Las criptomonedas son, desde hace bastante tiempo, herramientas que han elegido los estafadores para desplegar diferentes estrategias que tienen un solo fin: apoderarse del dinero de las personas que buscan la manera de invertir sus ahorros.
“Los fraudes en inversiones de criptomonedas han tomado diversas formas, su uso en nuestra provincia no es muy común como en otros lugares”, aclararon en el informe de la división de Delitos Telemáticos realizado por la comisario Yolanda Álvarez y el programador Alejandro Duhalde.
Los investigadores sí señalaron que la variante detectada en estas tierras es la creación de monedas digitales falsas o que tiene una valoración excesivamente alta. “Los estafadores promueven esta nueva criptomoneda, inflan su valor y luego desaparecen con el dinero de los inversores, similar al esquema conocido como ‘pump and dump’ (maniobra realizada para aumentar artificialmente el valor de un activo para su posterior venta al precio más alto posible)”, comentaron. “Para concretar estas maniobras, estas personas pueden utilizar las redes sociales (Facebook, X e Instagram y plataformas de mensajerías (WhatsApp y Telegram) para atraer a las víctimas. Muestran supuestas historias de éxitos y grandes ganancias para convencer a las víctimas”, explicaron.
¿Criptomonedas a cambio de un escáner de iris? Jóvenes argentinos hacen fila para vender sus datosLos especialistas de la Policía señalaron que los esquemas Ponzi y piramidales siguen siendo una de las formas más comunes para estafar a personas, especialmente en tiempos de crisis económica. “Prometen altos rendimientos por una inversión inicial, pero esas ganancias provienen del dinero aportado por otros inversores, no de beneficios reales generados por alguna actividad económica. Eventualmente, el esquema colapsa cuando ya no pueden atraer a suficientes nuevos ahorristas para pagar a los más antiguos, dejando a la mayoría de las personas con pérdidas significativas”, destacaron en el informe.
Sin embargo, Álvarez y Duhalde advirtieron que en nuestro país comenzaron a aparecer, bajo la fachada de inversiones en criptomonedas, bienes y raíces o incluso en proyectos tecnológicos ficticios. Los estafadores suelen utilizar las redes sociales y las aplicaciones de mensajería para captar a potenciales víctimas.