Un trozo de tela se convirtió en un muñequito que ahora una niña podrá abrazar. Pedazos de cartón y de botellas se volvieron autitos para jugar. De productos reciclados se crearon juguetes didácticos para que los más pequeños de hogares vulnerables aprendan jugando. Todo esto se hizo en el Centro Primario de las Adicciones (Cepla) de La Costanera para el beneficio de unos 300 niños. Adultos de 54 instituciones dependientes del área de Educación no formal del Ministerio de Educación fueron los responsables de encender esta chispa de fantasía con sus manos, a través del proyecto Mes de las Infancias, que ya tuvo su primera entrega de ecojuguetes esta semana.

“Fue muy motivador para cada uno de nuestros alumnos participar del proyecto, generó emoción en cada uno de los supervisores al ver el alcance y la repercusión que logró”, dijo a LA GACETA Dora Mercedes Villagra, titular de la nombrada repartición.

“Pensábamos que solamente se iban a sumar los alumnos de formación profesional pero los chicos de secundaria de adultos se entusiasmaron y se pusieron a armar juguetitos; nos impresionó la convocatoria”, agregó.

Economía circular

El desafío no fue simple por la falta de presupuesto. Por eso el reciclado se convirtió en un aliado. Según explicó Villagra, de esta manera se propuso crear juguetes reutilizando materiales con el fin de promover la cultura científica, la solidaridad y la contención socio-comunitaria.

A partir de esto la maquinaria empezó a moverse, acompañada de mucha creatividad y paciencia para cuidar cada detalle.

DIDÁCTICOS DE TELA. Para que los chicos aprendan jugando.

Alumnos de toda la provincia, que se forman como modistas, ceramistas o productores textiles artesanales elaboraron una serie de juguetes artesanales que ya están llegando a manos de los chicos, comentó Villagra.

La funcionaria aclaró que esta no será la única entrega de juguetes, ya que la distribución continuará con más regalos hechos a mano en Banda del Río Salí y en varios jardines de infantes a lo largo y ancho de la provincia.

Proceso creativo

“Crearon juguetes de la nada”, aseveró Villagra sobre lo que sintió al ver cómo retazos de materiales se convertían en juguetes. “Como nosotros contamos con máquinas de nivel industrial para gran parte de los talleres, ellos a partir de los sobrantes que quedaron de la confección de un jean por ejemplo, hicieron mucho”, indicó. Con esos sobrantes se armaron gorritos de muñecas y accesorios de ositos.

TRABAJO EN EQUIPO. Con paciencia, se les va dando forma a los juegos.

“También se construyeron juguetes con botellas, con cartón, con botones. Todo a pulmón con elementos que se encuentran en nuestros talleres”, añadió.

Mónica Ledesma, una de las mujeres que se convirtió en juguetera relató: “Reutilizamos todas las cosas que encontramos y que se puedan usar para armar algún juguetito para los chicos. Así, logramos construir tatetíes, baleros y muchos otros juguetes para nuestros chicos. A mí me encanta este tipo de actividades, más si es para los niños. Siempre quiero ayudar”, remarcó.

Inclusión

Dentro de esta misma iniciativa, en las escuelas Media de Lules y Balcarce N°2 se llevó adelante el proyecto Ecofriend, que consistió en realizar libros sensoriales para chicos con autismo y muñecos de apego que serán donados a un centro terapéutico.

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Ester Jaime, profesora de Textil Industrial, detalló: “Con estos libros tratamos de desarrollar la conciencia sensorial, mejorar la atención, la concentración y fomentar la exploración y el aprendizaje, reducir la ansiedad, el estrés y estimular la imaginación y la creatividad de los niños”.