El Plan Integral de Movilidad Urbana (PIMU) está siendo, en general, bien recibido por la ciudadanía de la capital, según se desprende de los diferentes testimonios que recoge a diario LA GACETA en sus distintas plataformas y redes sociales, además de los resultados que arrojaron algunos sondeos realizados en nuestra edición digital.

La gente reconoce que el tránsito es lento, caótico y que representa uno de los principales problemas que afronta el Área Metropolitana Tucumán (AMeT) y por ello celebra que se adopten medidas para mejorar esta situación que se agrava año tras año, con el aumento demográfico y el crecimiento del parque automotor.

El PIMU también apunta a agilizar el transporte público de pasajeros, un servicio deficiente y escaso que constituye otro de los blancos de fuertes críticas por parte de los vecinos. En este caso concreto se comenzaron a delimitar carriles exclusivos para líneas de colectivos urbanos e interurbanos que atraviesan el microcentro y se informó que se avanzará con esta medida hacia calles y avenidas de otros sectores de la ciudad.

Aunque aún son pocas las cuadras que cuentan con este nuevo mecanismo, los pasajeros se han mostrado conformes con el resultado y la mayoría expresa que el transporte es más rápido en las calles con carriles diferenciados.

Esto implica además la prohibición de estacionar en estas cuadras ya que los carriles se ubican sobre la derecha de las arterias. Esta es una de las claves para que no fracase el PIMU, que los vehículos particulares no se detengan en los lugares donde no está permitido. El Plan de Movilidad se extendió este fin de semana a los cambios de sentido de las calles Crisóstomo Álvarez y San Lorenzo y al traslado de las líneas que circulaban por esta última arteria hacia calle Las Piedras.

Estacionar donde está prohibido es la mayor transgresión que cometen los conductores tucumanos, en forma masiva, y es una de las principales razones de los embotellamientos y de que el tránsito de la ciudad sea, después de CABA, el más lento del país, según reconoció la intendenta Rossana Chahla.

Es fundamental que el municipio imponga el cumplimiento de esta norma, no sólo en las calles con carriles para ómnibus, sino también en resto del microcentro, donde mayormente no se respeta. Ayacucho-Junín es un claro ejemplo, donde no está permitido estacionar pero sin embargo se muestra repleta de vehículos durante todo el día, incluso en doble y triple fila. Lo mismo ocurre en la estrecha calle San Juan, uno de los pocos accesos al microcentro desde el oeste y además por donde circulan colectivos y sin embargo hay cuadras con autos aparcados por horas.

Un caso emblemático es el de Maipú al 400, también angosta, estacionada de punta a punta toda la jornada por vehículos particulares, con el agravante de que la mayoría pertenece a policías de la Guardia Urbana, ubicada en esa cuadra.

Las autoridades, en casos como los citados, parecieran olvidar aquello de que la ley debe ser igual para todos.

Es primordial que la Municipalidad logre hacer respetar la prohibición de estacionar en donde está indicado, para agilizar el tránsito y para que no fracase el PIMU que acaba de comenzar.