Del bolsillo, a la bolsa de basura y de allí al contenedor. Hasta ahí llega el aporte ciudadano, pero lo cierto es que ese mecanismo es tan solo la primera parte de todo el recorrido que cumplen los desechos hasta su reposo en el sitio de disposición final, en Overo Pozo. En la planta se acumulan más de 3,5 millones de toneladas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y todos los días ingresan entre 70 y 90 camiones colmados. Las autoridades consideran importante que se conozca el circuito completo para concientizar a la población y avanzar hacia mejoras sustentables en el ambiente.
Al servicio esencial lo maneja el Consorcio Público Metropolitano para la Gestión Integral de RSU (Girsu), un organismo creado en 2009 que se encarga de la transferencia, el transporte y la disposición final de los residuos. Está integrado por Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo, Yerba Buena y algunas comunas. La transferencia se realiza en la planta de San Felipe (en la Ruta Nacional 38, sobre avenida Circunvalación) y el sitio de disposición final es Overo Pozo (Cruz Alta). La recolección arranca con los camiones que realizan la tarea domiciliaria, que luego de recorrer la ciudad acarreando la basura, viajan a San Felipe. Es ahí donde se pesa el cúmulo residual y se lo descarga, mediante un sistema de tolva, en las bateas que viajan a Overo Pozo.
Primero, San Felipe
“Los desechos llegan aquí compactados. En San Felipe hacemos coberturas intermedias para evitar su voladura”, iba explicando Daniel Molina, jefe de aquella sede, al gobernador, Osvaldo Jaldo, durante la inauguración de la “Celda H” en el sitio de disposición final. También señaló que todo residuo que llega a la planta de transferencia debe salir de allí antes de que termine la jornada. “En San Felipe, al final del día, las cuentas tienen que estar en cero. Los sábados normalmente ya queda todo limpio para arrancar de nuevo el lunes”, indicó.
Es una actividad mecánica y coordinada, ya que debido a la tarea de compactación en el primer punto es que las celdas en Overo Pozo están ordenadas. “Los campos a la vuelta están limpios; ese es uno de los trabajos arduos de acá. Cuando la basura llega, destapan y recargan las celdas todo el tiempo”, dijo.
Luego, Overo Pozo
El predio de Overo Pozo se compone de 99 hectáreas que pertenecen a la Secretaría de Producción de la Provincia. El Consorcio Público Metropolitano ocupa 32 de ellas para la tarea de disposición final y el resto es aprovechado por la Estación Experimental para tareas de explotación, hasta tanto el Girsu requiera su utilización. Cada camión que ingresa a la planta puede cargar hasta 15 toneladas de desechos. A Overo Pozo ingresan hasta 95 de ellos por día, lo que suma un total de 1.500 toneladas y con un pico de 2.500, según Molina. De toda esa cantidad, se sabe que el 65% corresponde a la Capital tucumana.
El sitio de disposición final de los residuos está organizado en celdas. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, los espacios van agrupándose y lo que un día fueron la celda A, B o C (y así hasta llegar a la G) hoy son parte de un cúmulo gigante que ya alcanzó los 27 metros de altura. “Todas las celdas tienen diferentes proporciones, pero aproximadamente ocupan una hectárea y tienen 12 metros de profundidad. A través del tiempo se las fue uniendo y por eso hoy son una sola montaña, aunque en realidad son varias que ya están llenas y que se las sigue operando”, explicó Virginia García, del área de extensión y difusión del Girsu.
Actualmente se trabaja en la celda H, recientemente inaugurada, que tiene una superficie de 150 metros por 70 metros y que se prevé que tenga una vida útil de dos años. Según adelantó la intendenta, Rossana Chahla, se proyecta que antes de fin de año la nueva celda esté en condiciones de generar 200 metros cúbicos de biogas, que luego se transformarán en energía eléctrica.
Para mantener óptimo el espacio de cada celda, se trabaja sobre el montón de basura de manera que ocupe menos lugar. “A medida que va pasando el tiempo, se van compactando los residuos y se le va haciendo (a la montaña) una capa de 50 centímetros de tierra para evitar la contaminación de la basura que llega”, describió Marcelo Zottola, jefe de planta de Overo Pozo. A unos metros de las fosas residuales se encuentran, además, las piletas de los lixiviados. Allí se acumulan todos los líquidos que los desechos arrojan mientras se descomponen. “De las montañas salen unas cañerías que son las que llenan las piletas. A su vez, esas herramientas tienen unos aspersores que evaporan el lixiviado para que se vaya reduciendo el volumen”, explicó Florencia Caminos, directora de Ambiente de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, que junto a la secretaria ambiental, Julieta Migliavacca, comandan “La Ruta de tus Residuos”, un taller que invita a estudiantes a conocer el recorrido de la basura.
¿Y qué pasa después?
Entonces, el trabajo dentro de cada celda es más o menos el siguiente: residuo, capa de tierra, extracción de líquido lixiviado, otra vez basura, más tierra, y así sucesivamente. “Todo eso se hace para que vaya bajando el volumen. Año a año, por el tratamiento que se le da a los residuos, la montaña tiene que ir disminuyendo (lo hace un metro por año) y lo demás se sigue operando para que se biodegrade el residuo”, indicó García. Caminos resumió: “todo esto, el día de mañana, se va a volver tierra”. Allí el ejemplo es una biocelda que se encuentra al lado de las que están en uso, que está cubierta por una capa de tierra y césped, sin desechos a la vista más que en su interior. Lo mismo se hará con la que acaba de cumplir su ciclo de explotación.
Vivir con la basura: vecinos de barrio Padilla denuncian acumulación de desechos en el Canal NorteEl propósito de los municipios y de la Provincia a la hora de avanzar en políticas medioambientales es que cada vez llegue menos basura a Overo Pozo. Actualmente, San Miguel de Tucumán despliega una campaña de recolección diferenciada por el que se separan los residuos antes de entregarlos al camión, que de a poco va encontrando impulso. “El porcentaje es muy menor. No llegamos ni al uno por ciento del total de los residuos, pero vamos sumando; ese es nuestro objetivo. Y para eso necesitamos el acompañamiento y el compromiso de todos. De esa manera alcanzaremos la ciudad que queremos”, puntualizó Migliavacca.