Cuando Inés Terán fue entrevistada en LG Central, uno de los informativos de LG Play, por algunos instantes su voz se oía quebrada. Pero la mantuvo firme porque estaba segura que era lo necesario para que Francisco Schujman Terán, su hijo, no sufra de nuevo lo que sufrió el sábado pasado en la semifinal del Regional del NOA entre Tucumán Rugby y Universitario. Fue tal el malestar que el jovencito soportó estoicamente para después alentar a más no poder a su equipo “verdinegro” que su mamá no se quedó de brazos cruzados. “Fran”, descripto por su madre, tiene miedo profundo a los ruidos fuertes, como los que hubo en el partido que se disputó en la cancha del club de Marcos Paz.

¡Y vaya que fueron de decibeles elevados! “En su caso afecta a su hijo. Considero que su pedido es de absoluta prioridad”, escribió Juan Antonio Zamora. El forista de LA GACETA comentó la nota en la que Terán pidió que se evaluara la posibilidad de eliminar la pirotecnia ruidosa en los eventos de los clubes. Lo que Zamora describió, da cuenta del caos auditivo que se vivió en la zona. “Vivo a 200 metros de las tribunas de Tucumán Rugby y a 30 de Campo Norte. Tengo un perro raza labrador, es abuelo ya, 12 años. El sábado casi se muere de un infarto por las bombas de estruendo, tuvimos que medicarlo y nos asustamos mucho. Paren con el estruendo. Soy fanático del rugby, pero la libertad termina donde comienzan los derechos de los otros”, contó Zamora.

El pedido de la dama y su familia, se hizo oír. En sus redes sociales, primero; en los medios de comunicación, después, y casi al mismo tiempo los clubes y la dirigencia también empezaron a buscar una alternativa. Todas las partes consideraron que a la petición había que darle cabida. Tucumán Rugby, Tucumán Lawn Tennis, Cardenales y la Unión de Rugby de Tucumán (URT) prestaron atención.

“Transmitimos el mensaje para evitar los ruidos”, indicó Jorge Chehin, del club del parque 9 de Julio. “Se habló con los entrenadores de todas las divisiones para que charlen con los referentes y en particular la Comisión, también lo hicimos”, avisó Miguel Barrera, titular del “verdinegro”.

Ese trabajo mancomunado, sumado al accionar de la familia, provocó una reacción. “Todo el mundo me está escribiendo. Jugadores y socios de los dos clubes me escribieron contándome que no van a tirar fuegos ruidosos”, contó emocionada Terán.

Más emoción le generó cuando, la informalidad de su petición, tomó un carácter mucho más serio, tal como había sugerido Martín Bellomío, presidente de Cardenales, club que recibirá los partidos del sábado. “En el boletín semanal quedarán notificados los clubes de que nos vamos a adecuar a la ley 9.303”, confirmó Santiago Taboada. El presidente de la URT ya había tenido en cuenta la sugerencia de su par de “nales”. Por ello anoche, al emitirse como es habitual el boletín de cada semana, se incluía un ítem indicando que será aplicable la ley que regula el uso y la comercialización de material pirotécnico en el territorio provincial.

En el capítulo III hace referencia al uso de pirotecnia en espectáculos públicos. “Prohíbese la utilización de productos pirotécnicos de alto impacto sonoro en todos los actos públicos organizados por organismos estatales, instituciones políticas, religiosas, educativas, deportivas y toda otra que reciba subsidio estatal o exención impositiva de cualquier tipo”, apunta el artículo 15.

La autoridad de aplicación es el Ministerio de Seguridad. Las sanciones se determinan en Unidades Fijas que equivalen al precio de un litro de nafta especial. El monto de la multa va desde 130 hasta las 3.000 Unidades fijas.

El compromiso está tomado y el panorama para su cumplimento es alentador. Todo indica que en el súper sábado de rugby los inconvenientes que ejemplifica Gustavo Casserá no se producirán si se cumple lo acordado. “Los seres humanos pueden ser afectados por la intensidad y/o por la frecuencia de los sonidos intensos”, describió el médico otorrinolaringólogo. Las personas que están expuestas ruidos ambientales o laborales intensos es el grupo que el especialista pone como primer ejemplo. “Los niños son especialmente susceptibles”, agregó en segundo lugar. “Sus oídos y su vía auditiva están en desarrollo y un ruido intenso puede afectarlos y provocarle lesiones internas permanentes”, explicó. Casserá también se refirió a los factores personales que pueden determinar una intolerabilidad mayor en algunos niños. “Tienen aumentada su excitabilidad neurosensorial, aún cuando su capacidad auditiva no esté afectada”, indicó.

En cuanto a los animales, el médico resaltó que son mucho más sensibles que los humanos. “Fisiológicamente tienen un espectro auditivo más amplio. Nuestro oído es capaz de percibir frecuencias de entre 20 y 20.000 Hz (onda vibratoria que tiene una frecuencia que se repite tantas veces por segundo y una altura o intensidad), mientras que en los canes es de entre 20 y 65.000 Hz. Es decir que tienen mucha más sensibilidad a sonidos que nosotros no somos capaces de oír, pero sí de producir”, aclaró Casserá.