El sol del mediodía hace más amena una jornada ventosa en el Jockey Club. En el tee de salida, varios golfistas ensayan diferentes golpes. Entre ellos se destaca la figura de Andrés “Pigu” Romero, que le pide unos minutos a LA GACETA. “¿Golpeo dos o tres y estamos?”, pregunta con timidez. “Listo”, dice minutos después, guarda todos los palos en su bolso y camina hacia la terraza del bar del club. “Este lugar es como mi casa, me gusta mucho este sector”, dice antes de mostrar una enorme cicatriz en su brazo. “Me hicieron 40 puntos, me cayó una mesa de vidrio, por suerte no pasó a mayores porque puse la mano, pero me venía a la cabeza”, relata, aún impresionado, y queda listo para la entrevista.
- ¿Como te preparás para el Abierto del Norte?
- La verdad que estoy ansioso. Como todos los tucumanos amantes de este deporte. Es un torneo que me encanta y que me gusta mucho jugarlo. No lo gano hace mucho tiempo así que puedo decir que es una cuenta pendiente. Cuando estuve más cerca en los últimos años fue cuando lo ganó “Cucho” (Augusto Núñez).
- ¿Estás con confianza para ganarlo?
- Sí, estoy entrenando para eso, sacrificando algunas cosas para estar mejor. Si quiero dar el salto nuevamente hay que hacerlo. Si llego entrenado sé que tengo muchas posibilidades de terminar bien la semana.
- ¿Se arman partidos entre ustedes?
- Todos los lunes juegan los vagos, hacen pollas, y siempre que veo los puntajes están prácticamente los mismos. Hacen cinco o seis menos, los de afuera ven esas cosas y saben que estamos bien, entonces se imaginan que cuando vengan a Tucumán será complicado. Y es lo que pasa, de hecho, los últimos años siempre son tucumanos los que están arriba, y creo que los tres últimos torneos lo ganaron tucumanos.
- ¿Cómo ves el futuro del golf en Tucumán?
- Espero que salgan muchos jóvenes más que nos representen, pero creo que el deporte está en baja. Es algo general. Córdoba en los últimos años no sacó a nadie. Igual hay varios que todavía están muy vigentes aunque no veo a jóvenes nuevos que tengan proyección de aspirar al PGA, que me perdonen, pero es una realidad. Ojalá que la situación cambie.
- ¿A qué se debe esto?
- Tiene que haber un cambio a nivel provincial y nacional. Si el golf crece en Argentina, seguro se va a fomentar mucho más el nivel. Pero bueno, con el país en el que vivimos, hoy cada vez hay menos torneos de golf y los que existen son prácticamente gracias a las empresas que están aliadas al golf, que son fanáticas del golf y que quieren que los eventos se sigan haciendo. Pero yo que también hago un evento, sé que es difícil, es muy cuesta arriba. Uno lo hace por fanático de este deporte. Ojalá esos cambios lleguen para fomentar a los chicos que son futuros golfistas, que vean que es un tour serio, que es un tour de 20 torneos, que es competitivo. Creo que eso es lo que va a ayudar.
- Vos la peleaste desde bien abajo... ¿qué consejos les das a los más jóvenes?
- Siempre participo de las clínicas y digo que si querés jugar al golf, si querés ganar el Abierto del Norte tenés que sacrificar muchas cosas. Primero hay que estar bien mentalmente, y después físicamente. De movida hay que trabajar mucho para triunfar.
- ¿Qué cosas sacrificaste vos?
- Yo me perdí casamientos, bautismos, cumpleaños. Dije que no a muchos asados; tenés que ser firme, sobre todo si estás bien arriba, porque esos detalles son los que definen tu trabajo en el campo. Hoy todos los jugadores van al gimnasio y se matan, salen y se van al psicólogo, al nutricionista. Yo veía a los jugadores del PGA en mis últimas participaciones y el que juega tiene atrás a cinco personas. Yo solo andaba con mi traductor.
- ¿Hiciste terapia?
- Sí, hago terapia, pero la verdad que esas cosas cuando uno arranca no las ve. Yo no las veía. Me costó verlas con el tiempo, pero son cosas que te ayudan. O sea, si sacás 10 golpes en el año te pagás todo ese presupuesto que tenés por atrás, por eso si estás en el alto nivel lo tenés que tener. La terapia me ayudó a tener los pies sobre la tierra cuando llegué, porque cuando estas ahí no te das cuenta y se te abren muchas puertas.
- ¿Que te dio tu carrera?
- Me dio calle, me dio un mundo nuevo, muchas amistades, que es lo que más valoro. Me hizo crecer como persona, pero a los más chicos siempre les digo que hay que sacrificarse y trabajar. Me acuerdo cuando venía a entrenar aquí, le sacaba la bicicleta a mi hermana, me venía en la bicicleta y traía las pelotas, las tiraba, las buscaba, las tiraba, las buscaba. Y bueno, con el tiempo cambiás y uno se hace más vago. Esa sería la palabra.
