Harry Houdini fue un famoso mago de principios del siglo 20 que se destacó por sus habilidades de escapismo, liberándose de situaciones aparentemente imposibles y sin importar si se trataban de candados, esposas, cuerdas o camisas de fuerza, incluso bajo el agua o suspendido boca abajo en lo alto de rascacielos.

Sin embargo, cuando hablamos del síndrome de Houdini en las relaciones de pareja hablamos de otro tipo de escapismo. Un escapismo sentimental más relacionado con la esfera psicológica y emocional, que guarda similitud con el mecanismo de evitación.

Los checos tuvieron más éxito como pareja en el tenis que en la vida

Las personas con síndrome de Houdini se caracterizan por escapar periódicamente de trabajos, responsabilidades y también relaciones. De hecho, las personas con síndrome de Houdini tienden a involucrarse rápidamente en actividades o relaciones, pero a medida que aumenta su compromiso también crece su necesidad de escapar de él. Finalmente, llega un punto en el que simplemente desaparecen y se acaba produciendo el conocido ghosting.

Cuáles son las tres etapas del síndrome de Houdini en las parejas

Quienes analizan los vínculos en la actualidad hablan de muchas posibilidades y ninguna a la vez, con personas que viven agobiadas.

En cuanto al síndrome de Houdini, una actitud de autoprotección a los posibles compromisos y conflictos que derivar de una relación, el sitio Salud180 enumera las siguientes fases:

Momento alto de la relación. Es la etapa en la que se experimenta el enamoramiento en su máxima expresión, y se cree haber hallado a la persona perfecta. Es una fase efímera.

Dudas e inquietudes. Comienzan los cuestionamientos a la solidez de la relación. Las bases ahora se tambalean, y la incertidumbre empieza a asomar con fuerza en el vínculo.

Escape emocional. Se trata del momento cúlmine en que la persona que experimenta el síndrome de Houdini se aleja de la relación, a veces sin previo aviso ni explicación.

Por qué se produce el síndrome de Houdini

De acuerdo a lo que explican los psicólogos, existen ciertos factores que sumados podrían resultar una combinación letal.

Inmadurez. Tiene que ver con la poca educación emocional y estereotipos sobre cómo deben ser las relaciones. También hay miedo al compromiso o incapacidad para planificar la propia vida.

Sociedad individualista. Las relaciones estables, formar familias y el sexo como expresión de amor no parecen formar parte de las nuevas relaciones. El cambio es por una suerte de libertad mal entendida que se manifiesta como individualismo.

Internet, redes sociales y nuevas tecnologías. Un combo que parece contar con decenas de potenciales parejas, derivado de intercambios escritos y de fotos. Así resulta "más costoso" tomar una decisión y quedarse con una sola persona.