“Hay noches en las que alguno se quiebra, todos pasamos por lo mismo. No querés estar más aquí, querés volver a tu casa con tu familia”, le dijo a LA GACETA Nicolás Romero en 2021. Dos años después su óptica cambió completamente: “El otro día hablamos y me dijo que no se quiere ir de Atlético Tucumán. Él se debe al club porque nos abrió las puertas y le dio todo. Su sueño es clasificarse para una copa y por eso lo golpeó tanto el cierre del torneo”, fueron las palabras de Walter Romero, papá de Nicolás en diciembre del 2023.
Hoy, siete meses después de la declaración de Walter, “Nico” es el tercer capitán del plantel de primera de Atlético Tucumán. Y claro que no se duda de la veracidad de las palabras de Walter, pero en tiempos en los que el fútbol no se rige estrictamente por el amor, los billetes suelen hacer estragos y derrumbar cualquier ilusión que se tuvo de chico. Desde aquella declaración en Chumbicha pasaron dos mercados de pases y Nicolás sigue sumando minutos en la Primera del “decano” y pese a que no fueron los meses más alegres -deportivamente hablando- para el club, el presente le sonríe al defensor, que sigue haciendo felices a los hinchas.
Ayer cuando Luis Miguel Rodríguez fue reemplazado, el simoqueño señaló al catamarqueño y corrió hacia él para ponerle el brazalete de capitán en su brazo izquierdo. Eso, a pesar de que en la cancha estaban Joaquín Pereyra (fue capitán durante el comienzo del 2024 cuando Guillermo Acosta no era tenido en cuenta) y Marcelo Estigarribia, quienes también lucieron la cinta en algunos partidos; Matías de los Santos, si bien es nuevo, supo portar la capitanía de Vélez y también en el fútbol colombiano en algunos partidos. Sin embargo, el “7” eligió al de Chumbicha. “Fue emocionante, es algo muy lindo para mi familia que está en Catamarca, hoy (por ayer) por suerte pudo venir mi mamá, mi abuela y mis hermanos y vieron el partido en vivo, esto significó mucho para mí porque la vengo peleando desde abajo”, confesó el zaguero central una vez que finalizó el partido.
El playón de estacionamiento es el escenario de los sueños para la familia Romero. Mientras el defensor es abordado por varios periodistas, a cinco metros se ubican Teresa, Valeria, Samir y Hannah que observan la escena con ternura. “Es una alegría inmensa lo de mi ‘Nico’”, dice Valeria con los ojos brillosos, ella es la mamá del defensor que terminó luciendo la cinta de capitán en el triunfo de Atlético por 1-0 sobre Instituto.
Teresa (abuela) y Samir y Hannah (hermanos de Nicolás) observan aún, desde un poco más lejos y con timidez. Esperan sin prisa, aunque probablemente tengan ganas de abrazarlo en ese momento. Son pacientes, claro, entienden a la perfección que es el momento del futbolista y que luego habrá tiempo para ellos. “Nos vamos a quedar toda la semana hasta el próximo partido que jueguen aquí, no nos deja irnos, ya nos dijo ‘yo me voy a Buenos Aires y ustedes me esperan aquí’”, dice la mamá con alegría.
Es que la agenda de los futbolistas es complicada. El “decano” volvió a los entrenamientos hoy, también trabajaran mañana desde las 10 y el domingo ya deben viajar a Buenos Aires, donde el lunes enfrentarán a Barracas Central, por la octava fecha de la Liga Profesional. Mientras tanto la familia de Romero aguardará en Tucumán a que el defensor regrese el martes. “Ojalá sea con otra victoria, para nosotros todo lo que vive él es motivo de orgullo”, explica “Vale” que desde hace nueve años tiene a su hijo viviendo en Tucumán a poco más de tres horas de su Chumbicha natal; pero disimula esa distancia como puede, todo sea por los sueños de Nicolás.
A pocos metros, Nicolás sigue con los flashes y declarando como un verdadero capitán: “Salí de las inferiores de este club que me dio todo y por eso siempre voy a estar agradecido con Atlético. Confiamos mucho en los compañeros, por eso me acerqué a “Tomi” (Durso) y le dije que lo iba a atajar. Necesitábamos ganar para regalarle un triunfo a la gente; vamos a ir paso a paso, queremos prendernos arriba”, detalló.
Recibir la cinta de parte de uno de sus ídolos fue algo así como un sueño para el chumbichano. “Para mí que soy chico es una felicidad estar con ellos, al ‘Pulga’ lo veía jugar cuando yo estaba en inferiores, ahora estoy jugando a su lado, y agradecido porque son grandes jugadores y grandes personas, lo mismo pasa con “Bebe” (Acosta) con quien estoy compartiendo desde hace varios años el vestuario, ellos me hablan mucho, me aconsejan”, relató con toda su familia en primera fila de ese escenario improvisado.
Pese al vertiginoso ascenso en la carrera de Romero, que suele afrontar los partidos con temple de veterano, él se siente un juvenil y no se olvida de sus pares. “Agustín (Lagos) era importante para nosotros, pero Moisés (Brandán) es un jugadorazo y se merece este momento más que nadie, la viene peleando desde abajo, y lo quiero como un hermano porque vivimos las buenas y las malas juntos en Reserva”, le tiró flores al jujeño que jugó su segundo partido consecutivo como titular en la era Sava y fue una de las figuras en el triunfo.
Romero es un ejemplo a seguir para muchos chicos que sueñan con debutar en Primera; para los que viven en la pensión y observan como el chumbichano demuestra que los sueños sí se cumplen, pero sobre todo el ejemplo está en la calidez humana y la humildad con la que el defensor afronta estos años de su carrera. Romero demuestra que con perfil bajo y timidez también se cumplen los objetivos, "paso a paso" como él mismo lo dice: "tenemos que ir de a poco, queremos pelear arriba, sabemos que tenemos material para mucho más", cerró la charla el zaguero, llegó el momento de disfrutar de la familia que siempre espera.