El jueves comenzó a rodar, una vez más, el debate sobre la gobernanza del Área Metropolitana Tucumán (AMeT), también conocida como Gran Tucumán, y antes llamada Gran San Miguel de Tucumán.
En rigor, más que por la gobernanza, el debate que se renueva es por la carencia de ella, por la semianarquía que se impone en la capital del norte argentino, por sus zonas grises -geográficas, sociales, económicas, políticas y administrativas- sumergidas en las difusas fronteras entre municipios, comunas, Provincia y Nación.
Fragmentación que hace impactar su onda expansiva en la estropeada calidad de vida de los tucumanos y de su entorno tóxico, deforestado y caótico. Este cuadro de situación configura una sociedad que pendula entre los extremos de la indiferencia y la violencia, entre el “no me importa nada” y el vandalismo, donde las excepciones generosas, desinteresadas y civilizadas siempre son noticia, porque no abundan, pese a que cierto espejismo soberbio nos haga creer a veces lo contrario. Personajes carismáticos y sobresalientes que transitaron por “Panorama Tucumano”, como Pepe Ramón y “Carlitos Bike” confirman esta excepcionalidad.
La diferencia es que en esta oportunidad no se trata de una discusión aislada, promovida por algún actor civil, por la academia, por un político o un funcionario ocasional, sino fomentada por una organización no gubernamental (ONG) que se constituyó hace un año para este único y preciso objetivo: “Vinimos a desplazar las fronteras del pesimismo que nos rodea y reformular la trama urbana para dejar de ser una ciudad difusa, desintegrada y triste”, especifica en su sitio web la Fundación Ibatín Proyecto Metropolitano.
La Fundación celebró ahora en el Centro Cultural Virla su primer aniversario con una serie de disertaciones a cargo de académicos, parlamentarios y periodistas, en una sala semicircular colmada.
Se abordaron diagnósticos, estadísticas, semblanzas, la historia, proyectos en curso y ejemplos foráneos exitosos, sobre un cuadro de situación donde hubo mayoritarias coincidencias: la ciudad es una sola al margen de la burocracia administrativa, está muy dividida y quebrada, y urge un abordaje integral antes de que los numerosos problemas sociourbanísticos acaben convergiendo en una tragedia irreversible. Y además para que los tucumanos vivan mejor, en un ecosistema más saludable y amigable, más verde y menos contaminado, donde trasladarse sea más rápido, eficiente y diverso, donde exista menos desigualdad y acceso más parejo a los servicios básicos, y haya además una planificación a largo plazo, sostenible y coordinada entre todos los actores.
El presidente de la Fundación, Facundo Cabral, abrió el encuentro mostrando una serie de planos del Área Metropolitana, en cada uno de los cuales se evidenciaba, primero, que el AMeT es una sola ciudad, una sola mancha urbana; luego, un mapa con los escasísimos espacios verdes que existen en la urbe, en un entorno que debería ser naturalmente verde; y otro gráfico muy impactante, donde se señalaban decenas y populosos sectores del AMeT que son fronterizos y están abandonados por los municipios, las comunas y la Provincia. Miles y miles de personas que no tienen, por ejemplo, dónde reclamar por falta de agua, de iluminación, de pavimento, de recolección de residuos o porque a esa zona no llega ninguna línea de colectivos. Son tucumanos “borders”, marginados.
Ocho líneas de trabajo
La Fundación Ibatín se encuentra trabajando en este momento en ocho proyectos iniciales, que a continuación describiremos brevemente.
Gestión integral de la Movilidad Metropolitana: La combinación de diversos modos de transporte público con modos no motorizados y restricciones al uso indiscriminado del vehículo privado. Desarrollo de un sistema de movilidad intermodal, usando las redes de transporte existentes y garantizar el uso del transporte público, la buena accesibilidad peatonal y en bicicleta para nuevos desarrollos urbanos. Proyectar estacionamientos en zonas periféricas, que desincentive los usos abusivos del automóvil impidiendo su acceso a zonas centrales y reutilizar los corredores ferroviarios para instrumentar medios de transporte masivo.
