Las plazas que conocí en mi infancia eran estupendas. En ellas era posible vivir cada estación del año disfrutando sus particularidades ya que transcurrían de los mil tonos de verde a otros tantos colores y siempre se encontraban flores que aportaban pigmentos temporales; y junto a ese despliegue colorido los siempre verdes naranjos aportaban su aroma a azares o sus frutas, con lo que remarcaban a cualquier visitante que se encontraba en el Jardín de la República. No quiero hablar sobre la necesidad o no de las últimas remodelaciones realizadas porque ya hubo suficientes polémicas y debates. Sin embargo, creo que es justo agradecer a la actual intendenta el esfuerzo realizado para devolver su verde esplendor a la Plaza Independencia; sin embargo, al pensarlo me surge una duda. ¿Van a hacer lo mismo con la Plaza San Martín, la Belgrano, la Urquiza, la Irigoyen y la Alberdi? ¿Pondrán placeros nuevamente en toda la ciudad? ¿Correrán la misma suerte todas las plazoletas y placitas barriales? O acaso esta buena obra es sólo un amague, porque lo importante es lucirla desde algunas oficinas y que los turistas comenten la belleza de ese espacio.

Marcelo Daniel Castagno                                                 

España 229 - S. M. de Tucumán