En su rol de banda de crucero, Tucson pone música a la navegación por los mares del mundo. Los integrantes de la party band tucumana, Franco Linares (líder y baterista de 26 años); Eugenia Ahumada (cantante de 23 años); Juan Mora, (tecladista de 29 años); José Navarro, (guitarrista de 31 años) y Tomás Figueroa (bajista de 25 años), charlaron con LA GACETA para contar su historia y aconsejar a los jóvenes tucumanos que sueñan con vivir de la música. La conversación ocurrió mientras el barco recorría las aguas de Alaska.

Los músicos se embarcaron por primera vez durante tres meses y medio en un crucero de la línea Carnival con destino al Caribe en julio de 2023, y actualmente se encuentran en su tercera navegación por las costas de Estados Unidos. Su trabajo consiste en dar cuatro shows en directo al día: arman y desarman su escenario, y tocan y cantan durante un poco más de cuatro horas diarias. “Todos los shows son de música distinta y variada como rock, pop, disco, country, jazz, música latina y más”, cuenta Eugenia, quien destaca la importancia de poseer un gran repertorio de canciones. La banda trabaja siete días seguidos y descansa uno.

Los beneficios de trabajar en un crucero

LA SEGURIDAD PRIMERO. Franco y Eugenia en las capacitaciones del barco./Foto: Eugenia Mada

Los músicos expresaron que lo que más les gustaba del trabajo que hacían era la oportunidad de crecimiento personal y profesional, así como la experiencia de conocer y compartir con gente de todo el mundo. Ellos ya acumulan desembarcos en 19 países.

El tecladista Juan dejó en claro que no es un empleo relajado. “Acá tocamos durante horas todos los días. Es exigente, pero se siente el progreso”, dijo. Y entre risas añadió: “otras de mis cosas favoritas son la comida y el gimnasio gratis… sí, también hay helado gratis".

Eugenia subrayó que cantar en un escenario frente a un público internacional "se sentía increíble": “me emociono y soy feliz". Su parte predilecta es el intercambio cultural con espectadores que cambian cada semana. Esa rotación conlleva la oportunidad de escuchar historias de todo el mundo.

La interacción con personas tan diversas es muy enriquecedora. Juan lo explica de este modo: "el contacto con tanta gente me dio esta sensación de que el mundo es realmente grande”.

Los contras de esta vida viajera

LEJOS DE CASA. Los músicos comparten la dificultad emocional de estar lejos de Argentina./Foto: Juan Mora

Las ventajas son muchas y grandes, entre ellas un salario en dólares que no se podría ganar haciendo el mismo trabajo en la tierra firme tucumana y gastos de vida cubiertos. Pero trabajar en un crucero también presenta retos, en especial afectivos. La parte más difícil es la sensación de perderse de momentos importantes con los seres queridos. La vida en un barco, con su rutina inquebrantable, provoca una desconexión grande con los amigos y la familia. Aunque hay formas de comunicarse, la distancia pesa. Sobre todo es duro durante las fechas importantes.

Franco también destaca que estar en el mismo lugar todos los días puede ser abrumador. “En el barco, uno se despierta, come, trabaja, se ejercita y duerme en el mismo lugar, sin un cambio de escenario”, observó. Esta falta de separación entre trabajo y vida personal puede ser agotadora, y requiere de autodisciplina.

Eugenia enfrenta desafíos específicos porque debe cantar varias horas al día. Para mantener su salud vocal, sigue una rutina estricta de cuidado que incluye el apoyo de un profesor de canto, de un médico y de un especialista en fonoaudiología. Además, la alimentación, el ejercicio físico y la rutina diaria son cruciales para evitar lesiones, y mantener la voz en óptimas condiciones.

La cantante puso énfasis en la importancia de hacer nuevos amigos a bordo, quienes pueden dar confort y compañía en los momentos difíciles. Esta red deviene una especie de familia.

La trayectoria que los llevó a esta oportunidad

SHOW A BORDO. Este es el escenario de la banda./Foto: Juan Mora

Los integrantes de esta banda tucumana recorrieron un camino sorprendente, repleto de preparación y de experiencias musicales. Estaban curtidos cuando se pusieron en contacto con la compañía de cruceros que, tras cierta insistencia, terminó contratándolos.