- ¿Por qué?
- Y porque se abren otras puertas y cambiás tu forma de ser. Yo ahora tengo auto, me puedo subir e ir a donde quiera, pagar las pelotas y no lo hago. Siempre me acuerdo que cuando era chico mi preparador físico me entrenaba tres veces a la semana en Salta y Santa Fe, me iba siempre en bicicleta, después dejé de ir. Un día el profe me preguntó por qué no iba y le dije que me quedaba lejos. Y el me dijo ¿ya te olvidaste cuando venías en bicicleta? Y es verdad, tenía auto y no iba a entrenarme. Son decisiones que uno toma, que en ese momento no te das cuenta y después te arrepentís.
- ¿Pensás que te diste cuenta tarde de eso?
- Yo siempre lo dije. En 1998 tenía 17 años y no me daba cuenta del lugar en el que estaba. Seguía viviendo la vida como un adolescente de 17 años, pero ya tenía otra responsabilidad que no veía o no quería ver. Tenía tanto talento que sentía que no me hacía falta entrenar. Cuando llegué al Tour Europeo, me acuerdo que venía a Tucumán, dejaba el palo de golf al lado del auto y lo agarraba recién cuando me iba. Recuperar el ritmo y el juego me costaba dos o tres días, por el talento que yo tenía. No sé qué hubiese pasado si hubiese practicado más de lo que lo hice, pero seguramente hubiese ganado varios torneos más. Recién en 2014 creo que tomé conciencia, cambié mucho mi swing. Empecé a trabajar mucho y, de hecho, hoy he mejorado mi swing. Creo que antes jugaba de manera inconsciente. Ahora lo hago conscientemente.
- ¿Qué puertas se abrieron para vos?
- Las que creía inalcanzables. El golf me hizo conocer muchas personas importantes. Nunca me voy a olvidar cuando estaba jugando un British y me llamó Carlos Tévez y me preguntó si podía pasar a saludarme. Ni siquiera sabía que él me conocía. Una vez estábamos jugando y mi profesor me dice que a unos 100 metros estaba Chayanne mirándonos. Le dije que fuéramos a invitarlo a jugar y nos acercamos y él dijo que no quería molestarnos. Me saludó y me conocía, le regalé mi gorra y me pidió que se la dedicara y se sacó una foto conmigo. Me sorprendió porque yo había querido pedirle una foto, pero no me animé, y al final, fue él quien me la pidió a mí. Son cosas que uno recuerda, momentos buenos que te da el deporte. Con mi familia una vez fuimos a San Antonio y coincidió un partido de “Manu” Ginóbili, fuimos a verlo y cuando se enteró que estaba ahí me pidió que lo espere. Conversamos mucho tiempo y nos sacamos fotos y nos regaló camisetas.
- Vos también sos una figura para ellos...
- Es difícil entenderlo así, por eso digo que tenés que tener los pies sobre la tierra, mantener tu humildad, más allá de todo. Porque el golf, como cualquier deporte en el que tenés exposición te presenta muchas personas. Es impresionante, hay que saber disfrutar de esas experiencias y reconocer también para qué o con qué fin se acercan algunas personas. Hay que tener cuidado.
- Después de ganar en Alemania dijiste que te quedaban 12 años de carrera... ¿lo sostenés?
- Sí, voy por más. Tengo 43 y creo que hasta los 53 voy a seguir. Me gustaría jugar el Champions Tour. Este año voy a ir a la Escuela de Europa porque me siento bien. Estoy pegando bien, lo único que lamento es que no tengo eventos para jugar, por eso en octubre me iré a Chile para jugar dos eventos y encontrarme un poco con el ritmo y la adrenalina. Quiero intentarlo un tiempo más.
- ¿Y qué habrá después del golf?
- Quiero viajar, conocer lugares que ya conozco, pero que no pude disfrutar. Por ejemplo, fui cinco veces a Francia y no conozco la Torre Eiffel. Cuando estás jugando preferis quedarte en el hotel. Definitivamente Francia es el lugar que más ganas de descubrir tengo, quiero viajar sin los palos de golf. Pero todavía no pienso en eso, en los últimos tres años, he jugado solo cinco torneos afuera. Pero ahora quiero volver. Después de mi accidente doméstico (trasladando una mesa un vidrio le cayó sobre la muñeca y tuvieron que hacerle 40 puntos), me puse otra meta: ganarme a mí mismo, demostrar que puedo jugar al golf de nuevo. Pensaba que no iba a poder jugar nunca más, pero ahora estoy jugando y quiero llegar a un buen nivel. Esa idea me motiva.
-¿Qué hubiese sido de vos si no hubieras sido golfista?
- El sábado, viendo la final de un partido, alguien me preguntó eso. Le dije en broma que estaría cuidando autos, y todos se rieron. Pero la verdad es que no lo sé. Por suerte, estoy aquí sentado hablando con vos.