La subdirectora médica del Hospital del Niño Jesús, Mónica Cepeda, habló sobre la incidencia de cuadros de gastroenteritis en la población y remarcó que se registran los casos esperados para la época, en tanto agregó pautas para la detección y abordaje de situaciones de deshidratación para evitar complicaciones.

“Hemos tenido un paréntesis del frío y ese aumento de temperatura ha hecho que haya cambios con respecto a las consultas, hay algunos procesos gastrointestinales virales que se resuelven por vía ambulatoria. Como toda patología, lo que se puede sostener en la casa se trata allí, pero el niño deshidratado que no tolera ingesta se ingresa y se interna para hidratación, en algunos casos esto se hace en forma rápida -entre 12 a 24 horas- y en otros se necesita más tiempo de internación”, explicó Cepeda, en un artículo difundido por el Ministerio de Salud.

Siguiendo esta línea la directiva instó a estimular las medidas de prevención, a las cuales definió como importantísimas en el niño: “Las transmisiones de gastroenteritis son fecal-orales, es decir que se contagian a través de las manos, por lo que hay que estimular el lavado estricto en los niños cada vez que terminen los juegos, ya sea que vayan al colegio o que estén en patios. Se debe proveer de todos los elementos necesarios para eso y después de ir al baño, en el caso de las mamás con bebés, deben manejar una buena higiene de los elementos y estimular a la lactancia materna para proteger a los bebés pequeños”.

La vacunación completa y consulta oportuna en el nivel primario de atención o en hospital, son fundamentales también, pero para ello es importante poder prestar atención a las pautas de alarma, tanto para consultar con un médico, como para administrar la medicación y tratamiento adecuados: “Los primeros síntomas siempre son la intolerancia gástrica y el vómito y si queremos rehidratar al niño y lograr que tolere el líquido, lo primero que tenemos que hacer es cortar el vómito, para lo cual se usa medicación específica, un plan de tratamiento y un seguimiento del niño”.

Dentro de los puntos a tener en cuenta para detectar deshidratación en un niño, la profesional mencionó que se debe prestar especial atención a las mucosas, la lengua, los ojos, a que haga pis y observar la frecuencia con la que lo hace para reponer líquidos y las características de la materia fecal, si aumenta la frecuencia de deposiciones o si hay presencia de sangre -lo cual es un signo de riesgo-.