“La chicharrita, vector de virus y de bacterias causantes, entre otros, del achaparramiento del maíz, tiene la capacidad de sobrevivir incluso si se exponer a -5° C durante 24 horas. Sin embargo, se alimenta y se reproduce en plantas de maíz, cultivo que no está disponible en el invierno”, explicó Fernando Ross, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Barrow, Buenos Aires.

“Todos creen que en la región pampeana y con los fríos que se vienen dando se bajaría mucho la densidad poblacional de Dalbulus maidis, y que las heladas podrán afectar a los adultos del insecto que se encontraban activos en los refugios invernales. Pero las probabilidades de que se elimine la chicharrita por las bajas temperaturas dependerá de la intensidad y de la duración de las heladas registradas en cada lugar”, precisó.

En la zona núcleo se dieron fuertes heladas que afectaron la densidad poblacional de este insecto, pero Dalbulus maidis tiene capacidad de adaptabilidad ante condiciones térmicas extremas y puede mantenerse viva en los rastrojos.

Estas afirmaciones, dadas por diferentes técnicos del INTA de Santa Fe y Córdoba, deben ser consideradas. Es por ello que recomiendan seguir de cerca los monitoreos para conocer la fluctuación poblacional de la plaga.