Debatirán sobre colaboración intermunicipal en el Gran San Miguel de TucumánHacia un AMeT más verde: Buscar la inclusión de la AMeT a la “red de ciudades verdes”. Se tomaron la propuestas del “Plan de Estructura Verde” sintetizados en el DAMI (Programa de Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior): relevamiento, geolocalización, identificación de especies, y estado. Incluir soluciones para arbolado de alineación, corredores verdes, parques o plazas en la trama urbana o borde costero, entre otros. Sistemas de espacios verdes de distinta escala y multiplicidad de uso: generar un sistema de espacios de variada escala (plazas, acupunturas, parques de bolsillo, corredores verdes) que permita a los ciudadanos tener un espacio verde a una distancia de 350 a 500 metros.
Promover las terrazas verdes y mejorar los viveros municipales para lograr el autoabastecimiento del arbolado público.
Relevamiento y recuperación de vías de tren en desuso: El desmantelamiento del ferrocarril, que unía la capital con otras localidades de la provincia y del país dejó un trazado férreo que recorre el AMeT y que se encuentra desaprovechado o siendo utilizado sin contemplar las necesidades del conjunto de los ciudadanos. Se propone la recuperación del trazado férreo para generar más alternativas de transportes y crear parques lineales con espacios de salud, caminería y bicisenda, favoreciendo la micromovilidad, la reducción de CO2 y la salud socioambiental.
Gestión integral de residuos sólidos urbanos: Profundizar procesos de aprendizaje en la población en separación de residuos y generar un sistema de traslado de residuos (antes clasificados) a los centros recicladores para generarles valor agregado. Es necesario identificar en el lugar de origen qué tipo de residuos se generan y qué uso puede darse en las diferentes plantas recicladoras. Desactivar áreas de residuos que no fueron destinadas para eso, siguiendo los lineamientos del DAMI.
Adecuaciones al cambio climático: Si bien se avanzó con la Ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, aún queda bastante por hacer. Mejorar los actuales sistemas de alerta, prevención y respuesta frente a fenómenos climáticos que afectan a la población. Para un futuro sostenible se deben reducir las emisiones contaminantes, producción más limpia, manejo de residuos sólidos urbanos, energías alternativas, abastecimiento de agua para poblaciones urbanas y riego, generación de infraestructura verde metropolitana, construcción de lagunas reguladoras y recuperación de áreas vulnerables.
Saneamiento del Río Salí: La cuenca Salí-Dulce es vital para la región y el agua es un recurso natural escaso e imprescindible. El 72% de la superficie de la cuenca se localiza en Tucumán y es su principal sistema hidrográfico. Se buscará recuperar el sector costero del AMeT a partir del mejoramiento de la calidad de vida de la población; la mitigación de los riesgos de inundaciones; mejorar la calidad ambiental, recuperando y potenciando sus funciones ecológicas; revalorizar el sector para convertirlo en un centro de actividad recreativa y económica, incluyendo su atracción turística. El plan involucra los litorales del río en el tramo entre el dique La Aguadita al norte, y la desembocadura del Canal Sur (cerca de 18 kilómetros) incluyendo a la capital, Banda del Río Salí, Alderetes, Las Talitas y la comuna de San Andrés.
Control de la planificación urbana: Concibiendo lo metropolitano como la articulación entre ciudad real y territorio formal, las problemáticas se plantean en dos dimensiones fundamentales: la urbano territorial (real) y lo político-territorial (formal). De un lado, se ubican los problemas de la comprensión de los cambios en las formas, en la estructura, en las dinámicas, en las tendencias urbanas y, del otro, los problemas referentes a las formas más adecuadas para intervenir y gestionar. Se propone abordar los problemas del AMeT para consensuar y configurar el modelo territorial y el soporte institucional que ordenen la metrópolis. El trabajo implica comprender los factores que están configurando la aglomeración y las estructuras institucionales que intentan gestionarlo.
Creación de la Oficina de Gestión Metropolitana: En base al DAMI II se plantea la necesidad de conformar un espacio para el debate y toma de decisiones metropolitanas, que permita asegurar la sustentabilidad de los proyectos y continuar con el proceso de integración de las diferentes unidades políticas que componen la metrópolis.
