La cachaza es un producto sólido derivado del proceso fabril del azúcar y surge cuando se efectúa el proceso de purificación del jugo de la caña ingresada con la molienda. Sale como “torta” o lodo más bagacillo, cera, etcétera, que son las principales impurezas que trae el jugo. Es un residuo útil de la fabricación del azúcar y muy distinto al otro residuo o efluente como es la vinaza líquida. “La cachaza fue estudiada en todos los países azucareros; posee buen material orgánico y puede ser usada sin problemas como enmienda de los suelos cañeros o como complemento en la fertilización. Aspectos muy valorables”, dijo Franco Fogliata. Añadió que también suele ser usada mezclada con el agua de riego apenas sale del ingenio: “Solo en el riego por gravedad pues su contenido de bagacillo no permite que sea usada en riego por aspersión”. Posee, además, gran valor al ser aplicada al suelo en cuanto al ciclo del nitrógeno, para liberar los nitratos que serán absorbidos por la caña de azúcar -como principal nutriente de esta- y también mejora la población microbiana útil del suelo. “Es interesante conocer cómo evolucionan positivamente los nitratos que va liberando la cachaza incorporada a medida de que transcurren los días, pues ese proceso no es inmediato, sino que lleva un cierto tiempo, en la misma forma que ocurre con los fertilizantes nitrogenados. El proceso tiene un pico, y luego va declinando con el tiempo”, dijo.

Indicó que en su libro Agronomía de la Caña de Azúcar da datos analizados durante 200 días. “Indican que desde el inicio de la cachaza incorporada, los nitratos (NO3) subían de 9,16 partes por millón (ppm) a 62 ppm entre 28-30 días de aplicada, mientras el suelo sin cachaza tenía 13,40 ppm. Una notable diferencia. Al cabo de esos 200 días, la Materia Orgánica del suelo era de un 3,86% vs, un 1,63% del testigo”, contó. Agregó que con el nitrógeno total la diferencia era mayor, de un 0,152% vs, un 0,041%. “Por eso es útil su aplicación en aquellos suelos con bajo contenido de materia orgánica y en los momentos que se prepara el terreno para la renovación del cañaveral. Ahora que el área cañera se extendió hacia el este habrá que prestar mucha atención al tema”, advirtió Fogliata. Y explicó que se trata de suelos diferentes al área central y al piedemonte.

Dijo que la cachaza también ayuda a mejorar la relación C/N que una cosa clave en cuanto al aprovechamiento del nitrógeno por la caña de azúcar. “Y resultó útil agregarla en suelos salinos, posibilitando una buena nitrificación en estos. La composición química de la cachaza es variable, según cómo se encara en fábrica el proceso fabril. Nuestros trabajos eran con cachaza que surgía de la purificación del jugo con sulfitado y encalado. Los valores encontrados sobre base seca fueron Materia Orgánica 63,10%, nitrógeno total 1,20%, carbono orgánico 36,01% Fósforo 5%, calcio 4,2% y otros menores. Recordar que la cachaza sale con 70% de humedad. Al secarse, la cachaza tiene buen valor de combustión, de hasta 4.334 kg/cal/kg. “Un aspecto a considerar es el problema que ocasiona si se la vierte sin control en ríos o arroyos, pues exhibe altos valores de la Demanda Química de Oxígeno (DQO) y de la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO). Por ejemplo, arrojada a cauces naturales, la DQO llegó hasta 242.000 ppm y la DBO, hasta 71.600 ppm; valores muy elevados en comparación al agua normal con 50 ppm. En varios casos, incluso más que la vinaza.

Fogliata contó que en aquellos años se recomendaba entre 125 t y 180 t de cachaza húmeda por hectárea para mejorar suelos más pobres en materia orgánica. “Además de contribuir a mejorar la producción en toneladas de caña por hectárea, la cachaza también contribuye a mejorar la microflora útil del suelo, y también favorece a la fijación libre del nitrógeno”, indicó. El experto precisó que se obtiene una media de 37,8 kg por tonelada de caña molida. “De una zafra estimada en 19,4 millones de toneladas de caña resultan 737.020 toneladas de cachaza. Cifra interesante para aprovechar”, cerró.