Desde su estreno en 2020, “Emily in Paris” generó amores y odios. Estas pasiones convirtieron a la serie de Netflix en un éxito de audiencias. Hay quienes valoran el ciclo por su estilo visual y su parecido con “Sex and the City”. Pareciera que la historia de Emily conecta muy bien con el público global, salvo en Francia, donde la serie recibió críticas ásperas. ¿Qué es lo que no convence a los franceses de esta producción que, en teoría, celebra su cultura?

La ficción cuenta la historia de Emily Cooper, que es interpretada por Lilly Collins: se trata de una joven ejecutiva de marketing de los Estados Unidos. Emily es contratada para proporcionar una perspectiva estadounidense en una empresa de marketing en París. Cuando la protagonista llega a la ciudad europea, se produce un choque cultural ya que ni siquiera sabe francés.

Más allá de que Emily no sea bilingüe, uno de los puntos más controvertidos para los espectadores parisinos es el uso excesivo de clichés sobre la ciudad y sus habitantes. París es representada como una postal perfecta, que no refleja la realidad cotidiana de sus vecinos. "Es una caricatura urbana", "un París de Disney", "una ciudad sin contexto ni contraste", objetaron dos líderes ecologistas en una columna publicada en Libération que replicó a comienzos del año pasado la cadena de radio RTL.

El rechazo a la serie se basa en la idea de que esta ofrece una visión superficial y estereotipada de la capital al reducir su cultura al vino, las baguettes y la moda, y obvia las complejidades y desafíos de la vida urbana. Hace unos meses, la revista Les Inrockuptibles dijo que “los franceses se reían de la serie”.

Tampoco cae bien la caracterización que se hace de los personajes franceses. Los parisinos en “Emily in Paris” son frecuentemente mostrados como fríos, arrogantes, y condescendientes, lo que refuerza los estereotipos negativos y las antipatías.

Si bien la falta de una perspectiva francesa en la narrativa incomoda a los vecinos de la Ciudad Luz, lo cierto es que la serie le reporta ganancias. A comienzos de este año, el segundo estudio del Centro Nacional de Cinematografía (CNC) indicó que casi ocho de cada diez turistas extranjeros querían visitar París después de ver una ficción rodada en la capital francesa, seis puntos más que en 2018. Para uno de cada diez encuestados, el "cineturismo" es incluso el detonante y el motivo principal de su llegada a Francia. Y "Emily in Paris" ranquea entre las producciones más mencionadas por los visitantes extranjeros, según ese informe.

Lo que dijo el creador de "Emily in Paris" ante las críticas

En una entrevista con The Hollywood Reporter, Darren Star, el creador de la serie, defendió a su criatura y se fue en elogios para la capital francesa. “El show es una carta de amor a París a través de los ojos de esta chica estadounidense que nunca estuvo ahí”, aseguró Star, de 59 años. Y agregó: “lo primero que ve son los clichés porque el guión está contado desde su punto de vista”.

Además, el creador de tiras como "Beverly Hills 90210", "Melrose Place", "Sex and the City" y "Younger" afirmó no sentir remordimientos por el ángulo elegido para homenajear la capital francesa. “No me arrepiento de ver París a través de una lente glamorosa. Es una ciudad hermosa y quería hacer un programa que celebrara esa parte de París”, añadió.

Para muchos franceses, esta explicación no es suficiente y consideran que, aunque la serie sea una ficción, tiene la responsabilidad de evitar perpetuar estereotipos dañinos. “Emily in Paris” conquistó a muchos espectadores alrededor del mundo, pero también provocó un debate sobre cómo se representa la cultura en el entretenimiento global.

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