Decidir empezar a hacer un ejercicio no siempre es una resolución sencilla, sobre todo cuando se pone a prueba el cuerpo y resulta en unos primeros intentos un tanto fastidiosos. Dolor muscular, cansancio y quemazón son sensaciones que uno puede esperar de una primera salida a correr, sin embargo sentir picazón no es algo tan extraño.

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En nuestra primera salida a correr pueden suceder eventos inesperados donde quizás experimentemos sensaciones placenteras y otras no tanto. Puede que nos haya sucedido que una vez terminada la sesión hayamos tenido una necesidad de rascarnos la piel imposible de desatender. Esta comezón es un fenómeno que no se ha definido con un término médico pero que es suammente común entre las personas que comienzan a correr.

¿Por qué me pican las piernas al correr?

No se trata de una experiencia peligrosa ni extraña, la picazón en las piernas que puede acompañarnos todo el recorrido forma parte de las primeras experiencias cuando comenzamos a mover nuestro cuerpo. Esta comezón en las piernas tiene sus orígenes en el sistema cardiovascular, producto de una mayor irrigación sanguínea.

Los músculos son capaces de contraerse y esta acción es la que genera el movimiento de todo nuestro cuerpo. Cuando hacemos ejercicio, estos tejidos se activan y como requisito para funcionar solicitan un mayor flujo sanguíneo. A la misma vez el corazón late más rápido lo que favorece la dilatación de arterias y capilares para irrigar en mayor cantidad a los músculos de las piernas que así lo requieran. Esta dilatación vascular es lo que causa la picazón que podemos sentir al correr.

La picazón es normal en las personas que comienzan a correr.

¿Cómo detener la comezón en las piernas?

Así es que la picazón no es un signo de inquietud si no más bien una señal de que nuestro cuerpo está trabajando correctamente. Sin embargo esta sensación puede ser un poco molesta y muchas veces provocar que detengamos la actividad. No obstante, si deseamos que la comezón pare lo mejor es no dejar de movernos ya que cuanto más corramos y más habitual sea correr para nosotros, menos probabilidades tendremos de sufrir una vasodilatación para enfrentar el esfuerzo que provoque la picazón.

Con la práctica y la habitualidad en la actividad adquiriremos mayor capacidad aeróbica y por ende una eficiencia cardiovascular que permite una actividad constante en nuestro sistema cardiovascular que no implique cambios bruscos en nuestras arterias y capilares.