San Martín, un club que no solo ocupa un lugar especial en su carrera, sino también en su corazón. El lateral izquierdo Lucas Diarte, cuyo nombre se convirtió en sinónimo de compromiso y pasión para los fanáticos, volvió a su “casa” para cubrir una vacante en el equipo líder de la Primera Nacional. Su retorno marca un momento significativo en su carrera, por varios motivos, uno de ellos, haber alcanzado los 100 partidos con la “rojiblanca”.
“Estoy feliz de la vida, lo vengo diciendo desde el momento en que llegue. Todo esto me encuentra en un momento muy lindo y la gente también me reconforta mucho. El hecho de haber llegado a ese número con esta camiseta es un orgullo muy grande”, le dijo Diarte a LA GACETA, con el pecho bien inflado de orgullo. El defensor fue la última carta que recibió Diego Flores en el mercado de pases.
Cuando todo indicaba que el conjunto de La Ciudadela se retiraba de las negociaciones, apareció el nombre de “Luquitas” sobre la mesa y los planetas se alinearon para un nuevo ciclo en el club. Eso sí, el anuncio oficial recién llegó unos días después de haberse cerrado la ventana de invierno.
“Hablé con el vicepresidente del club, que me llamó un día antes de que cierre el mercado de pases. Me comentó cuál era el proyecto futbolístico y le dije que sí, le dimos para adelante”, avisó Diarte, que brindó más detalles sobre la “operación retorno”. “Al otro día había terminado de entrenar en Melgar y me habían avisado que ya estaba todo cerrado. Se demoró el anuncio porque tenía que completar unos ciertos estudios que el club requiere”, agregó el tucumano con una enorme sonrisa.
No obstante, durante semanas, Diarte tuvo que lidiar con rumores sobre su regreso, pero cuando se concretó, tomó el teléfono con gran emoción y llamó a sus padres para compartir la buena noticia. La alegría de anunciarles que volvía a San Martín, el club que siempre “ha sido su hogar”, fue un momento especial y emocionante tanto para él como para su familia.
“Les avisé cuando ya estaba todo hecho. Se fue dando todo en cuestión de horas”, explicó el lateral. “Ellos (sus padres) me preguntaban porque estaba en redes sociales la posibilidad, pero todavía nadie de San Martín se había contactado. A pesar de que me mandaban capturas de fotos y alguna noticia, era decirle: ‘viejo, mira, no te ilusiones’. Cuando se dio todo fue al primero que llame”, aseguró.
A pesar de que Belgrano de Córdoba es dueño de su pase, primero Diarte debía abandonar una experiencia internacional y enriquecedora en Melgar de Perú.
Esos meses en Perú no solo le permitieron perfeccionar su juego en el equipo dirigido por el ex técnico del “santo” Pablo De Muner, sino que también le brindaron una perspectiva única sobre la competencia y la cultura futbolística en otro país.
“Con Pablo tengo una relación muy buena tanto personal como profesional también. Me demostró ser un excelente tipo y gran entrenador. Me siento identificado con su forma de trabajo y de gestionar el grupo. Perú fue mi primera experiencia fuera del país, sobre todo para mi familia. Mis nenas, pudieron estar en otro lado y ver otras costumbres”, celebró el ex Estudiantes de La Plata.
Su regreso a San Martín no fue una mera coincidencia, sino el resultado de un proceso que involucró tanto su deseo personal de volver a jugar para el club de sus amores como la necesidad del equipo de reforzar una posición crucial en el lateral izquierdo, con la salida de Nahuel Banegas.
En ese sentido, Diarte se reincorporó al equipo con una determinación palpable, sabiendo que su rol en la defensa es vital para las aspiraciones en la temporada.
“Con respecto a las anteriores veces que estuve en el club, este equipo tiene muchas cosas en común y una de ellas es querer que San Martín esté en Primera. Ese denominador estuvo en todos los planteles que integré y que tuvimos la posibilidad de pelear hasta el final. En este hay que redoblar los esfuerzos”, advierte Diarte, que se adentró en otros temas vinculados al conjunto de Bolívar y Pellegrini: el valor de tener tantos tucumanos en el plantel y la importancia de los socios en la vida activa del club.
“Sin desmerecer al resto de mis compañeros que son de otro lado, pero que haya muchos chicos de Tucumán e hinchas del club, te genera esa empatía y ese deseo de estar. Antes ellos eran más chicos y ahora están teniendo un protagonismo importante. Verlos en el presente que están, me pone muy feliz”, dijo Diarte, que automáticamente se puso en el lugar de referente.
