La Policía debió intervenir hace unos días en la zona de avenida Roca y Jujuy porque se estaban congregando unos 30 cadetes de mensajería que iban a salir hacia Manantial Sur a buscar un rodado que le habían robado a un compañero. Los agentes disuadieron a los motociclistas de buscar Justicia por mano propia y les advirtieron del riesgo que corren de quebrar la ley.  “Si sufrieron un robo, deben realizar la denuncia correspondiente para que actúen la Policía y la Justicia, pero nunca de esa manera”, dijo el titular de la fuerza.

Se trata de la segunda circunstancia de estas características en las últimas tres semanas y vale recordar que a fines de enero también se dio una situación de emergencia de este tipo, cuando un grupo de motociclistas contaron que la inseguridad los sobrepasaba y que incluso había cadetes que tuvieron que pagar “rescate” a los delincuentes para recuperar sus motos. Un referente dijo que ellos hicieron su propio mapa del delito y que no veían otra salida que actuar con su propio sistema de comunicación y en grupo para intentar recobrar sus vehículos robados. También ese mapa del delito incluía descripciones de “aguantaderos” donde se comercializan piezas robadas, así como hicieron circular datos de los sospechosos de estos delitos que, dijeron, son reincidentes.

Ya entonces el jefe de Policía les había planteado la dificultad de brindar seguridad en estos casos, dado que el sistema de Ubermoto -que aglutina a unos 4.000 trabajadores- es ilegal. “No sabemos cuántos son, quiénes son sus referentes, dónde y cómo funcionan. Es muy complicado hacer prevención en una actividad que no está permitida”. A ellos se agregan los cadetes de delivery, con unos 7.000 integrantes.

Hace un tiempo las autoridades de seguridad acordaron con los cadetes sindicalizados un sistema de seguimiento de los mensajeros con alarma en sus motos, pero este no abarcaba todo el universo de cadetes, al que se añadió en los últimos tiempos Ubermoto, que agrega más complejidad al asunto. En febrero se planteó que las autoridades deben buscar la forma de dar seguridad a los motociclistas, así como a la ciudadanía en general, en esas zonas complicadas, que requieren un estudio de los problemas. Mientras se halla la forma de resolver las cuestiones legales de este servicio, se debe buscar el modo de contener a los mensajeros, que son una expresión de la crisis socioeconómica. Como ya se señaló en un comentario editorial de febrero, el problema de la inseguridad del servicio de traslado de personas  debe tener un tratamiento por parte de las autoridades, no sólo de la fuerza de seguridad. Las emergencias al respecto se siguen repitiendo.