La inviabilidad política
Una persona que no conozca Tucumán o que no sepa de geografía política observará desde el aire o con Google Earth una sola ciudad, una misma mancha. Es decir, en este caso la ignorancia hace ver lo correcto.
La geografía política nos hace ver deformaciones inducidas por nosotros mismos, nuestras divisiones administrativas, que en realidad no condicen con el ecosistema verdadero de la metrópolis.
En el AMeT hoy conviven 1,2 millones de habitantes, donde se aglutina casi el 70% de la población de la provincia, además de cientos de miles de personas que ingresan y egresan por semana a la ciudad.
Los municipios y las comunas son una organización política que ya tiene 170 años, creados en la Constitución de 1853, con sus sucesivas reformas.
Nos debemos la obligación de reformular cómo se administra un área metropolitana.
Cuando se creó el régimen municipal, hace 170 años, la provincia de Tucumán contaba con 80 mil habitantes, más o menos la población que hoy tiene un solo barrio como Villa 9 de Julio y casi la tercera parte de los tucumanos que ahora viven dentro de las cuatro avenidas.
El Gran Tucumán está detonado, es una ciudad que no se disfruta y es expulsiva, para propios y extraños. Las causas son múltiples, el fuerte crecimiento desordenado; falta de políticas públicas y de coordinación administrativa, y de inversiones y de obras, ausencia de un plan estratégico integral, y una profunda carencia de educación cívica y educativa, entre otras razones.
El tránsito en el AMeT es el segundo más lento del país después de CABA, por razones que ya mencionamos, transporte público deficiente y escaso -que generó una epidemia de motos-, hiperconcentración de actividades públicas y privadas, calles estrechas y en mal estado, y falta de otras alternativas de traslado más eficientes.
Una sola ciudad conformada por seis municipios, que en breve serán siete, y una decena de comunas. Debe sumarse además al gobierno provincial, centralizado en la capital, además de oficinas nacionales.
Son siete funcionarios por cada área, siete directores de Medio Ambiente, o como se llamen en cada municipio, siete directores de Tránsito, siete de Obras Públicas, etc.
Reparticiones incomunicadas que intervienen sobre idénticos asuntos a pocas cuadras de distancia, en una superficie de 200 km2, la misma que tiene CABA, con una sola administración y tres millones de habitantes, con picos de siete millones según el día y la hora.
Otro ejemplo es Córdoba Capital, con una superficie que casi triplica al Gran Tucumán (576 km2) y 1,5 millones de habitantes, gestionada por una sola intendencia.
Además del solapamiento de funciones y competencias en tan poco territorio, tenemos un sistema político que se ha resistido sistemáticamente a avanzar en lo que ahora propone Ibatín, pese a que hubo varios proyectos e intentos. Además de la fragmentación municipal y comunal, los municipios funcionan como feudos en Tucumán o, si se quiere, como clanes familiares que no parecen dispuestos a ceder poder.
En Tucumán, de los 19 municipios, 16 intendencias, salvo capital, Yerba Buena y Concepción, han sido sucedidas por parientes en primer grado, esposos, hermanos o hijos. Y casi fueron 18 si continuaba el alfarismo en la capital.
En las comunas ocurre lo mismo. Son compartimentos estancos, gobiernos de clanes familiares, sin alternancia republicana.
Entonces, antes de avanzar en el diseño de una gobernanza metropolitana, necesaria y urgente, primero habría que hacer una profunda reforma política en todos los órdenes, incluyendo el electoral que permite el nepotismo encubierto.
Ahora que se habla de reformar la Constitución y de que se elijan legisladores por departamentos, lo que significaría una mejora en representatividad, ¿no cabe preguntarse si debería haber legisladores electos por el AMeT, que representen a barrios o a sectores con una misma identidad? Para analizar.
En conclusión: el AMeT requiere de una profunda reforma política, administrar la ciudad como un todo indivisible, disminuir la burocracia y el gasto público y la cantidad de gobiernos superpuestos, a las claras innecesarios, de lo contrario la ciudad es y seguirá siendo inviable.