Si bien no lleva la cinta, Diarte toma la posta y se alinea a la perfección con los valores que este puesto implica. Un referente en el fútbol es mucho más que un jugador destacado; es un líder que inspira tanto dentro como fuera del campo. Su importancia radica en su capacidad para guiar y motivar a sus compañeros, servir de ejemplo con su ética de trabajo y compromiso, y transmitir valores claves como la disciplina, la perseverancia y la pasión por el deporte.
Diarte entiende que estas clases de jugadores también actúan como un puente entre la hinchada y el equipo, por eso, dejó un mensaje. Similar al que había mencionado en su paso por el “pincha”.
“San Martín es un club muy social, la gente practica un montón de deportes en el predio. Obviamente que siempre uno aspira a más, a que el ‘santo’ siga creciendo en ese aspecto y a que la gente, también se identifique muchísimo más. Que tenga esa vida o rol social participativo”, anheló el defensor.
Mientras recibe unas bromas por parte de Matías “Caco” García y Juan Cuevas, Diarte cambia radicalmente de tema y menciona lo unido que se encuentra el grupo de Flores.
“Recién llevamos tres partidos, pero al ‘negro’ (García) lo conocí en Belgrano. Acá es otro equipo y con otros compañeros. Con estos cracks, siempre estoy esperando ser útil. Cuanto mejor estemos entre nosotros, mejor será el rendimiento dentro de la cancha. Siempre pregono que las cosas fluyan de esa forma. Hay un grupo humano increíble y todo eso está dando sus frutos”, afirmó Diarte, que dio detalles de lo que sucede en el vestuario. “Ahora tengo el parlante yo. Cuando nos toca de visitantes lo tenía ‘Pablito’ Hernández, que no le está tocando estar. Somos varios lo que ‘mechamos’ con el tema de la música, sobre todo, para que haya un buen ambiente”, anticipó.
El próximo desafío de San Martín será mantener la cima ante Estudiantes de Caseros, uno de los candidatos del torneo y para ese partido, Diarte espera contribuir de manera significativa. “Me imagino seguir, así como el equipo en general. Con más triunfos, que todo siga fluyendo y disfrutando de esto, que me hace muy feliz”, concluye el futbolista, que no oculta su fanatismo. “Siempre me hacía el momento para ir a la cancha como un hincha más. Siempre fue así, antes de que me dedique a esto”.
“Estoy feliz de la vida, lo vengo diciendo desde el momento en que llegue. Todo esto me encuentra en un momento muy lindo y la gente también me reconforta mucho. El hecho de haber llegado a ese número con esta camiseta es un orgullo muy grande”, le dijo Diarte a LA GACETA, con el pecho bien inflado de orgullo. El defensor fue la última carta que recibió Diego Flores en el mercado de pases.
Cuando todo indicaba que el conjunto de La Ciudadela se retiraba de las negociaciones, apareció el nombre de “Luquitas” sobre la mesa y los planetas se alinearon para un nuevo ciclo en el club. Eso sí, el anuncio oficial recién llegó unos días después de haberse cerrado la ventana de invierno.
“Hablé con el vicepresidente del club, que me llamó un día antes de que cierre el mercado de pases. Me comentó cuál era el proyecto futbolístico y le dije que sí, le dimos para adelante”, avisó Diarte, que brindó más detalles sobre la “operación retorno”. “Al otro día había terminado de entrenar en Melgar y me habían avisado que ya estaba todo cerrado. Se demoró el anuncio porque tenía que completar unos ciertos estudios que el club requiere”, agregó el tucumano con una enorme sonrisa.
No obstante, durante semanas, Diarte tuvo que lidiar con rumores sobre su regreso, pero cuando se concretó, tomó el teléfono con gran emoción y llamó a sus padres para compartir la buena noticia. La alegría de anunciarles que volvía a San Martín, el club que siempre “ha sido su hogar”, fue un momento especial y emocionante tanto para él como para su familia.
“Les avisé cuando ya estaba todo hecho. Se fue dando todo en cuestión de horas”, explicó el lateral. “Ellos (sus padres) me preguntaban porque estaba en redes sociales la posibilidad, pero todavía nadie de San Martín se había contactado. A pesar de que me mandaban capturas de fotos y alguna noticia, era decirle: ‘viejo, mira, no te ilusiones’. Cuando se dio todo fue al primero que llame”, aseguró.
