En un fútbol tan parejo, la táctica y la estrategia juega un papel preponderante. Y Facundo Sava estuvo lúcido y rápido para cambiar la ecuación de un partido que parecía complicado, pero que Atlético Tucumán resolvió casi sin despeinarse en el complemento.
En el entretiempo, el entrenador mandó a la cancha a Mateo Coronel y a Gino Peruzzi en reemplazo de Luis Rodríguez y Moisés Brandán. Y la jugada le salió a la perfección porque ambos futbolistas fueron claves para que el “decano” pudiera asegurar los tres puntos, sumar su quinto triunfo consecutivo, subirse a la cima de la Liga Profesional, y acercarse a la zona de clasificación a los torneos internacionales.
Coronel no sólo generó un par de situaciones ni bien saltó al campo sino que, además, ejecutó con muchísima clase el penal que estableció el 1-0 parcial.
Mientras tanto, Peruzzi colaboró para cerrar su banda (ese flanco había sido el elegido por el “Pincha” para atacar durante la primera mitad), pero también lanzó un centro preciso que Marcelo Estigarribia aprovechó para meter un cabezazo neto y excelso con el que se sentenció el resultado.
Pero más allá de esos movimientos, el planteo de Sava fue clave. “Pulguita” comenzó el duelo jugando como una especie de enganche. Se paró entre el medio y la dupla Estigarribia-Bajamich, intentando moverse con solvencia a espaldas de Enzo Pérez. Y lo hizo bien el “7” bravo.
Con ese desplazamiento de ficha, “Colorado” evitó que el ex volante de River y la Selección pudiera enfocarse en la generación de juego y Estudiantes así perdió algo de peso ofensivo.
Sava mejoró mucho a un “Decano” que no había arrancado nada bien el año._El entrenador es puntilloso y lo demuestra en cada paso y en cada decisión.
Luego de la ventaja inicial, y sabiendo que el “Pincha” iba a salir a buscar el empate, mandó a la cancha a Gianluca Ferrari (reemplazó a Guillermo Acosta) para armar una línea de cinco.
Ahí Atlético comenzó a apostar a los contragolpes, con los que terminó cerrando una victoria que bien pudo ser más abultada si no fuera porque a sus delanteros les faltó precisión en el toque de gracia.