. Quiero decirle si me puede reconocer legalmente como su hija’”, agregó Díaz sorprendida. “¿Estás segura? Porque esto es para toda la vida. No es algo que puedas cambiar después”, le dije.
No obstante, la decisión de Zoe no tenía vuelta atrás. “Le dije a mi mamá que quería hacer algo especial. Mientras cocinaba, se me ocurrió hacer una bandera y el mensaje salió de forma espontánea después de todo el tiempo que pasé con él. En realidad, quería decirle más cosas, pero decidí poner sólo eso. Él significa mucho para mí”, dijo emocionada.
“Cuando estábamos en la cancha, vi que ella tenía una bolsa. Me pregunté: ‘¿Qué traerán acá?’ Pensé que podría ser una bandera o algo similar. Me habían dicho que tenían una sorpresa para mí, pero no sabía qué era. Hasta que la vi. Se me puso la piel de gallina; hubo lágrimas y abrazos. Cuando bajé a abrazarla, ella también empezó a llorar”, aseguró Robles quien le cumplirá el deseo a Zoe.
A pesar de no ser su padre biológico, Sebastián se convirtió en una figura fundamental en la vida de Zoe. Por eso ella decidió lanzar una propuesta que él recibió agradecido y que generó un aplauso cerrado en Bolívar y Pellegrini.