Entrar en el corazón del público no es fácil. Perpetuarse y latir allí durante décadas, mucho menos. Convertirse en la banda sonora de la vida de alguien es un lujo que muy pocos artistas tienen. Ellos lo han logrado y con creces; por eso cada vez que vienen a Tucumán lo celebran como una fiesta. “Y eso tiene que ver con ustedes, con el público, no con nosotros. Es un privilegio”, le dirá a LA GACETA el guitarrista Fernando Vecchio.

“Rompecabezas de amor”, “Tantas escaleras”, “El favor”, “¿Qué es Dios?” (dedicada a Diego Armando Maradona), “Viejo Karma!”, “Ojos de dragón”... La lista de éxitos es larga. Las Pastillas del Abuelo es, sin duda, una de las bandas de rock que más apoyo tiene del público tucumano. Ese es un idilio que se renovará esta noche (a las 22, en el Club Floresta, avenida Colón 471). Vecchio charló sobre el presente de la banda y la actualidad de la industria y se animó a reflexionar sobre estos más de 20 años de trayectoria.

- Con un público tan fiel, ¿cómo logran mantener fresco el repertorio para este nuevo show?

- Hay unas 10 o 12 canciones, que podríamos llamar clásicas, que son las que más aceptación han tenido dentro de nuestro público. Sabemos que sí o sí deben estar, sino sería decepcionar a la audiencia. Pero, como tocamos alrededor de 25 canciones, intentamos que la otra mitad de temas sean de esos que entran y salen del repertorio en vivo. Después de mucho tiempo, por ejemplo, reincorporamos “Loco por volverla a ver”. Hay muchas canciones que de repente escuchamos y que extrañamos; en función de eso vamos adaptando el show.

- Precisamente, en abril reversionaron ese tema con Ke Personajes, y es éxito en las redes. ¿Cómo se gestó esa mixtura?

- Sucedió de la misma forma que cuando grabamos con Rubén Rada, con Abel Pintos, con Ciro... Hay algunas colaboraciones que todavía no te puedo contar. Todo surgió por los 20 años de la banda; empezamos a reencontrarnos con estas canciones, con otras nuevas, y nos pareció oportuno grabar algo que represente este momento de la banda. Por eso elegimos algunos temas viejos y otros nuevos, como para darles espacio y que el disco no sea sólo una cuestión de nostalgia. En eso invitamos a gente que fue generosa con nosotros, con la que pegamos buena onda. En el caso de Ke Personajes, no lo conocíamos, pero nos parecía que artísticamente el pibe (Emanuel Noir, el vocalista de cumbia) tenía algo interesante artísticamente para aportarle a la canción.

- Todavía hay temas inéditos...

- Sí. Los primeros cinco singles que grabamos los agrupamos en un EP (“¿Quién sabe?”, lanzado en 2023). Cuando tengamos los otros cinco, sacaremos el segundo EP, que sigue la misma línea: grabar canciones con ciertos artistas. Pero no puedo decir más.

- Se están dando grandes mezclas de géneros en la música nacional. El rock argentino, de hecho, vive un resurgimiento con la influencia de ritmos urbanos.

- Me parece que no tiene que ver tanto con qué género hace cada artista, sino con el hecho artístico. Nosotros pensamos “qué genio el Negro Rada. Qué bueno estaría grabar con él”. Lo armamos y bueno... después resulta que es una canción de rock, un candombe... Tiene que ver con el descubrimiento de un artista con otro, y surgen estas mixturas, que a veces pueden parecer raras, pero normalmente terminan siendo muy interesantes por lo que tiene para aportar cada uno. Después, hay otro fenómeno, que es el de artistas de trap-rap que se juntan y conforman bandas con rockeros. Eso es porque la música urbana tiene un génesis muy electrónico, muy de la compu... Pero cuando vas a tocar en vivo, querés un baterista o una banda en vivo.

Las Pastillas del Abuelo no quiere más bla, bla, bla...

- La música experimenta cambios vertiginosos. En la lírica, en las tecnologías, en la duración de los éxitos, en cómo hacer un disco. ¿Cómo se llevan con esto?

- Eso es algo que viene pasando hace años. En 2017, fui productor del Buenos Aires Rock 5. Era para homenajear los 50 años del primer festival. Medio siglo del género... no es tanto tiempo. Y si te vas atrás, no existía el rock, hasta que de repente aparecieron muchas bandas. Todo lo que pasa está dentro de la misma dinámica; ahora tenés muchos artistas que hacen estadios grandes, cosa que hace 20 años sólo hacía Soda Stéreo. Y ahora es cotidiano. Eso tiene que ver con el público, con la industria, con lo que hay detrás de cada artista. Tampoco escuchamos discos, la gente ya no los compra. Van cambiando las cosas, pero alrededor nosotros nos amoldamos: se trata de hacer lo que hacíamos siempre, pero adaptando a estas nuevas formas de consumo. El nuestro es un trabajo tan descontracturado que tenés que tener la creatividad siempre prendida para lo nuevo; y con ese mismo motor prendido está toda la industria, que se va reacomodando.

- Hace dos años cumplieron 20 de carrera. ¿Qué balance hacen?

- ¡Es un montón! Es más de la mitad de la vida de algunos de los chicos de la banda. Yo soy un poquito más grande. Cuando conocí al Piti Fernández (vocalista del grupo), en el primer ensayo tenía 19 años. Siento que somos gente muy afortunada de habernos encontrado y de hacer lo que amamos. Somos orgullosos del producto, de nuestro trabajo, que le gusta a la gente y nos permite viajar y hasta apostar a nuestra musica. ¡Pagamos nuestras cuentas con eso! No por eso nos confiamos en la suerte y nos tiramos a chantas, a esperar que Dios provea. Trabajamos mucho, seguimos ensayando todas las semanas, seguimos pensando en lo nuevo... Hay un montón de trabajo detrás; y después, si tenés la suerte de que tooodo eso te de un buen resultado, hay que cuidarlo, porque nadie tiene la vaca atada.