La Municipalidad de la capital realizó más de 500 actuaciones, que incluyeron la clausura de locales y la formulación de actas de comprobación por ruidos molestos en la ciudad. Según informó, en el marco de los controles, el sábado se llevó a cabo la clausura de un local gastronómico de entretenimiento ubicado en calle 24 de Septiembre, por emitir contaminación sonora, a partir de la denuncia de vecinos. La directora de Salud Ambiental detalló que un decibelímetro marcó 73 y recordó que el máximo permitido es de 60 decibeles.

“Nuestra misión es que el vecino tenga una relación armónica con la parte privada, que podamos vivir en convivencia de una manera ordenada y trabajando hacia la ciudad que queremos, cumpliendo con las ordenanzas sobre ruidos molestos”, destacó la funcionaria. “El ruido molesto es un contaminante y afecta nuestra salud de diferentes formas: estrés, insomnio, taquicardia”, añadió. Un informe de 2022 las Naciones Unidas sobre cómo el ruido ha ido aumentando en la vida en las ciudades da cuenta de que se producen “trastornos del sueño, molestias auditivas, problemas cardiovasculares y hasta deficiencias cognitivas en los niños”, y se advierte que son los jóvenes los más expuestos a las agresiones del sonido, porque tienen una vida social más activa, y los ancianos.

Según la OMS, un humano puede soportar -sin dañar su audición- hasta 65 decibeles (dB). En un día normal en el centro de San Miguel de Tucumán, se puede registrar (con equipo especializado) hasta 90 dB, según informó en 2022 la Dirección Municipal de Control Ambiental y Bromatología, a propósito del estudio de las Naciones Unidas. Los investigadores del Grupo de Hábitat Sustentable y Saludable, de la UNT lo confirmaron: “las mediciones acústicas indican que, en horario ‘pico’, el centro de San Miguel de Tucumán soporta sonidos de entre 90 y 100 dB; la ciudad es muy agresiva para el oído humano”.

Al mismo tiempo, la sociedad se ha ido acostumbrado al ruido: cada vez más sonidos invaden la vida urbana -como las sirenas constantes- y cada vez se escucha música más fuerte, de día y de noche. De esto último han dado cuenta dos cartas de lectores que reclamaron por fiestas en sus barrios. Una del 3 de julio por un comercio de Virgen de la Merced al 400 que pone música con altos decibeles por las noches y otra del 11 de junio por una fiesta de fin de semana de un colegio de General Paz y Jujuy.

Hay recomendaciones frente a la contaminación acústica: prever que haya homogeneidad en los criterios para aplicar las normas en ciudades y municipios, así como considerar a nivel edilicio si las disposiciones tecnológicas, correspondientes a cerramientos verticales y horizontales  cumplen o no su función. En el informe de la ONU se recomienda también tender al uso de vegetación urbana para mitigar el ruido.

Por supuesto que la concientización ciudadana sobre el ruido va de la mano de las acciones de las autoridades, tanto en la búsqueda de estrategias de amplio alcance como en el control y reducción de ruidos molestos, como es el caso de acudir con presteza ante las denuncias vecinales y obrar en consecuencia, ya sea con multas y clausuras, así como exigencia a que los locales que generan contaminación sonora adecuen sus estructuras para no afectar a sus vecinos.