A pesar de que Belgrano de Córdoba es dueño de su pase, primero Diarte debía abandonar una experiencia internacional y enriquecedora en Melgar de Perú.
Esos meses en Perú no solo le permitieron perfeccionar su juego en el equipo dirigido por el ex técnico del “santo” Pablo De Muner, sino que también le brindaron una perspectiva única sobre la competencia y la cultura futbolística en otro país.
“Con Pablo tengo una relación muy buena tanto personal como profesional también. Me demostró ser un excelente tipo y gran entrenador. Me siento identificado con su forma de trabajo y de gestionar el grupo. Perú fue mi primera experiencia fuera del país, sobre todo para mi familia. Mis nenas, pudieron estar en otro lado y ver otras costumbres”, celebró el ex Estudiantes de La Plata.
Su regreso a San Martín no fue una mera coincidencia, sino el resultado de un proceso que involucró tanto su deseo personal de volver a jugar para el club de sus amores como la necesidad del equipo de reforzar una posición crucial en el lateral izquierdo, con la salida de Nahuel Banegas.
En ese sentido, Diarte se reincorporó al equipo con una determinación palpable, sabiendo que su rol en la defensa es vital para las aspiraciones en la temporada.
“Con respecto a las anteriores veces que estuve en el club, este equipo tiene muchas cosas en común y una de ellas es querer que San Martín esté en Primera. Ese denominador estuvo en todos los planteles que integré y que tuvimos la posibilidad de pelear hasta el final. En este hay que redoblar los esfuerzos”, advierte Diarte, que se adentró en otros temas vinculados al conjunto de Bolívar y Pellegrini: el valor de tener tantos tucumanos en el plantel y la importancia de los socios en la vida activa del club.
“Sin desmerecer al resto de mis compañeros que son de otro lado, pero que haya muchos chicos de Tucumán e hinchas del club, te genera esa empatía y ese deseo de estar. Antes ellos eran más chicos y ahora están teniendo un protagonismo importante. Verlos en el presente que están, me pone muy feliz”, dijo Diarte, que automáticamente se puso en el lugar de referente.
Si bien no lleva la cinta, Diarte toma la posta y se alinea a la perfección con los valores que este puesto implica. Un referente en el fútbol es mucho más que un jugador destacado; es un líder que inspira tanto dentro como fuera del campo. Su importancia radica en su capacidad para guiar y motivar a sus compañeros, servir de ejemplo con su ética de trabajo y compromiso, y transmitir valores claves como la disciplina, la perseverancia y la pasión por el deporte.
Diarte entiende que estas clases de jugadores también actúan como un puente entre la hinchada y el equipo, por eso, dejó un mensaje. Similar al que había mencionado en su paso por el “pincha”.
“San Martín es un club muy social, la gente practica un montón de deportes en el predio. Obviamente que siempre uno aspira a más, a que el ‘santo’ siga creciendo en ese aspecto y a que la gente, también se identifique muchísimo más. Que tenga esa vida o rol social participativo”, anheló el defensor.
Mientras recibe unas bromas por parte de Matías “Caco” García y Juan Cuevas, Diarte cambia radicalmente de tema y menciona lo unido que se encuentra el grupo de Flores.
“Recién llevamos tres partidos, pero al ‘negro’ (García) lo conocí en Belgrano. Acá es otro equipo y con otros compañeros. Con estos cracks, siempre estoy esperando ser útil. Cuanto mejor estemos entre nosotros, mejor será el rendimiento dentro de la cancha. Siempre pregono que las cosas fluyan de esa forma. Hay un grupo humano increíble y todo eso está dando sus frutos”, afirmó Diarte, que dio detalles de lo que sucede en el vestuario. “Ahora tengo el parlante yo. Cuando nos toca de visitantes lo tenía ‘Pablito’ Hernández, que no le está tocando estar. Somos varios lo que ‘mechamos’ con el tema de la música, sobre todo, para que haya un buen ambiente”, anticipó.
El próximo desafío de San Martín será mantener la cima ante Estudiantes de Caseros, uno de los candidatos del torneo y para ese partido, Diarte espera contribuir de manera significativa. “Me imagino seguir, así como el equipo en general. Con más triunfos, que todo siga fluyendo y disfrutando de esto, que me hace muy feliz”, concluye el futbolista, que no oculta su fanatismo. “Siempre me hacía el momento para ir a la cancha como un hincha más. Siempre fue así, antes de que me dedique a esto”.