En la era de los ultraprocesados, hay un ingrediente que predomina en la mayoría de los alimentos: la sal. Aunque muchas personas no son conscientes de ello, su uso excesivo representa un riesgo significativo para la salud, contribuyendo a una serie de enfermedades, desde la hipertensión hasta problemas cardiovasculares.

La alerta de la Organización Mundial de la Salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó su preocupación sobre el consumo excesivo de sal, un problema de salud pública mundial. La sal, o más específicamente el sodio que contiene, está estrechamente vinculada con enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Según la OMS, la ingesta diaria de sal no debería exceder los 5 gramos por persona, lo que equivale a una cucharadita. Sin embargo, en muchos países, el consumo real de sal supera con creces esta cantidad, llegando a ser hasta tres veces mayor. Este exceso es responsable de la hipertensión arterial en aproximadamente el 30% de la población y está asociado con un mayor riesgo de cáncer de estómago, osteoporosis, formación de cálculos renales, insuficiencia renal, obesidad y empeoramiento del asma.

Los alimentos con mayor cantidad de sodio

Gran parte del sodio que se consume proviene de alimentos procesados, como panes, cereales, carnes procesadas, quesos, snacks salados, salsas, aderezos y embutidos. Estos alimentos, que forman parte de la dieta diaria de muchas personas en todo el mundo, no solo tienen un alto contenido de sodio añadido para mejorar su sabor y prolongar su vida útil, sino que también son una fuente importante de sodio en la alimentación.

En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que aproximadamente el 40% del sodio que consumen los estadounidenses proviene de alimentos como hamburguesas, sándwiches, pizzas, tacos, sopas, snacks, aves y pastas.

Cómo reducir el consumo de sal

La elección de alimentos frescos y naturales, junto con la reducción del consumo de alimentos procesados, puede ser una estrategia eficaz para controlar la ingesta de sodio y mejorar la salud en general. Además, es importante ser consciente de las etiquetas nutricionales de los productos que se compran y optar por versiones con bajo contenido de sodio cuando sea posible.

La OMS estudia la relación del uso del talco con distintos tipos de cáncer

Además de la preocupación por la sal, la OMS también ha comenzado a estudiar la relación entre el uso del talco y ciertos tipos de cáncer. Según un informe publicado en The Lancet Oncology, la exposición al talco, ya sea en trabajadores de la industria o en la población general a través de cosméticos y polvos corporales, podría estar relacionada con un riesgo elevado de cáncer de ovario y otros tumores.

La OMS clasificó al talco como "posiblemente cancerígeno", basándose en estudios parciales en humanos y pruebas en animales que han mostrado resultados preocupantes. Además, existe un riesgo adicional debido a la posible contaminación del talco con asbestos, un conocido carcinógeno, lo que representa un peligro tanto para los trabajadores como para los consumidores.