Hoy, como cada 22 de julio, se conmemora el Día Mundial del Cerebro, una fecha que busca generar una tomar conciencia y divulgar conocimiento acerca de los trastornos neurológicos que afectan a las personas de todo el mundo.

La Federación Mundial de Neurología afirma que esas afecciones aún son la causa de años de vida con discapacidad, y afectan la salud mundial a través de patologías como: accidentes cerebrovasculares (ACV), migrañas, enfermedades como alzheimer, meningitis y epilepsia.

La importancia de la escritura a mano para nuestro cerebro: ¿qué rol juega en la formación de los recuerdos según la ciencia?

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente cientos de millones de personas en todo el mundo sufren de trastornos neurológicos. Alrededor de seis millones mueren cada año por accidentes cerebrovasculares, más de 50 millones tienen epilepsia y 50 millones padecen demencia. Además, el Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos.

¿Qué significa tener el cerebro sano?

Muchos de los problemas de salud asociados a estas enfermedades son silenciosos y por eso se deben promover los cuidados preventivos del cerebro en la población, generando conciencia sobre enfermedades que a veces pasan desapercibidas.

Se considera que una persona tiene un cerebro sano cuando es capaz de prestar atención, recibir y reconocer la información que le llega del exterior a través de los cinco sentidos, tener la capacidad para aprender cosas nuevas y recordar eventos pasados. 

También son rasgos característicos de un cerebro en buen estado poder comunicarse, resolver problemas y tomar decisiones, así como tener motricidad y ser capaz de controlar y regular las emociones.

Día Mundial del Cerebro: cómo mantenerlo activo y prevenir su envejecimiento

- Controlar la presión arterial: la presión arterial debe mantenerse por debajo de 120/80 mm. Uno de los pilares fundamentales para prevenir la hipertensión es moderar el consumo de sal y alcohol, hacer ejercicio de manera regular, reducir el estrés y dejar de fumar. También es importante beber la cantidad adecuada de agua.

- Mantener estables los niveles de colesterol: para lograrlo, se recomienda reducir el consumo de alimentos de origen animal, prescindir de la comida “chatarra”, apostar por los frutos secos, los granos enteros, las frutas y los vegetales, así como también por el pescado y el aceite de oliva.

- Mantener estable la glucemia: la dieta y el ejercicio son dos factores fundamentales para mantener estable la glucosa en sangre. Una dieta equilibrada, con aumento de la fibra ingerida, buena hidratación, consumo adecuado de proteínas, contribuirán en este sentido.

- Hacer actividad física: mantener una actividad física acorde a la edad y al estado físico no sólo contribuye al bienestar de todo el organismo, sino que también ayuda al cerebro a “ejercitarse” en capacidad para resolver conflictos, planificar, realizar tareas simultáneas, interactuar perceptivamente con el medioambiente, manteniendo al mismo en mejor forma.

- Consumir una dieta saludable: la alimentación influye en numerosos aspectos de la salud. La clave para llevar una dieta sana es que sea variada e incluya alimentos de los distintos grupos de la pirámide nutricional. También debe ser equilibrada- comer cantidades moderadas y seguir un horario regular de comidas- e incluir al menos cinco comidas diarias.

- Evitar el tabaco: el humo del tabaco no sólo daña los pulmones y el corazón, también afecta al cerebro. Las personas fumadoras de larga data sufren un adelgazamiento progresivo de la corteza cerebral, lo cual provoca envejecimiento y disminución de la inteligencia.

- Seguir aprendiendo y desafiar al cerebro: continuar la educación puede ayudar a reducir el riesgo de declive cerebral y demencia. Asimismo, también es importante hacer actividades que nos obliguen a pensar, ya sea armar un rompecabezas, crear construir algo para la casa o jugar a algún juego de mesa.

- Mantenerse sociable: se ha mostrado que las personas que tienen una vida social activa también tienen cerebros más activos y sanos. En un contexto de aislamiento se recomienda mantener el contacto con nuestros afectos a través de videollamadas, redes sociales y otras tecnologías de la comunicación.