Cristina Fernández no está fuera de la escena política, según los sondeos. El escándalo protagonizado por el ex presidente Alberto Fernández y sus enfrentamientos con Fabiola Yañez no modifica ni la agenda política ni la social, mucho menos implica una lápida que sepulte al kirchnerismo.

En los datos, el 41% de los participantes del sondeo nacional realizado por Giacobbe Consultores sostiene que aquel escándalo del ex matrimonio presidencial no implica el fin de las huestes kirchneristas. Por el contrario, cree que están vidas. “Y esto no es ilógico porque dentro de ese porcentaje están los que aún son fieles a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner y los que consideran que su imagen es regular. Claro está que esto es sólo un deseo”, indica a LA GACETA el analista Jorge Giacobbe, Asimismo, acota, dentro de esa franja de ciudadanos están los que debieron optar en las presidenciales “entre Frankenstein (Alberto) y el hombre lobo (Javier Milei). Y todos vimos que el electorado prefirió éste último”. El 30% de los que respondieron que el kirchnerismo está terminado corresponde al ala dura libertaria.

En la interpretación de aquellos datos, el consultor advierte que Alberto Fernández no hundió al kirchnerismo que, a su vez, trata de mantenerse en pie con Cristina a la cabeza. ¿Cuál es la explicación? La imagen de la ex jefa de Estado no ha variado en los últimos meses: un 25,5% de los consultados sostiene que ella sigue siendo una opción, aunque un 64% indica que su imagen es negativa. El núcleo duro sigue intacto. Distinto es el caso de Alberto Fernández, “que ya estaba en el piso desde el fin de mandato y ahora lo siguen pateando por este escándalo”, acota. En ese proceso, Giacobbe considera que el kirchnerismo ya hizo el proceso mental para “ajenizar” a Alberto y salir rápidamente de la culpa, del remordimiento y de la responsabilidad de ponerlo en el máximo cargo político. “Cada vez que ella los hace por alguien y fracasa, los kirchneristas tienen un mapa argumental para defenderse. Pidió por Daniel Scioli, y lo votaron, aunque preferían a Florencio Randazzo. Alberto venía de despotricar contra ella y lo eligió como compañero de fórmula. Ahora solicitó apoyo para Sergio Massa y lo soltaron en la segunda vuelta”, detalla.

Una cuestión como la de Alberto y Fabiola no puede tapar el bosque. En el diagnóstico de Giacobbe Consultores, el 45,7% de los participantes respondió que eso no favorece al gobierno de Milei. “Es absurdo pensar de otra manera, que un ala de la política sostiene esa base argumentativa, ya que la sociedad no es monotemática. No tapa nada, mucho menos la situación económica”, explica el consultor. Por el contrario, el 51,1% de la sociedad respondió que no se olvida de lo que está pasando con su economía y, desde ese punto de vista, esperan respuestas de la actual gestión de Gobierno.

Las mujeres, primero

La encuesta de Giacobbe refuerza la puja de poder existente dentro de La Libertad Avanza: el virtual empate en imagen del presidente y de la vicepresidente Victoria Villarruel. Ambos tienen un 45,2% de imagen positiva. Ella cosecha un 36% de imagen negativa; él, un 41%.

Ambos protagonizan permanentes cortocircuitos que desnudan que las internas dentro de las fuerzas libertarias no tienen que envidiarle en nada a las que suelen darse dentro de lo que el propio jefe de Estado tilda de casta política. “Esto es una constante desde que se produjo el recambio institucional, en diciembre pasado: Villarruel tiene un poco más o igual imagen positiva que Milei, aunque en todo este período ella sólo tuvo una baja, el mes en que se comió el costo político del aumento de la dieta en el Senado”, puntualiza el analista.

Cuando su consultora realiza una nube de palabras, con la que se potencia las fortalezas y las debilidades de un dirigente, en el caso de la vice se afianza la fortaleza y la valentía; en lo negativo, los encuestados suelen responder que ella aviva los fantasmas de la década de 1970. “Eso le pasa a Cristina en su público y también a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Lo que no quiere darse cuenta La Libertad Avanza es que no tiene una pieza de valor, sino dos productos que bien puede cotizar en la góndola político y, porque no, en la electoral”, remarca. Giacobbe expresa que los libertarios no ven esta situación como una oportunidad, sino que lo ponderan desde el recelo entre ambos, como infantes, y por eso tiran permanentemente de la cuerda. “Esos son los rasgos de inmadurez libertaria que se está construyendo en la misma sintonía que lo hace la vieja política, con esa religión monoteísta en la que sólo debe predominar uno; solo uno”, agrega.

El analista, finalmente, sostiene que, en término de estrategias políticas, no puede construirse un espacio a través de los caprichos, con reacciones emocionales más que racionales.