Sergio Vázquez, un argentino radicado en Venezuela desde 2017, contó a LA GACETA cómo se vivieron los comicios en Mérida, ciudad donde reside: “Yo no voto en Venezuela. Viviendo de manera legal, ya tendría que tener mi residencia, pero solo tengo mi visa de transeúnte que me renovaron tres veces en siete años”, contó. “Recorrí dos centros de votación. Con mi novia armamos bidones de 40 litros con hielo y jugo, y fuimos a repartir en las escuelas”.

Vázquez dijo que, durante el día, vio mucha emoción: “En los grupos de Whatsapp contaban sus experiencias y cómo les tocó votar. En algunos centros empezaron tarde, tenían que abrir a las 6, pero empezaron a las 8 o 9 y había gente esperando desde las 23 del día anterior”.

Vázquez señaló que todo el proceso fue tranquilo, salvo en algunos centros de votación donde hubo largas filas. “Entrabas a la escuela y buscabas tu mesa, pero aquí las fuerzas armadas te retenían y ellos querían buscarlas. Hacía mucho calor y había filas largas. Tal vez pensaron que la gente se iba a ir, pero en Venezuela la gente se acostumbró a hacer filas para comprar papel higiénico, comida o cargar nafta. Entonces no importó y los venezolanos esperaron”, comentó el argentino.

En la ciudad de El Tigre, lugar donde Yanireth Rodriguez fue presidenta de mesa, la situación se volvió tensa al momento de cerrar los lugares de votación: “Hubo represión, metieron presos a muchas personas e incluso a periodistas. Los jóvenes no abandonaron los centros de votación para evitar el fraude, ese es el mayor temor que tuvimos todos. Por ejemplo, en la mesa 1, González obtuvo 270 votos y Nicolás Maduro 50”.