“Esas personas a las que les tocó nacer en la pobreza y que no pueden salir por si solos de este sistema perverso son nuestros vecinos. No todos somos parte del problema, algunos sabemos que no podemos esperar solo la acción del Estado para resolver el problema del hambre, sino que sabemos que en esto se necesita de la colaboración de todos”, señaló -quizás en su frase más importante- Pablo Grandval, el presidente de la fundación Banco de Alimentos que ayer agasajó a los empresarios, funcionarios y donantes de la ONG. También fueron invitados nuevos actores del ámbito público y privado con la esperanza de que se sumen a la iniciativa. Desde el escenario, los coordinadores del evento anunciaron que las donaciones que recibieron anoche permitirán servir 150.000 platos de comida en los comedores. “Los invito a sumar un plato más de comida, la persona que lo reciba seguramente nos devolverá una sociedad mejor. Todo suma”, indicó el presidente.

Otra de las cuestiones que recordaron fue el preocupante informe de Unicef que asegura que 1 millón de chicos se va a dormir sin comer en nuestro país y que además 1,5 millón de niños argentinos no puede comer lo suficiente para su desarrollo.

Grandval destacó que: “el trabajo en red multiplica los resultados, así sumamos más platos a las mesas argentinas”. También que la fundación abrió una escuela de cocina, que trabajó en la elaboración de los alimentos que fueron degustados anoche y que incluyeron platos muy elaborados de entrada, menú principal y postre. Además honró a “las más de 230 organizaciones sociales que con fuerza, solidaridad y amor al prójimo transforman la realidad de un niño o adolescente que sufre hambre, o tiene problemas con la droga. Son ellos los que cambian la realidad de un bebé mal alimentado, de los abuelos que pueden tener una vejez digna gracias a estas organizaciones que los asisten”.

En Tucumán

Elogiaron los resultados de la campaña Marea Amarilla, que convocó a las empresas citrícolas y que obtuvo la donación de 300 toneladas de limones para la elaboración de comidas.

Por otro lado, el presidente valoró que desde hace cuatro años trabajan con la colaboración del municipio de Yerba Buena con quién elaboraron un dispositivo en conjunto para llegar a 25 comedores. En esta ocasión, fueron invitados el intendente de esa ciudad, Pablo Marcchiarola y el diputado y ex intendente Mariano Campero. También los intendentes de la capital Rossana Chahla y de Concepción, Alejandro Molinuevo, quienes fueron invitados a elaborar un trabajo conjunto similar en sus distritos.

El hambre de los niños, una tragedia nacional

“Sabemos la importancia de lo que hace la fundación y sabemos la importancia de ese plato más que están buscando, porque ese plato significa más salud, más educación, más empleo y menos hambre. Estamos convocados hoy en tiempos de crisis para trabajar en conjunto y acercarnos más a quienes menos tienen”, indicó Chahla.

“En la pandemia comenzamos a trabajar con la fundación. Lo que hacen es maravilloso, porque llevar un plato de comida a quien lo necesita significa igualdad de oportunidades, equidad. La nutrición es fundamental en los primeros 1.000 días de vida, luego también para encarar los estudios”, destacó Marcchiarola.

“Hay toda una evolución del banco de alimentos en estos años, hoy en día tienen galpones, heladeras y cocinas. Hay toda una preparación por la cual son un ejemplo en el país y en la región. Hay una gran cadena virtuosa que incluye a muchos empresarios”, mencionó Campero.

“Estamos en una etapa difícil en el país, hoy más que nunca el sector público y el privado deben trabajar juntos para llegar a esas familias necesitadas. Para nosotros es un orgullo estar acá y creo que en Concepción tenemos a las personas e instituciones para ayudar también”, valoró Molinuevo.

Además, estuvieron presentes y hablaron con LA GACETA el rector de la Universidad San Pablo T, Ramiro Albarracín; Inés Frías Silva, secretaria del Ente de Turismo y los empresarios Pablo Ortega, de Expreso Rivadavia (colabora con los fletes a la fundación) y Gastón Vilachán, gerente de Grupo Ceta.

Al final del evento se subastaron una camiseta de Carlos Tévez, donada por Andrés “Pigu” Romero y una bolsa de palos de golf; también una camiseta de la selección Argentina firmada por Lionel Messi y un auto Renault Sandero que contribuyeron a sumar más dinero para la fundación.