No regular los niveles de azúcar en sangre puede desencadenar una hiperglucemia (alto) o hipoglucemia (bajo) y es por esto que los especialistas recomiendan seguir de cerca los síntomas que puedan presentarse. Según señalan los médicos, entre los signos más comunes se encuentran los mareos y explican cómo identificarlos si se trata de un exceso o falta de glucosa.

Azúcar alta: cuál es el poderoso té que debes tomar en ayunas para regular la glucosa en sangre

De acuerdo con el sitio Cigna, comer demasiadas calorías, dejar de tomar los medicamentos (insulina o pastillas) o tener una infección o una enfermedad, una lesión, una cirugía o estrés emocional pueden hacer que su azúcar en la sangre aumente.

Con el tiempo, destacan, “el azúcar alta en la sangre puede hacerles daño a los ojos, el corazón, los riñones, los vasos sanguíneos y los nervios”.

En cambio, no comer lo suficiente o saltar comidas, tomar demasiados medicamentos (insulina o pastillas), hacer más ejercicio de lo habitual o tomar determinados medicamentos que reducen el azúcar en la sangre pueden hacer que su azúcar en la sangre disminuya rápidamente.

¿Qué se siente cuando se baja el azúcar?

El azúcar baja en la sangre se relaciona a menudo con la diabetes, pero puede ocurrir en personas sin esta afección. Sea cual sea la causa, la hipoglucemia es peligrosa, advierten en Medical News Today.

Una disminución de los niveles de azúcar, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK), provoca síntomas como:

- Temblor o nerviosismo

- Cansancio

- Dolor de cabeza

- Hambre

- Mareos

- El corazón late demasiado rápido o sin constancia

- No puede ver ni hablar con claridad.

En casos graves (concentración de glucosa en la sangre muy baja), puede haber:

- Convulsiones

- Pérdida del conocimiento

Cuáles son los síntomas de azúcar alta

Como “habituales” presenta la Clínica Universidad de Navarra (CUN) tres “aumentos”:

- De sed

- Cantidad de orina

- Del apetito (polifagia).

Otros según la CUN y Medline Plus son:

- Infecciones de repetición,

- Mala cicatrización de heridas,

- Prurito (picor),

- Sentirse cansado o débil

- Dolores de cabeza

- Visión borrosa