Franco Linares comenzó a tocar y estudiar la batería desde muy pequeño. Su pasión por la música lo llevó a recibirse de técnico en sonorización en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Durante un tiempo, además, estudió en la Escuela de Música Contemporánea, en Buenos Aires. Franco ha sido parte de numerosos proyectos musicales, entre ellos la banda SAQ, donde componían sus propias canciones de rock. Además, formó parte de Yesterday, al igual que Juan Mora.

El tecladista también tocó para muchas bandas y artistas. La filosofía de Juan Mora de no rechazar nunca una oferta de trabajo musical le enseñó todo lo que sabe. En el diálogo, agradeció mucho a sus profesores del Instituto Superior de Música de la Universidad Nacional de Tucumán (ISMUNT), donde estudió la carrera de piano durante algunos años.

Tomás Figueroa comenzó a tocar el bajo desde muy pequeño y pronto se unió a bandas con sus amigos. Estudió un año la carrera de composición en Córdoba, pero tuvo que regresar a Tucumán debido a la pandemia. Trabajó en proyectos locales populares, como El Chango y Las Flores.

José Navarro también tuvo su paso por el ISMUNT y, luego, continuó los estudios en la Facultad de Música de Rosario (Santa Fe). Integró muchas bandas y creó su propio proyecto llamado "Llueve en Marte", con el que lanzó varios discos.

Eugenia Ahumada tiene una historia diferente, pero igualmente inspiradora. Ella comenzó a los 17 años con clases de canto como hobby. A los 20, decidió dedicarse profesionalmente a la música luego de un paso por la Facultad de Economía.

Consejos para los músicos tucumanos

LLEGARON A ITALIA. La banda posando en el Vaticano./Foto: Eugenia Mada

Aquellos músicos tucumanos que sueñan con llevar su talento al escenario internacional deben saber que, según los miembros de Tucson, hay varios factores clave que pueden marcar la diferencia.

1) La importancia del inglés

El dominio del inglés se destaca como una habilidad fundamental. En un entorno multicultural como el de un crucero, donde la comunicación es esencial para el buen funcionamiento del equipo y la interacción con los pasajeros, el inglés se convierte en una herramienta imprescindible. Los chicos enfatizaron: "el inglés acá es innegociable, no sólo porque hace posible la comunicación en un entorno multilingüe, sino porque el 99.9% de nuestro público proviene de los Estados Unidos y ellos son los que pagan las cuentas".

2) El estudio y la presencia escénica

"Hay que estudiar, no queda otra. Estudiá para que tus dedos puedan hacer lo que quieras, y para que tu mente entienda lo que estás queriendo hacer", aconsejó el tecladista Juan. También hizo hincapié en la importancia del trato con la gente: "hay que ser un músico agradable, hay que ser empático y hay que ser ‘piola’. No hay que creérsela, no hay que pensar que un género es bueno y otro género es malo, no hay que ser elitista. La gente te tiene que elegir por quien sos, no sólo por lo que podés hacer".

3) Perseverancia

La perseverancia y la educación continua son esenciales para avanzar en una carrera musical. Franco Linares recomendó a las nuevas generaciones de músicos que no se desanimen: "nunca pierdan los objetivos; vean videos y busquen gente que haya ido a trabajar en cruceros". La persistencia y la dedicación son cruciales, incluso cuando el camino parezca difícil y sin salida. "Hay que seguir y ser persistente. De este modo, las cosas se van a dar", aseguró.

4) Confianza y proactividad

Eugenia Mada dijo que era importante confiar en uno mismo así como la proactividad. Y aconsejó no esperar a que todo sea perfecto: "animate y creé en tu propia intuición. Trabajá día a día para estar más cerca de crear eso que tanto soñás. Salí y buscá oportunidades, y, si no las encontrás, fabricalas".

La historia de estos cinco músicos tucumanos, que han logrado viajar por el mundo con su banda, es un testimonio de que no hay límites para desarrollar una pasión. Los integrantes de Tucson lo saben porque, musicalizando la vida del barco y en contacto con espectadores de tantos puertos tan distintos, aprendieron cuán infinito puede llegar a ser el planeta.

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