Luis Orione, popularmente conocido como Don Orione, fue un sacerdote que nació en Italia pero se destacó  por su labor social en Argentina. Santificado por el Papa Juan Pablo II en mayo de 2004, también es recordado por sus profecías para nuestro país. Algunas ya se cumplieron. 

Don Luis Orione dedicó su vida entera a amar y servir al Señor en los más humildes, en los más pobres y desposeídos. "Sólo la caridad salvará al mundo" fue la convicción quelo llevó a fundar la Pequeña Obra de la Divina Providencia (1903), congregación que se extendió en su Italia natal y en tierras de misión, entre ellas Argentina.

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El religioso visitó por primera vez nuestro país entre 1921 y 1922, oportunidad en la que funda la comunidad orionita de Victoria (Buenos Aires). En 1934 regresó a la Argentina y durante tres años desarrolla una incansable tarea apostólica, pastoral y social. En 1935 funda el Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole y la sociedad ya reconoce en él al "Apóstol de la caridad".

Don Oriones: sus diez profecías sobre el futuro de Argentina

San Orione dio a conocer sus predicciones para Argentina en 1937. Ese año anticipó la quema de iglesias ubicadas en el casco histórico de Buenos Aires, que ocurrió en 1955 en supuesta represalia por el bombardeo en Plaza de Mayo. Este hecho le costó la excomunión a Juan Domingo Perón.

Además, predijo que "el dictador no iba a morir en la revolución". El antiperonismo de la época de la Revolución Libertadora atribuyó ese vaticinio a los sucesos de 1955 y "el dictador" sería el Pocho Perón.

Don Orione vaticinó que "el golpe de estado no iba a solucionar los problemas del país" y que los sucesores del golpe de Estado serían "gobiernos anodinos". Estas dos predicciones podrían considerarse cumplidas: Ni el golpe militar solucionó nada y los gobiernos democráticos fueron anodinos.

La quinta, la sexta y la séptima se reflotaron en la época del Cordobazo. Son las que adelantaron que "Córdoba se iba a convertir en un hervidero", que "el caudillo (lo dijo por Perón) iba a regresar al país" y agregó que "ríos de sangre iban a correr en Argentina".

Las últimas predicciones son difíciles de explicar tanto para sus seguidores como para sus detractores, porque aún no se han cumplido. La octava, por ejemplo, anuncia que "un presidente será colgado en la Plaza de Mayo".

Don Orione vaticinó que "la bandera no flameará por dos días en la Casa Rosada" y que, finalmente, "se encontrará la paz y la tranquilidad cuando un hombre del norte, católico, gobierne por muchos años".