Hace un año, el analista político Aníbal Urios le dijo a LA GACETA que Alberto Fernández “le causó un ACV a la política argentina”, porque sus acciones contribuyeron para que la sociedad argentina le dé un cachetazo a los políticos. Esa percepción se transformó luego en el triunfo de Javier Milei, que lleva ocho meses de mandato como presidente de la Nación. “Parece que el tiempo me dio la razón, aunque aquel ACV, en realidad, fue para el kirchnerismo en un peronismo partido en mil pedazos”, indica a nuestro diario el director de DC Consultores. “Les destrozó el discurso, que corporizó aquella reñida frase del haz lo que yo digo, pero no lo que hago. Entonces alimentó la desconfianza”, sentenció.
Dentro del peronismo hay un cisma. La fecha crucial será el 17 de noviembre, cuando deba renovarse la conducción nacional. Axel Kicillof trata de sobrevivir al vendaval que desató la conducta del actual presidente partidario y ex jefe de Estado. El gobernador de Buenos Aires viajó a La Rioja, donde se sacó una foto con su par de esa provincia, Ricardo Quintela, quien aspira a juntar votos para posicionarse partidariamente a nivel nacional. Quintela es un enemigo público del presidente Javier Milei y fue el primer mandatario provincial que reflotó los bonos, con el Chacho. Junto a ambos estuvo el presidente de la Federación Argentina de Municipios (FAM), el intendente de La Matanza Fernando Espinoza, procesado por presunto abuso sexual. Frente a este escenario, Urios indica a nuestro diario que Alberto terminó siendo peor que Lázaro Báez, condenado por lavado de dinero en la gestión kirchnerista, pero que goza de prisión domiciliaria en Santa Cruz. “Si algo quedaba del kirchnerismo, Alberto lo terminó de enterrar. Encima, Cristina Fernández quiere salir a despegarse de las denuncias contra una persona a la que ella misma eligió en la fórmula con la que ganaron las elecciones de 2019; habló loas de él; dijo que iba a ser un mejor gobierno que Néstor Kirchner y vimos que fue un desastre total, con mal manejo de la pandemia y ahora con todo el escándalo que se está destapando”, detalló el analista político. Urios no tiene dudas que le seguirán soltando la mano a Alberto Fernández porque dentro del peronismo todos creen que seguirán saliendo a la luz más acciones escandalosas.
¿Por qué sostiene que Alberto terminó de destrozar el discurso peronista?, le consultó LA GACETA. Urios responde que las pruebas son más que evidentes. “El kirchnerismo o el peronismo habla de distribución de riqueza y tiene dirigentes que se hicieron millonarios con la política; promueve acciones feministas, pero no cuestiona los casos de abuso sexual, en tiempo y en forma. Al final, la sociedad se convence de que todo fue una mentira y, cuando piden ser una opción a Milei, ya nadie les cree”, detalla el politólogo.
El consultor señala que la incertidumbre no es patrimonio exclusivo del Partido Justicialista y de sus aliados. “Todos los frentes opositores están buscando una locomotora que los conduzca, con velocidad, hacia las elecciones de 2025, pero las que se encuentran son a vapor”, ironiza. Cita como ejemplo la situación del PRO, en la que el ex presidente Mauricio Macri, en vez de construir alianzas con Milei, intenta reposicionarse en el tablero político nacional. “Hace todo lo contrario a lo que una franja de la población espera, que se ponga del lado del cambio”, acota. Por el lado de la UCR, Urios expresa que es un partido que está en atomización permanente, en la que son demasiado los que cuestionan la conducción del actual senador Martín Lousteau. “No se puede insistir con llevar al campo de juego a jugadores gastados; se necesita renovación y estrategia de cambio”, puntualiza. En consecuencia, finaliza, si la economía argentina muestra signos de recuperación, La Libertad Avanza se dirigirá hacia un triunfo en las parlamentarias, un objetivo buscado por la Casa Rosada en un turno electoral en el que no pone en juego demasiadas bancas en el Congreso.