Aunque muchos lo añaden a ensaladas y jugos, hay ciertos grupos de personas que deberían evitar el apio debido a sus propiedades y efectos potenciales en el organismo.

Beneficios y propiedades del apio

El apio es una verdura de color verde y textura jugosa, conocida por sus propiedades laxantes, diuréticas, sedantes y digestivas. Puede depurar sustancias tóxicas en los riñones y purificar la sangre, según el Hospital Clínica Bíblica. Además, sus flavonoides ayudan en la regeneración del tejido conjuntivo y de las articulaciones, y sus aceites esenciales pueden controlar la hipertensión y proteger la piel.

¿Quiénes deben evitar el apio?

Personas con enfermedades renales:

El apio es rico en sodio, lo que puede agravar enfermedades renales, ya que el cuerpo necesita trabajar más para eliminar el exceso de sodio a través de la orina.

Personas sensibles a psoralenos:

El apio contiene psoralenos, que pueden causar erupciones cutáneas y dermatitis, especialmente si se expone al sol después de consumir o manipular la planta.

Mujeres embarazadas:

Las mujeres embarazadas deben consultar a su médico antes de consumir apio, ya que contiene sustancias uterotónicas y emenagogas, que podrían no ser compatibles con el embarazo y la lactancia.

Personas con alergias:

Aquellos con alergia al apio pueden experimentar hormigueo en la boca, comezón e inflamación corporal tras su consumo.

Formas seguras de consumir apio

La manera más segura de consumir apio es en su forma cruda. Gracias a su contenido de agua, vitaminas A, B, C y K, ácido fólico, fibra y potasio, el apio puede añadirse a caldos, sopas, ensaladas, aguas frescas o disfrutarse como snack con crema de cacahuate. Aunque los jugos son una opción popular, los especialistas recomiendan consumir el apio crudo para aprovechar al máximo sus beneficios.